Capítulo 1

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Abigail

Mi mirada detalla una a una las pinturas de la exposición. Estas reflejan toda mi vida, mis miedos, angustias, metas, dolor... mi vida. En cada pintura hay un pedazo de mi ser, escondido tras pinceladas llenas de sentimientos.

Todas permanecen impolutas en la pared iluminada por pequeños reflectores que resaltan su belleza.

—¡Abigail! —mi representante llega a mi lado con una sonrisa que desborda alegría—, la exposición ha sido un éxito.

—¿En serio? —sigo sin creer lo conocido que se ha convertido mi arte.

—Sí, superamos un 20% las ventas de la exposición anterior, sin contar que le sumaron dos ceros más a la propuesta de comprar "Luces y sombras".

Sonrío nostálgicamente ante la mención de mi pintura más famosa y la más especial. No faltan compradores con propuestas de varios ceros. Grandes críticos de arte la han catalogado como la obra más impactante del año en que la mostré al mundo y se le ha estimado un valor de hasta más de cincuenta mil dólares, valor que va en aumento.

Para el mundo representa una hermosa pintura.

Para mí, mis miedos.

Es por eso que se convirtió en la única que no vendería. La pinté para mí, como un método de escape. Quería salir de mis propias sombras, huir del miedo que me había quemado poco a poco, convirtiéndome en cenizas de la que alguna vez fue Abigail Cooper.

Es por ello que me refugié en el arte.

—Gracias, Jack. Pero sabes que es el único cuadro que no está en venta.

Jack comprende al instante, estuvo presente cuando la pinté, es de las pocas personas que conocen mi secreto.

—Lo sé, Abby. Pero, aun así, es mi deber como tú representante y amigo informarte.

Sonrió y mostró el hermoso hoyuelo en su mejilla derecha que hacía derretir a todas las chicas y está de más decir que a un par de chicos también.

—¿Y tu deber como chismoso? —pregunto divertida.

Jack es muy hablador, por así decirlo.

—No despiertes al monstruo, Abby —exclama una voz a la espalda de mi amigo.

—Llegó la que faltaba —murmura quejambroso al notar que la voz pertenece a Aisha Stuart, su hermana menor y su más grande dolor de cabeza.

—Yo también te extrañe, Jackie Chan —dice en tono jocoso aquel apodo que mi amigo odia, mientras apretaba sus mejillas como a un niño pequeño.

Yo también la había extrañado, había estado de viaje, su amor por la moda y ser incomprendida por los padres la lleva a huir.

Todos tenemos sombras y luchamos contra ellas de diferentes formas.

Después de saludarme con un abrazo de oso —algo a lo que ya estaba acostumbrada—, siguió molestado a Jack. Creo que esa es la única forma que sabe cómo demostrar su amor.

—¡Respétame, Aisha, soy tu hermano mayor! —medio gritó para que los demás no supieran sobre que estábamos charlando, o en este caso bromeando.

No soportamos por más tiempo la carcajada. Nos gusta molestarlo para así presenciar lo gracioso que se ve todo rojo.

Aunque su piel era de un tono negro se podía vislumbrar los colores ya que su piel es más clara, en cambio Aisha tiene la piel más oscura siendo la misma tonalidad de su padre

Luces y sombras ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora