Capítulo 23

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Capítulo dedicado a Heorrin 💜


Abigail

La imagen frente a mi comienza a distorsionarse, mi visión comienza a dar vuelta ¿O soy yo quién da vueltas?

Me estoy mareando, cierro los ojos para detener el sentimiento de bamboleo, unos brazos me sujetan antes que mi cuerpo decida besar el suelo.

-¿Estás bien? -menciona una voz femenina, suena preocupada.

Asiento, pero sigo mareada.

-Voy a buscar a una enfermera.

Antes de que se levante abro los ojos y sujetando con dificultad su brazo la detengo.

-No, ya me encuentro mejor.

-Está bien. -me sonríe.

Mi cabeza por fin deja de dar vueltas y me da tiempo a detallar su rostro, sus ojos, su nariz, su sonrisa... todo es igual a ella.

Sus facciones, su cabello, pero no es ella.

No es mi hermana.

Mi hermana está en una cama de hospital sin ser consciente de sí misma, esto es una coincidencia.

-Ya estoy mejor, lo siento, te confundí con alguien.

-No te preocupes, suele suceder.

Todavía mi mente la asocia con mi hermana por su parecido, la misma tez pálida, los ojos grandes con pestañas largas, y el mismo cabello castaño con leves ondulaciones.

Sí no fuera por la presencia de unas leves pecas juraría que estoy frente a mi hermana.

-¿Te puedo preguntar qué haces aquí?

Su pregunta me trajo de vuelta a la realidad, recordé porque había venido a esta habitación. Vine a ver a Edward, pero él no estaba allí, mirando alrededor vi que sus pertenecías tampoco estaban. Solo había una fría y sola habitación de hospital.

-Vine a ver a un paciente, pero parece que lo cambiaron de habitación.

-¿Viniste a ver a Edward?, yo también, pero estas equivocada no lo cambiaron de habitación, le dieron el alta.

Su respuesta me hizo recordar a lo ocurrido hace unas horas, mi pelea con Danna y todo lo que había dicho.

Así que era verdad, Edward se había ido.

-¿Así que le dieron de alta?

-Vine a verlo hace unos minutos, la habitación estaba siendo ordenada por una enfermera. Ella fue quien me explicó que le habían dado de alta.

-¿No sabes donde podría estar?

-No, lo siento. Estoy igual que tú, sin saber su paradero.

-¿No nos conocimos antes?

Había descartado que fuera mi hermana, pero aún se me hacía familiar.

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