-Claro.
Sus ojos estaban atemorizados. Estaba posiblemente metiéndola en muchísimos problemas. Pero, eso debí pensarlo antes de cerrarme mentalmente a un sinfín de consecuencias.
Después de una hora y media de tráfico, una hora de retraso y media hora de plática sobre mí en el automóvil, al fin; llegamos al aeropuerto.
Ella no había cedido a hablar de ella, por algún motivo irreconocible. Compré otro boleto para un vuelo más tarde, llegaría de madrugada a mi casa y supuse que haría un poco de viento a esa hora. ____ Esperaba mirando un puesto de revistas, donde la tomé por sorpresa leyendo la nota sobre mí y Anna.
Me sonrió, cerrando de golpe la revista y dejándola de nuevo en el puesto.-¿Compraste ya?
-Sí. Gracias por traerme.
-No hay problema. ¿A qué hora sale tu vuelo?
-En tres horas. –Suspiré.
-Es mucho tiempo. –Miró su reloj.
-Sí, lo sé. Pero… si quieres puedes irte. No es necesario que me esperes.
-No, está bien. Al menos una hora y media… ¿Qué te parece?Estaba sorprendido porque ella suele estar activa, jamás la había visto con tanta tranquilidad conmigo… tal vez se trataba de que ambos estábamos solos en un aeropuerto de casi madrugada.
Noté que se estaba durmiendo mientras hablábamos. Y no sentía que fuese por mis palabras… sino porque ya pasaban de las tres de la mañana.-Si quieres… ve a dormir. –Sugerí.
-Está bien, puedo quedarme más tiempo.
-¿Estás segura? Porque… bueno, manejarás bastante de regreso.
-Lo sé.Suspiró ruidosamente. Se acomodó en su asiento y revisó esta vez la hora en su teléfono.
-___, estás durmiéndote.
-No, no… -Soltó una débil risa.
-Claro que sí…
-Bueno, sí, un poco.Estaría increíble que me dijera por qué no se va…
-¿Por qué no… te vas? –Dudé en preguntar.
-¿Quieres que me vaya?
-No, solo… no quiero que estés obligada a estar aquí.
-Es cómodo estar aquí. –Levantó sus hombros indiferentes.
-Bien, supongo. –sonreí.En treinta minutos debía estar ya en mi avión. Por lo que decidí irme de una vez.
Me puse de pie y ella copió mi acto. Era hora…-Muchísimas gracias por esperarme.
-No hay que agradecer. –Sonreía.Pronto su sonrisa se disolvió, haciéndome sentir y pensar que estaba extrañándome o tendría nostalgia de verme partir.
-¿Regresarás? –Dudó en decir.
-Probablemente.Asintió sonriendo.
-Es más, puedo visitarte personalmente.
Abrió de par en par sus ojos. Me caía demasiado bien como para no considerar visitarla un día de estos.
-¿Cómo crees? No, cuando vengas y estés con Annabelle nos veremos.
-¿Dónde vives? –pregunté directo, sin necesidad de irme a más.
-Hallandale Florida.
-Perfecto… iré. –Sonreí más.No sabía si era correcto abrazarla. Simplemente quería hacerlo y me reconfortaría muchísimo sentir un abrazo de alguien en ese instante. Extendí mis brazos y ella titubeó en abrazarme. Al instante entendí que ella estaba haciendo lo posible para no estar conmigo… lo entendí bastante bien.
Su rostro se tornó triste, ojalá fuese miedo de irse sola. Pero yo creí y asumí que estaba afligida.-Espero verte pronto. –Le avisé.
Ella solo volteó hacia los lados, cruzó sus brazos y me vio alejarme poco a poco. Mi corazón estaba esperando que me dijese que me extrañaría… por así decirlo y por así entenderlo.
El ala del avión se veía preciosa con las luces de la ciudad de los Ángeles. Había sido un vuelo rápido y me había aturdido un poco. Bajé y me coloqué un gorro para cubrirme del frío… solo quería llegar a casa a dormir.
(…)“Supe que te llevo ____. No estoy molesta, si eso crees. Solo que hubiera sido agradable que me avisaras” –Mandó Annabelle.
Estaba comenzando a sentir que quería controlarme… y no podía pasar por desapercibidos los comentarios de Louise respecto a Anna.
“Lo lamento, sé que es tu coche… no pasará de nuevo.” –Ironicé. Ignorando el hecho de que el coche no era lo que más le molestaba.