La despedí en el aeropuerto, y enseguida tuve algunas chicas mirándome salir del aeropuerto.
Suspiré aliviado… como seña de descanso. Me sentía tan relajado que tenía que hacer algo para no dormirme…« pásame el número de ____ » -Textee casi inconsciente a Louise.
Al instante respondió con muchas emoticones coquetos y el número. Bien. Sí. Me merecía esa burla. La verdad no sé qué pensaba hacer.
“¿Vamos a comer?” –Mandé.
Dudé en si era la forma correcta. No respondía. Debía hacer algo. escribí miles de borradores para decirle de nuevo…
“¿Quieres ir a comer hoy?” “Hola, ¿Cómo estás? Soy Harry. ¿Aceptas ir conmigo a cenar?” “Vamos a comer. Harryx”… entre borrar y escribir… recibí su respuesta.
“Aceptaría tu oferta siempre y cuando me digas quién eres. :)” –Respondió.
No entendía a mis dedos… pero solo me dejé llevar.
“Perdona, soy Harry. Em, ¿Quieres ir a almorzar conmigo? Estoy libre y necesito buena compañía” –Mandé.
Deseaba no haberme visto tan morboso.
“Me desocupo después de las cinco de la tarde. ¿Crees que es muy tarde?” –Respondió.
Me desesperé un poco, por lo que decidí llamarle por teléfono.
-¿Hola? –Respondió.
-Hola, ____, Soy Harry.
-Sí, hola. –Sentí que sonreía detrás de la bocina.
-¿Cómo estás? ¿Todo está bien?
-Bien, ¿y tú? ¡Todo está perfecto!
-Bien. También. Eh… bueno…
-¿Qué sucede?
-Quiero… vernos. Quiero decir, te invito a salir a comer algo. ¿Está bien? ¿Puedes?Aparenté tanto que fue como el nerviosismo el dueño de mi boca.
Aceptó salir conmigo después de su trabajo. Yo estaría más de seis horas buscando qué hacer. Pronto comencé a platicar con ella vía internet, ella revisaba algunos atuendos en la oficina que estaba junto con otra modista, cerca del hotel donde se hospedaba.
“¿Quieres venir?:)” –preguntó.
Al instante respondí: “¿Puedo?”
“Por supuesto, serías un excelente conejillo de indias”
Accedí. Me mandó su ubicación y tomé el coche.
(…)
Era un edificio enorme hacia los lados, corto hacia arriba. Debajo tenía un restaurante-Café. Muy casual y poco habitado. Pero olía delicioso. Entré por la parte del edificio interno, subiendo hasta el piso siete, donde ella estaba. Las paredes eran color verde manzana con franjas blancas. Cada piso parecía tener una temática diferente. El piso siete tenía paredes blancas con franjas plateadas. La secretaria me había traído hasta la puerta. Fue algo indiferente, pero ignoré debido a que no me afectó. Pasé a la habitación donde ___ estaba. Estaba sentada midiendo las mangas de una camiseta de cuadros roja. Me miró y sonrió. Poniéndose después de pie para besar mi mejilla. La otra chica que estaba frente a ella, era de piel muy muy, muy morena. Me recordó a Caroline Watson. “Talisha” se llama.-Siéntate. –Ofreció Talisha.
Era tan delgada que parecía una modelo. Sus ojos eran muy redondos y su nariz muy delgada. Dientes muy derechos y blancos… y labios sin ningún color.
___ traía un overol azul. Muy casual y largo con unos converse. Talisha un vestido negro con destellitos en las puntas.-¿Podrías pararte aquí? –Me pidió Talisha.
-Claro. –Me levanté, colocándome donde me pidió.
-Levanta los brazos.Lo hice. Pasó por mi cintura una cinta métrica y después pasó por mis bíceps esa misma cinta.
-Le quedará la camiseta.
-Lo sabía. Te lo dije.Hablaron entre ellas, como si no estuviese ahí.
Me senté de nuevo, ___ se metió a una habitación donde había muchísimas telas, que parecía ser muy profundo, ya que ya no se escuchaban sus pasos. Me percaté de que estaba en una habitación muy rara. No era como minimalista, pero tenía un toque muy serio.-¿Y tienes novia? –Talisha rompió el hielo… rompiendo mis pensamientos igual.
-No. –Sonreí.
-Creí que si tenías… lo escuché mencionar.
-¿Por quién?Simplemente levantó sus cejas, insinuando que mirara a la chica dentro de la habitación. Solté una risita, seguro le dijo que era Annabelle. Pero no éramos novios… o eso creía yo.
Platicamos más tiempo sobre mis relaciones… era extraño porque confié en ella. Pronto ___ salió de la habitación con la camiseta en mano y su bolso.-vamos a comer Harry. –Sonrió.
Me puse de pie y la seguí al primer piso.
-¿Te molesta si comemos aquí? –Preguntó mientras se sentaba en una de esas mesas.
-No, -Sonreí- podemos almorzar algo pequeño… e ir a cenar… ya sabes.
-¿Me invitas a cenar también? –Levantó sus ojos, sorprendida. Antes de que le respondiera me dio la camiseta de cuadritos, pidiendo que me la pusiera unos minutos…
-¿Te molesta si vamos a cenar? –Sonreí.