-Algunas veces. –Ella sonrió, de una manera pícara y le miró. Él hizo lo mismo.
Qué incómodo. Qué celos. Qué horror. Qué detestable.
Debía irme.-Bueno, -Miré el reloj de mi muñeca- creo que debo irme.
-¡NO! –Ella se levantó, tapándose los pechos con una sábana- Quédate a cenar. ¿Sí?
-Creo que... -Me interrumpió.
-Yo sí debo irme. –Dijo él.A quien llamaré el "Enecuesedete" que significa: Nadie quiere saber de ti. Sí. Estaba siendo lo más inmaduro del mundo. Pero para abreviarlo todo... simplemente: El acuarela.
-No, ambos háganme compañía. ¿Sí?
A mí no debía rogarme mucho para aceptar. A él, en cambio, tuvo que invitarle vino, un sándwich de pavo y todavía un "Abrazo". Como si fuera poco que dejase que le tocara la espalda desnuda.
___ hizo pequeños sándwiches de pavo, con jitomates, lechuga, queso y un poco de tocino. Con un aderezo que tenía sabor a ajo con mostaza o algo así. Y no sé si era que ella me gustaba o qué; Pero me parecieron deliciosos.
El "Acuarela" no dejaba de hacerla reír. Incluso reía más que conmigo. Yo me metía a sus pláticas y me quedaba siempre en ellas, nunca sentí que me excluyeran, pero en todo el momento sentí que se estaba robando a mi chica.-Ahora sí es hora de irme. –Dijo el "Acuarela"
-Muchas gracias por cenar... con nosotros. –Dijo ella.Se despidieron de un abrazo. Yo incómodo, me levanté y le estreché la mano. Ella le acompañó a la puerta.
Me sentía algo tiznado por el vino, pero podía mantenerme de pie. Ella regresó, alegre, sentándose frente a mí. Dejándome ver sus desnudas piernas con ese pantalón doblado a alturas desiguales.
-Es muy amable. –argumenté.
-Sí, lo es.Intentaba que me dijera de él, que me confesara que él es quien le gusta. A quien desea. A quien... a quien quiere. Prefiere y elige...
Me estiré. Suspirando incómodo.-Harry, estas un poco ebrio. ¿No?
-Un poco. –Reí solo un tanto.
-¿Quieres quedarte?
-Claro, pero, ¿No se molestará?
-¿Quién? –Captó al instante. Dejó una carcajada al aire, mirándome con su cabeza ladeada, mordiendo uno de sus labios, divertida, feliz, alegre. Hermosa...- No.
-¿Por qué no me respondes nada de él?
-Porque no me has preguntado nada.No sabía si ella estaba igual que yo; Bajo efectos del alcohol.
-Siempre hablamos ebrios... no tiene sentido. –Solté.
-He... no. –Sus labios hicieron una línea delgada... y luego dejó salir sus labios un poco rojos del apretón-
-¿No? hemos tomado de la botella que me has regalado.
-Tampoco.Rio. Dejándome ver como un completo perdedor.
-Explícame.
-Yo no estoy ebria. Y la botella era mía. La tuya está en el sofá.
-¿No estás ebria? –Negó con la cabeza. Apuntando su copa de vino... la cual estaba intacta- oh... -mi mirada se perdió en lo oscuro que el vino estaba- ¿Qué es él de ti?
-Vecino.
-No, en serio. ¿Qué es de ti?
-Vecino... -Me quedé callado, intentando asimilarlo y aceptar que solo era mi imaginación-
-¿Qué fue de ti? –Arreglé la pregunta. La correcta. La que me iba a responder todo. Lo entendí al momento de que ella se revolvió en la silla y cambió su gesto.
-Salimos... por un tiempo. Pero... conocí a alguien más y terminó esto. Y él conoció ahora a alguien... entonces... vecinos.Reí de tan solo pensar en lo explícito que debía ser con ella. O tal vez lo hacía para molestarme.
-¿Por qué preguntas?
-Bueno, me dan celos.« Gracias alcohol »
-A todos nos dan celos muchas cosas. –Me dijo.
-¿A ti te han dado celos conmigo?
-¡Claro que sí!En mi rostro se dibujó la sonrisa más gratificante que pude tener. Ella sonrió. Pícara... hermosa... encantadora.
-¿Annabelle los causaba?
-¿Anna? No. Tú sí. –Ironizó.La miré. Soltando una risilla de esas que me hacían ver más nervioso. No quería esperarme más tiempo, me acerqué lo suficiente para rozar nuestros labios... me urgía, tenía la necesidad de simplemente besarla y expresarle con mis dos extremos que la deseaba. Que no podía esperarme más, que debía saberlo, debía simplemente besarla. Coloqué mis dedos en su barbilla para poder acercarla a mí, ella abrió sus labios preparándose para besarme...
-¿Me besarás? –Asentí- ¿Y después besarás a Annabelle? –Noté cierta chispa de celos