Edward
Tercer mes
Serán al rededor de las 4 de la madrugada cuando siento el cuerpo de Abby revolverse a mi lado.
Siento como se mueve de un lado a otro por la cama, pero eso no me impide seguir durmiendo, sino que comienza a llamarme.
—Cangurito. —su dulce voz en estos momentos no me resulta tan dulce.
—Hmm.
Murmuro lo que mi cabeza confirmó como la palabra "qué" pero seguramente mis labios solo soltaron un balbuceo.
—Ed. —siento su cuerpo moverse otra vez.
¿Por qué está tan inquieta?
—¿Qué? —le respondo aún con los ojos cerrados.
Siento un susurro salir de sus labios pero no entendí lo que hablaba, así que decidí mantenerme en silencio, aunque esa no fue la respuesta que esperaba.
—¡Edward!
Si su grito no me despertó completamente, seguro sus brazos si. Porque comenzó a mover mi cuerpo.
—¿Qué quieres, gatita?
Miré su rostro, y la imagen me rompió el corazón. Sus ojos cristalizados denotaban tristeza, sus labios estaban arrugados en un tierno puchero y en sus mejillas resaltaba el tono rojizo.
Parecía haber estado llorando.
—Tengo hambre. —dice con un tono quejembroso.
—¿Otra vez? —me quejo—, pero si merendaste algo hace menos de 2 horas.
—¡No lo digas como si fuera un cerdo que no para de comer! —sus aguados ojos me hicieron recordar que todo este berrinche se debía a las hormonas.
—Lo siento, gatita. Aveces olvidó que tienes que comer por dos —sonrio y llevo y me apoyo en un brazo para con el otros acariciar su estómago— que nuestra pequeña lucecita es un poco mandona.
—Va a ser igual de mandona que su papá. —me dice con una sonrisa dejando en el pasado el berrinche.
—Seguramente.
Me siento en posición de indio y llevo mis labios hasta su estómago que está libre de ropa, ya que la blusa que lleva le está quedando un poco corta porque su barriga a crecido un poco. Mis besos se trasladan a sus labios ante de separarme completamente y levantarme de la cama.
—¿Y bien? ¿Qué quieren de comer?
La miro cuando lleva su mano hasta su barriga para comenzar a acariciarla y con una sonrisa mi dice.
—Queremos alitas de pollo con mantequilla de maní, pepinillos con mayonesa y un licuado de banana con kiwi.
Seguramente vió mi cara de asco porque su ceño se frunció y sus ojos se llenaron de lágrimas.
Y esa solo fue la antesala de otro berrinche.
—¿Te da asco?
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Luces y sombras ✓
Storie d'amoreSu pintura esconde un secreto y él hará lo posible por descubrirlo. •✦───────────•✧ Abby esconde su dolor tras una pintura con luces y sombras, nadie va a descubrirlo, o eso creía hasta que conoce a un crítico de arte que se empeña en descubrir s...