Capitulo 2

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La misma chica que nos atendió desde un principio me estaba preguntando si tenía hambre. Y bueno, claro que tenía hambre. 

-He… -Balbucee. 

Miré frente a mí y me encontré de nuevo a esta chica sentada tapando su rostro, muy tranquila… y… dormida. 

-Sí. Ah… ¿Fruta? Algo ligero estaría bien. 
-Bien. –Sonrió.

Estuvo a punto de irse cuando le detuve. Miré a la chica dormida o meditando y pensé en que posiblemente ella también tendría hambre.

-¿Ella comerá? –Pregunté.
-No sé, está… dormida. No quise despertarla. ¿Le pregunto? 
-No, pero ¿Podrías traerle algo? –Pedí- no sé, si quieres de lo mismo que me traerás a mí. –Sonreí- por favor.
-Claro. –Me sonrió de vuelta.

Ahora que ya la había analizado ya no podría percatarse de mí. Paul no llegaba, vi el reloj y llevábamos una hora. Louise se asomó a la puerta y susurró.

-Harry, tardaré un poco. ¿Quieres entrar? 
-No, estoy bien. 
-¿Y Lux?
-Con Paul. 
-Bien, si quieres puedes… irte a caminar o algo.
-No te preocupes, te espero aquí. –puntualicé. 

Entró de nuevo, dejándome en el silencio del respirar de esta chica.

« ____ » Recordé después de minutos su nombre.

Minutos después llegó la recepcionista con dos grandes platillos de frutas picadas. Me levanté enseguida a ayudarle con ambos. Ella me agradeció, pero yo tuve que agradecerle a ella. 
Nos dejó en la habitación, y comencé a observar las frutas que había traído. Desde sandía, uvas y kiwi hasta plátano, melón y frutos secos. 
Quería preguntarle si quería algo de almorzar, pero me daba tentación simplemente. No quería que se molestase o incomodase de que la haya visto dormir. No sabía exactamente qué hacer.

Escuché que caminaban hacia la puerta, los zapatos altos de alguien estaban resonando perfectamente en el suelo. 

-___ está afuera, ahora le pregunto. –Escuché. 

Ella se llamaba así. ¿Y si la encontraban dormida y la despedían? 

-Oye, disculpa. –me acerqué a ella, moviéndole una de las rodillas. Rápidamente cambié la mano a su hombro por si me estaba acercando a su privacidad. 
-¿He? –Preguntó sobresaltada.
-Vienen a buscarte… y no… -Balbuceaba. 

La vi a los ojos y me percaté del color brilloso que ellos radiaban. 

-Gracias… -Se enderezó en el sofá. 
-Pedí fruta… no sabía si… querías. –Solté.

Estaba siendo demasiado tímido. No sabía quién era ella y cómo era.

-Gracias. –Correspondió de nuevo.

Miró el platillo de frutas y tomó una fresa. 

-Moría de hambre, gracias. –Escuché cuando mi mirada se había perdido en su mano con la fruta. La miré al instante.
-De nada. –Sonreí. 

Abrieron la puerta y la llamaron, ella solo se colocó de pie y entregó unas hojas. Explicó a la supervisora –posiblemente- y a Louise sobre lo que ella hacía. Alcancé a percatarme de que ella era algo como Louise, modista, maquillista o algo así. Intentaba distraerme y no ser más entrometido, pero justo saqué mi teléfono y ella volvió a sentarse. 

-¿Eres modista? –Pregunté al instante. 

Ella abrió sus ojos de par en par, siendo emboscada por mi pregunta rotunda. 

-Estudié moda, soy… como un estuche de monerías. –Sonrió- 
-¿Maquillas? 
-Solo a mujeres. –No podía preguntarle algo más debido a que masticaba un plátano- no digo que a hombres no, pero me especializo en mujeres. Solo que no maquillo, me dedico a combinar la ropa de personalidades importantes. 

Levanté mis cejas sorprendido. Era interesante por alguna razón, creo por el hecho de que se veía bastante joven. 

-¿Qué edad tienes? 
-Veinte. –Sonrió- 

Su poco interés en mí me hizo convertir esta conversación en una entrevista.

-¿Vives aquí?

Miró hacia su teléfono antes de responderme.

-Lo lamento. –Me miró avergonzada y se levantó para contestar.

Miré hacia el suelo y encontré que se le había caído una hoja blanca. Ella hablaba fuera, pero la veía por las ventanillas transparentes. Me acerqué y tomé la hojita que venía doblada en varias partes…

You can't fight the feeling. H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora