Sentí el deseo de llorar. Me dio muchísima tristeza ver que no pude llegar a tiempo. Me sentía como una madre que no llegaba a ver a sus hijos a sus mejores presentaciones... me sentía una completa desinteresada... y aunque no quería demostrarlo, temía que él dejase de interesarse en mí.
Aguantándome las lágrimas, tomé la carta y me senté a un lado de las flores. Que observé con más detalle, sus ramas completamente verdes y un listón guinda que las sostenía. Miré las flores con un suspiro y tomé la carta:"Entiendo que no llegases. No estoy molesto. Quería pedirte algo esta noche, y debido a que no podremos vernos mañana ni en unos días, debo primeramente desearte felices fiestas, que tus deseos y metas se cumplan ahora que comenzamos una nueva etapa. En mi cumpleaños estaré en Los Ángeles, quisiera que fueras partícipe de mi celebración. Pero antes de eso, debía hacerte una pregunta. Y esto es tan falta de respeto, pero tú me haces hacer muchísimas cosas que en mi moral están mal. Y no me molesta, porque los hago inconscientemente, porque pues sí, estoy enamorado, completamente de ti. No hay más qué decir, Quiero que formalicemos una relación, que estemos juntos, que podamos besarnos y hacer cosas de novios, ya sabes. Se me acaba la hoja y aún no termino, pero cuando nos veamos, prométeme –sólo si tú quieres- que ya no pensaremos más tiempo y tomaremos por fin una decisión. Te quiero. X Harry"
Él quería ser mi pareja, quería ser oficialmente enamorado mío. Mis manos temblaron de la emoción y nostalgia misma. Me aguanté mucho las ganas de llorar que hasta mi garganta me refutaba que era una tonta. Mi yo interior gritaba diciéndome que ya era hora. Que era momento de avanzar, decir sí, besarnos, estar juntos. Mi mente me hacía un detenimiento, me estaba haciendo pensar que mi vida no será lo mismo si decido quedarme aquí a trabajar. Si me iba a Sydney sería más difícil verlo, porque... bueno... ¿No es casi un día de diferencia? Estaría todo el día trabajando de aquí para allá, al menos de aquí a que pueda contratar más personas. Todo estaba jugándome en contra de Sydney. Y Harry a favor de Hollywood.
Coloqué las flores en agua y guardé la cartita en mi cartera. Me senté a cenar aquello que Harry había preparado o comprado. Hizo lo que más me gustaba: Bagels con jamón, queso de cabra, especias y aceitunas. Estaba buenísimo... no me importó comerme ambos bagels. Estaba en tremenda melancolía esa noche.Me acosté sobre la cama de Harry, abrazando una de las almohadas que siempre abrazaba él. Me acurruqué, haciéndome más rosca sobre su cama como nunca. Hasta no evité ponerme una de sus camiseta básicas. Estaba extrañándolo más que nunca.
Eran las dos de la madrugada, yo no podía conciliar el sueño. Miraba el reloj a cada minuto y mi mente debatía si debía elegir o simplemente dejar que pase.
Me dolía el orgullo pensar que estaba igualmente enamorada de Harry, que por más que quisiera, siempre encontraría más cosas positivas con él, aquí en Hollywood, solo por el hecho de querer quedarme. Ya no me importaba si no ganaba lo que antes, y si iba a comenzar desde más abajo. Realmente ya no me importaba... nada... más que ver la forma de decirle que quiero que sí seamos pareja.(...)
Nos mandamos mensajes en un mes entero. Él y yo parecíamos novios... pero no lo éramos. Después de una semana del cumpleaños de Harry debía decidir si Sydney o Hollywood. No le comentaba nada aún a Harry, incluso ni siquiera hablábamos de mi trabajo.
Volví a trabajar con Anna, ella volvió a buscarme debido a que yo había hecho productos de su línea de ropa, ella era una persona honesta laboralmente. Y por más que pasó el tiempo, ella no tomó ningún valor de mi ropa vendida. Ahora solo había firmado con ella para recibir parte de las ganancias. Cuando la veía, solía preguntarme por Harry. Amaría poder responderle, pero solo decía que no quería hablar de eso, y podía notar como la nostalgia facial se hacía presente.
Yacía en mi departamento. Estaba consiguiendo uno más cerca de la tienda en dónde estaría y más cerca de donde Harry estaría. Aunque no era seguro. Sydney era muy costoso, por lo que me costaría más conseguir donde vivir con los lujos que tenía aquí.
En dos días sería el cumpleaños de Harry. Él llegaba hoy en la noche y debía ir a comprarle algo antes de que él se percatara de que le había comprado algo. Aunque es ridículo, él lo tiene todo. ¿Qué podía regalarle?
Pasé por una joyería. Tal vez una joya, un brazalete... algo...
Bajé. California nos llenaba de su frío invernal, y digo "Nos" por la población del lugar que me acompañaba en búsqueda de regalos. Entré, y vi que los brazaletes eran demasiado. Posiblemente a él no le gustasen.-¿Está buscando algo en especial? –Preguntó la joven que atendía. Vi su tarjeta de presentación. "Ally" era el nombre.
-Muchas gracias; "Ally". Estoy... buscando un... no sé. Algo. Es para una persona que podría tener mucho dinero y así, o sea debe ser algo que no sea de su nivel de millonario pero tampoco un nivel tan... bajo. –Me arrepentí de hablar así de clases sociales.
-¿Qué tal una cadena? –Sugirió.Estaba a punto de acceder, pero miré los anillos. Él usaba anillos. No pasaría nada si él tuviese otro. Apunté a uno, al primero que vi. Era plateado, era no tan costoso y tenía figuras talladas, como cosas sobre el mar o algo parecido. No le encontraba significado, pero me gustaba. Sentía que en su bonito dedo se vería perfecto.
Cuando me encontraba pagándolo, mi mente llegó con muchos pensamientos.-¿Tú crees que ese tipo de personas, qué ya tienen todo, aprecien las cosas espontaneas? -Pregunté más a mí que a ella.
-Seguro que sí. –Sonreía, afablemente.
-Bueno, el anillo será un extra. –No quería arrepentirme.Mil doscientos dólares menos para mi departamento en Sydney. ¿Me preocupé? Pues... no.
"Llegué Emoticono smile estoy en casa."
Quería viajar hasta Los Ángeles, quería verlo, gritarle que debíamos ser novios. Miré mi cajita, aquella que contenía el anillo de Harry. Ojalá no creyese después que estaba pidiéndole matrimonio o algo por el estilo.
"¿Nos vemos?" -Pregunté.
"Eso quiero... :-)" respondió al instante.
Bien. Debía conseguir transporte para verlo antes de que fuese su cumpleaños. Esta vez, compré un ticket para viajar en autobús. Sería más lento, pero llegaría al final de todo. No quería viajar en avión, menos si aún habría gente esperando que él regresase al aeropuerto.(...)
La primera ventana tenía la luz prendida... mi corazón estaba inquieto. Estiré mi dedo acercándome al timbre... oh Harry...