Luces y sombras ✓

Extra 1

Dedicado a Quiroga21Angelly ❤️

Abigail

—Gatita, vamos a la cama. —se queja Edward desde el salón.

—Ya te dije que voy en un momento.

—¿Pero qué estás haciendo que tardas tanto?

—Nada. —murmuro sin dejar de comer mis pepinillos con mantequilla.

Edward aparece a mi lado y me mira con una mueca de asco.

—Gatita, yo siempre he sospechado que la rarita en esta relación eres tu pero esto —señala mi merienda— lo acaba de confirmar.

—No seas exajerado. —termino de comer mis pepinillos y me pongo a limpiar los trastes.

—¿Yo? ¿Exagerado? Pero si tu eres la que está comiendo pepinillos con mantequilla.

Lo miro desafiante pero no le respondo, estos días me lo he pasado cabreandome con él, en mi defensa, me saca de quicio muy a menudo.

—¿Ya te enojaste? —no le respondo y sigo con mi tarea.

Escucho una pequeña risa de su parte antes de que unos brazos me rodeen la cintura, siento como deja un beso en mi coello.

—Gatita, lo hago por tu salud. Eso te puede hacer vomitar y enfermar tu estómago. —pasa una mano en una caricia por la zona abdominal y mi cuerpo se eriza.

—Si me enfermo tu puedes hacer de enfermero y cuidarme. —deja otro beso en mi coello.

—Claro que si cariño, yo te cuidare —sonrío—, seré tu enfermero sexy, incluso te hare un estriptis.

—Ya tiraste el romanticismo por la cloaca, tan bien que ibas. —niego y lo escucho reír.

—Sabes que me amas así. —suspira y todos los bellos se me ponen de punta.

—Así es —me giro y lo rodeo por la cintura—, te amo así. Aunque seas un egocéntrico.

—Y ahora, si ya terminaste de comer esa embrujina, ¿Podemos irnos ya a dormir?

—Que si pesado.

Veo una sonrisa dibujarse en sus labios antes de que sus brazos me levantes, suelto un gritito mientras enrollo mis piernas en su cintura

—Que conste que nos soy un pesado. Es que tengo sueño y quiero dormirme contigo mimándome.—explica mientras comienza a caminar hacia mi habitación.

Han pasado unos meses desde que la policía capturo al Sr. A. Le dieron cadena perpetua y no pudimos estar más feliz de que pagara por todo el daño que ha causado.

Después de ello Edward y yo acordamos continuar con nuestra relación pero no precipitaramos las cosas, es por eso que no vivimos juntos. Aunque siempre pasamos las noches juntos y dormimos en las casas del otro.

—Espérame aquí gatita —musita cuando me deja en la cama—, voy al baño.

Asiento y me acomodo bajo las mantas. Todo este tiempo que hemos pasado juntos han sido los meses más felices de mi vida, sin duda Edward me hace feliz.

Con una sonrisa veo la puerta de el baño, Edward me ve embelesado.

—¿Qué pasa? —cuestiono y el niega con la cabeza.

—Nada. —responde por fin.

—Ven aquí —señalo a mi lado en la cama—, que te voy a mimar.

Con una sonrisa sale corriendo hacia mi y se tira a mi lado, lo abrazo y comienzo a pasar mis dedos por su cabello, mientras dejo besos y caricias en su rostro.