Absolutamente sí.
Dejé mi bolso, caminé hacia la sala y di una pequeña vuelta. Escuchaba que él acomodaba las llaves en alguna parte de una de sus mesas. Carraspeó y el silencio se fue con su acto. Estaba nerviosa, deseosa, ansiosa... todo. Estaba TODO.Caminó hacia mí, sin mirarme fijamente ni buscando algo más. Me estaba respetando demasiado... lo apreciaba. Pero no era lo que buscaba en ese instante. Aunque sonase vulgar...
Estuvimos juntos, tan juntos que sentí que era el momento de hacer el contacto visual. Estaba tan nerviosa porque no sabía lo que realmente quería... si besarlo o estar acurrucada solo en su pecho... mi mente fue dominada por mis deseos. Me percaté de que me estaba acercando antes, apresurándome, saltándome el hecho de mirarlo a los ojos... pronto levanté la mirada, él me percibió y nos besamos.
Estaban nuestros labios besándose... mi corazón saltaba, me hacía sentir sin aliento. Mis manos tomaron lugar en las presillas de su pantalón, acercándolo a mí por completo. Sus manos estaban en mis cabellos, buscaban tomarme con fuerza por algún lugar. Sentí que quiso separarse, creí que preguntaría algo como "¿Estamos haciendo algo bien?" o posiblemente yo estaría haciéndole esa pregunta. Pero en realidad, con pregunta o no, yo estaba haciendo realidad mi deseo... porque lo deseaba, justo ahí, ahora. No me importaba nada, absolutamente nada más.
Llevaba puesto una blusa color blanco, muy holgada y larga, debajo llevaba claro; un short negro. Pero no se veía. Él dejó mi cabello, me tomó de la blusa y la jaló lo suficiente hacia atrás para que nuestros cuerpos estuvieran realmente juntos. Mi pecho contra el suyo, mi pelvis... sintiendo la suya.Quité su camiseta. Yo ya no soporté más. Nos separamos para tomar aire y quitar la prenda que llevaba. Estaba encalmada, pude notar que tenía el rostro en temperatura muy alta. Estábamos... estábamos avanzando.
Me llevó a su habitación, cargándome sobre su cadera, sosteniéndome con sus manos... mis piernas se sostenían detrás de su coxis... quiso dejarme caer sobre su cama en lentos movimientos pero casi tropieza. Sentí la sábana fría en mis brazos descubiertos... por suerte llevábamos poca ropa por el clima que ayudó...
Estaba sintiéndome envuelta en mi ropa. Sin aire. Con poco espacio. Si él no procedía a quitarme alguna pieza, yo podría desnudarme por mí sola. Así que tomé mi blusa y la arrojé a quién sabe dónde. Soltó una risita cuando me vio quitármela... y soltó un comentario sobre mí.-Así que... está más cerca mi casa. –Rio. Muy cerca de mis labios. Yo reí, no respondí.
Regresé a sus bonitos labios. Rositas, suaves y... muy atractivos. Sentí su mano subir desde mi coxis hasta mi espalda alta... y fue ahí cuando sentí que mis pechos estaban tranquilos... estiré mis brazos para que pudiese quitármelos ya que mis manos no se despegaban de su pantalón. ¡Sí! Estaba demasiado ansiosa.
Cuando logré desabrocharlos; Él se los quitó. Nos estábamos acercando a eso llamado cosmos...
Me gustaba verlo, su cabello sobre la almohada y cada mechón alborotado por todos lados... sus ojos verdes mirándome, sus manos en mis caderas, mis manos en su pecho. Sentía que tocaba arte, era perfecto. Es perfecto.
Estaba llegando, veía las estrellas, veía pájaros y también lograba ver a la más grande mariposa... mis mejillas sonrojadas, mis ojos cerrados, mis piernas y manos buscando salida... acababa de llegar a lo más profundo... tan solo parpadear me hacían regresar al mundo real, donde él estaba... donde estábamos los dos. Donde recordaba y me confundía si... si realmente era todo real. A veces cuestionarme no estaba de más. Me dejé caer sobre su pecho, y justo cuando lo sentí contra el mío; Suspiré. Nuestra respiración descendía poco a poco, su mano buscaba en qué parte de mi espalda reposar... y yo buscaba quedarme despierta un momento más. Pero mis ojos y mi respiración jugaron mal, dormí como lo más tranquilo que existía.
Mi pecho sentía algo que no podía expresar. Lo había sentido anteriormente... estaba enamorada. Y lo había sentido antes... pero me gustaba repetirlo. No recordaba lo bien que era. Ni siquiera recordaba lo que era suspirar por amor.
Mis ojos se abrieron, el sol entraba por una línea gracias a la cortina. Solo se dibujaba en el suelo el color de aquella prenda que protegía del sol. Harry dormía con sus brazos enrollados en la sábana y dándome la espalda. Tenía una posición muy erguida y parecía estar muy acurrucado.
Estiré mis piernas y mis brazos. Logré sentir mis manos chocar a la pared. Suspiré de nuevo... su espalda estaba a mi disposición. Sonreí, mordí mi labio inferior y moría de euforia. Me senté sobre la cama y seguí mirándolo.
Me levanté y tomé una rápida ducha. Cuando salí le encontré aún dormido pero en diferente posición, ahora estaba boca abajo estirado en toda la cama.
Me apresuré un poco a preparar algo de cereal con leche y frutas. No tenía mucha comida en su refrigerador... contaba con una bolsa de manzanas rojas, una cajita de fresas grandes, un galón de leche descremada y una caja de cereal de miel. También tenía algo de frutos secos y tres naranjas afuera de su refrigerador... tenía qué preguntarle cada cuanto compraba comida.-Buenos días. –Escuché detrás de mí. Venía caminando con solo su bóxer. Tallaba uno de sus ojos. Le quité la mano del ojo...
-Buenos días.No evité mis ganas de besarle los labios y luego mirarle el ojo. Sonrió.
-Gracias. –Sonreía.
Me tomó de las mejillas y me besó en intervalos. Terminó besando mi frente.
-¿Cereal? –Preguntó.
Voltee a ver los tazones y asentí.
-¿Cada cuánto compras comida? –Burlé- ¿Cada año?
-Cada que tengo a quien traer a comer. Porque casi nunca como aquí.
-¿Y sabes cocinar?
-Tengo libros de cocina... -Rio- y sé seguirlos.Reí.
Esa mañana, después de desayunar y actuar como novios. Caí en cuenta de que tenía que decidirme si seguir así o pedirle espacio para enfocarme en mi trabajo. Él sonreía mirando su teléfono mientras yo terminaba de organizar algunas prendas en el ipad.
-¿Qué harás mañana en la noche? –Preguntó. Dejando que mi mente se enfocara solo en la pregunta.