Capítulo 42

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Abigail

—¡Cuando te atrape me las vas a pagar! —sentía sus pasos perseguirme.

—Tu empezaste. —le grito sin parar de correr.

—Yo no hice nada. —se excusa.

—Me destrozaste mi castillo de arena, eso, es hacer algo. —se me dificulta correr por la arena aun así no me detengo.

—Fuiste tú quien hizo el castillo en el medio. —su voz se escucha más cerca así que apresuro mis pasos.

—Pero tu pudiste mirar hacia abajo y no destrozarlo. —cruzo mis brazos por lo que mis pies pierden velocidad haciendo que él pueda atraparme.

Él me sujeta por la cintura para atraparme, pero utiliza demasiada fuerza haciendo que ambos caigamos en la arena.

—¡Edward! ¡Mi cabello! —me quejo.

—Solo es arena y agua salada, con una ducha se va. —se encoje de hombros.

—Sabes cuantas veces me he tenido que lavar el cabello desde que estamos aquí. —me exalto.

—¿Muchas? —exclama mientras se posiciona mejor encima de mi.

—Más que muchas. —digo una pose dramática que le hace reír—. Si sigo así me voy a quedar sin cabello.

—Entonces parecerás un sphynx.

Hago una mueca haciéndolo reír.

—No es gracioso, no me quiero quedar sin cabello.

—Admite que no es por el cabello, sino que se te hace cansino lavarlo. —dice con una ceja alzada.

—Valeeee, lo admito.

—Siendo así, yo puedo ayudarte a lavarlo. —me guiña un ojo e intento no sonrojarme.

—Lo que tú quieres es entrar al baño conmigo.

—Como lo descubriste. —imita mi acción de drama exagerado.

—Pervertido. —intento salir debajo de él, pero está muy pesado.

—Solo te dejo salir de debajo de mi porque tenemos que ir a ducharnos para poder ir a la sorpresa.

—¿Sorpresa? —pregunto extrañada.

—Es nuestro último día aquí así que tenemos que vamos a hacer algo especial.

Llevamos una semana aquí, cada día ha sido más especial que el anterior. Todos nuestros problemas se disolvieron en las aguas del mar.

Esta semana ha sido la mejor de mi vida, desaparecer de los problemas nunca fue tan satisfactorio hasta que conocí a Edward. Esta escapada fue la mejor decisión que pude tomar en mi vida, pero como toda escapada siempre habrá un momento en que tengamos que volver a la realidad.

Y ese momento había llegado, este sería oficialmente nuestro último día aquí. Mañana tomaríamos un vuelo para volver. Y aunque me gustaría quedarme tengo que tomar una decisión.

Se vence el plazo que me dio el doctor de Lana, lo que significa que tengo que dar una respuesta. La responsabilidad de la vida de mi hermana está en mis manos, pero en eso no pensaré ahora, disfrutaré el tiempo que me queda, con Edward a mi lado, ante que los problemas se desaten.

—Pues vamos a prepararnos entonces. —Edward sonríe ante mi respuesta y me tiene una mano, la cual tomo gustosa para levantarme de la arena.

Edward no suelta mi mano, la entrelaza con la suya para comenzar a caminar.

Luces y sombras ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora