La misma chica que nos atendió desde un principio me estaba preguntando si tenía hambre. Y bueno, claro que tenía hambre.
-He… -Balbucee.
Miré frente a mí y me encontré de nuevo a esta chica sentada tapando su rostro, muy tranquila… y… dormida.
-Sí. Ah… ¿Fruta? Algo ligero estaría bien.
-Bien. –Sonrió.Estuvo a punto de irse cuando le detuve. Miré a la chica dormida o meditando y pensé en que posiblemente ella también tendría hambre.
-¿Ella comerá? –Pregunté.
-No sé, está… dormida. No quise despertarla. ¿Le pregunto?
-No, pero ¿Podrías traerle algo? –Pedí- no sé, si quieres de lo mismo que me traerás a mí. –Sonreí- por favor.
-Claro. –Me sonrió de vuelta.Ahora que ya la había analizado ya no podría percatarse de mí. Paul no llegaba, vi el reloj y llevábamos una hora. Louise se asomó a la puerta y susurró.
-Harry, tardaré un poco. ¿Quieres entrar?
-No, estoy bien.
-¿Y Lux?
-Con Paul.
-Bien, si quieres puedes… irte a caminar o algo.
-No te preocupes, te espero aquí. –puntualicé.Entró de nuevo, dejándome en el silencio del respirar de esta chica.
« ____ » Recordé después de minutos su nombre.
Minutos después llegó la recepcionista con dos grandes platillos de frutas picadas. Me levanté enseguida a ayudarle con ambos. Ella me agradeció, pero yo tuve que agradecerle a ella.
Nos dejó en la habitación, y comencé a observar las frutas que había traído. Desde sandía, uvas y kiwi hasta plátano, melón y frutos secos.
Quería preguntarle si quería algo de almorzar, pero me daba tentación simplemente. No quería que se molestase o incomodase de que la haya visto dormir. No sabía exactamente qué hacer.Escuché que caminaban hacia la puerta, los zapatos altos de alguien estaban resonando perfectamente en el suelo.
-___ está afuera, ahora le pregunto. –Escuché.
Ella se llamaba así. ¿Y si la encontraban dormida y la despedían?
-Oye, disculpa. –me acerqué a ella, moviéndole una de las rodillas. Rápidamente cambié la mano a su hombro por si me estaba acercando a su privacidad.
-¿He? –Preguntó sobresaltada.
-Vienen a buscarte… y no… -Balbuceaba.La vi a los ojos y me percaté del color brilloso que ellos radiaban.
-Gracias… -Se enderezó en el sofá.
-Pedí fruta… no sabía si… querías. –Solté.Estaba siendo demasiado tímido. No sabía quién era ella y cómo era.
-Gracias. –Correspondió de nuevo.
Miró el platillo de frutas y tomó una fresa.
-Moría de hambre, gracias. –Escuché cuando mi mirada se había perdido en su mano con la fruta. La miré al instante.
-De nada. –Sonreí.Abrieron la puerta y la llamaron, ella solo se colocó de pie y entregó unas hojas. Explicó a la supervisora –posiblemente- y a Louise sobre lo que ella hacía. Alcancé a percatarme de que ella era algo como Louise, modista, maquillista o algo así. Intentaba distraerme y no ser más entrometido, pero justo saqué mi teléfono y ella volvió a sentarse.
-¿Eres modista? –Pregunté al instante.
Ella abrió sus ojos de par en par, siendo emboscada por mi pregunta rotunda.
-Estudié moda, soy… como un estuche de monerías. –Sonrió-
-¿Maquillas?
-Solo a mujeres. –No podía preguntarle algo más debido a que masticaba un plátano- no digo que a hombres no, pero me especializo en mujeres. Solo que no maquillo, me dedico a combinar la ropa de personalidades importantes.Levanté mis cejas sorprendido. Era interesante por alguna razón, creo por el hecho de que se veía bastante joven.
-¿Qué edad tienes?
-Veinte. –Sonrió-Su poco interés en mí me hizo convertir esta conversación en una entrevista.
-¿Vives aquí?
Miró hacia su teléfono antes de responderme.
-Lo lamento. –Me miró avergonzada y se levantó para contestar.
Miré hacia el suelo y encontré que se le había caído una hoja blanca. Ella hablaba fuera, pero la veía por las ventanillas transparentes. Me acerqué y tomé la hojita que venía doblada en varias partes…