Luces y sombras ✓

Capítulo 45

Abigail

Se levanta ante mi impotente, el hospital que una vez fue mi hogar. Sigue igual a como lo recordaba la última vez que caminé por estos pasillos, pero algo en mi cambio desde entonces. Ya no tengo miedo de tomar la decisión, ya nos soy esa niña de 8 años que lloraba por sus padres y ya no estoy sola.

—¿Estás bien? —la voz de Edward me distrajo por un momento.

Fijé mi mirada en él antes de asentir. Edward mandó nuestro equipaje a su casa así no tendríamos que andar con el a cuesta mientras solucionamos esto.

—¿Estás lista para verla?

Sé que necesitaba una respuesta de mis labios y por ello hablé.

—Llegó el momento, no puedo huir más de las sombras de mi pasado. Necesito enfrentarlo para poder seguir adelante.

Él me miró con una sonrisa orgullosa marcada en los labios y entrelaza nuestras manos. Y juntos caminamos para enfrentar mis miedos.

•✦───────────•✧

—¡¡¡Abby!!! —una maraña rubia come envolvió en sus brazos.

—Hola, Clare. —la saludé mientras le devolvía el abrazo.

—Hace siglos que no sé nada de ti. —dice soltándome—. ¿Dónde has estado todo este tiempo?

—Digamos que tomé unas pequeñas vacaciones. —respondo con una pequeña sonrisa.

—Ahhh —murmura asintiendo con la cabeza—. Oye, ¿Edward cómo ha estado?

Una risa a nuestra espalda nos hace voltearnos rápidamente, topándonos con un Edward que intenta aguantar la carcajada.

—Hola sexy boy, no sabíamos que estabas ahí.

Fulminé a Clare con la mirada por el apodo que le habían puesto mis amigos a Edward.

—Hola Clare. —aprieta sus labios intentando camuflar la risa.

—Clare —una chica vestida igual que Clare la llama—, el doctor Coleman te busca. Quiere que le expliques lo que pasó con el paciente de 3ro A. —luego de recibir una respuesta de Clare se retira.

—Chicos tengo que ver algo relacionado con el trabajo. Pero, vuelvo en un momento. —ambos asentimos y ella se va dejándome a solas con Edward.

—Así que, me llamas sexy boy cuando no estoy. —esta vez no disimula la risa.

—No, eso fue un invento de Jack y Aisha y ahora se le pegó a Clare.

—Claro, échale la culpa a tus amigos.

—¡Es verdad! —recuerdo en donde nos encontramos así que bajo la voz—. Fueron ellos quienes lo inventaron.

—¿Me vas a negar que no me dices así en tu mente? —da un paso, quedando más cerca de mi y con su mano da toques en mi sien.

—Lo niego. —digo firme mirando sus ojos.

—Y entonces, ¿Cómo me llamabas? —susurra.

—Por tu nombre. —me encogí de hombros.

—Que original. —se burla.

—Aunque también te decía idiota.

—¿Por qué me decías idiota?

—Tal vez, porque fuiste un idiota conmigo la primera vez que nos vimos.

—En mi defensa, era así con todo el mundo. Era como mi marca personal. —me guiña el ojo.