Capítulo 11

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Capítulo dedicado a SharlynDeLeon623

Abigail

Un roce, un maldito roce.

Fue lo más cerca que pudieron estar nuestros labios, porque la puerta se abrió obligándonos a separarnos.

Me levanto lo más rápido que puedo y arreglo mi ropa ignorando el momento incómodo.

No sabía que tenía instintos asesinos hasta que escuche la voz de Aisha.

—¿Interrumpimos? —dice desde la puerta.

—No.

—Sí.

Le lanzo una mirada desafiante a Edward, quien parece estar pasándosela muy bien con este momento.

—No había nada que interrumpir. —ratifico.

Aisha entra a la habitación y seguida de ella Jack y Clare que intentan contener la risa.

—Claro que interrumpen, gatita, pero si quieres seguimos, no me importa tener público. —Edward recupera su faceta de arrogante.

—Deja de decir estupideces. —lo reprendí.

—¿Me estás retando, gatita? —levantó una ceja sugerente.

—¿De qué demonios hab...?

No me dio tiempo a terminar la interrogante, Edward había sujetado mi brazo y me jaló en su dirección, hasta caer en la pequeña cama a su lado. Sé posiciono sobre mí y acerco su rostro al mío. Sin darme cuenta estábamos en la misma posición de hace un rato.

—¿Qué estás haciendo? —fruncí mi entrecejo.

—Te lo dije, no me importa que tus amigos estén presentes. Yo siempre obtengo lo que quiero y en este momento quiero besarte.  

—Oh Dios mío, tengo que grabar esto. —se escuchó la voz de Aisha por encima de las risas.

Giré mi cara en su dirección con una mirada matadora.

La mano de Edward interrumpió mis palabras, girando mi rostro hasta tener los ojos fijos en los suyos.

Esos ojos van a ser mi perdición.

—Me gustaría que me prestarás atención, especialmente cuando estoy a punto de besarte.

Un jadeo se escuchó, me parece que proviene de Aisha, pero mi mente solo está enfrascada en la declaración de Edward y en sus apetecibles labios.

 Su rostro se acercó más a mí, pero sus labios rozaron la comisura de mi boca porque había girado la cara.

¿Por qué giré la cara?

—No voy a dejar que me beses.

—¿Por qué? —su ceño se frunce confundido.

Escuché las voces al fondo y lo dejé en segundo lugar centrándome en Edward. Utilizando mis codos me apoyo en la cama para levantar un poco mi cuerpo, hasta dar con su oreja para murmurarle.

—Porque cuando nuestros labios se unan voy a ser yo quien haya tomado la iniciativa.  

Mordí el lóbulo de su oreja para aprovechar su desconcierto y separarme de sus brazos. Me fui al lado de la puerta, lo más lejos posible. Sí seguía cerca de él ese beso se llevaría a cabo muy pronto.

—¿Gatita? —musitó aún desconcertado.

Que gatita ni gatita, yo soy una jodida tigresa.

—Joder, que tensión. —dijo una voz desconocida.

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