Capítulo 16

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-México-

Si no hubiera llegado España primero, no me hubiera ido lo antes posible de Hawaii.

La llegada fue como siempre, uno que otro se detenía a saludar como los viejos tiempos, hasta me hizo extrañar mi vida pasada. De ida al castillo fue lo peor, había muchísimo tráfico, nos movíamos lentísimo y Rusia perdía la paciencia.

- Ya no puedo estar en este coche sin aire México me voy a ahogar - se giró a verme sudando.

- ¿Que quieres que haga rey? - le conteste - Abanícate con la mano.

Mire al frente, a chicas con pañuelos morados cruzando la calle, mientras la gente les mentaba la madre.

- Ah chihuahua, ¿pues qué pedo? - las mire pasar.

-  Es una protesta señor - el taxista se limpió el sudor con la mano.

- ¿Ahora que chingados pasó?.

- Pues que están desapareciendo y matando mujeres y el gobierno no está haciendo nada.

- Ay como chinga el pinché gobierno siempre tengo que hacer todo yo - me giré a Rusia - ¿Ves como no hacen una mierda?.

El solo asintió abanicándose con su playera, ya con las mejillas rojas del calor.

- Chinga así no se puede - le pague al taxista para irme - Vámonos Rusia, a la verga con todo.

- Gracias - abrió la puerta de golpe - Un minuto más y me hubiera muerto.

- Que exagerado - le golpee la cadera acercándome a la banqueta.

- Cuando has vivido toda tu vida en la nieve, esto es un horno - me tomo de la mano para no perderse.

- Perdón paletita helada ahorita te meto al refri - entrelacé mis dedos con los suyos.

En cuanto nos acercamos a la calle principal, de noto más la marcha.
Mujeres gritando, cantando, tocando tambores, de todo un poco.

- Santo Dios de mi corazón - susurre.

- Creo que no fue la mejor idea que te fueras - Rusia miró a ambos lados antes de cruzar.

- ¿Y quedarme a qué me sigan chingando? No gracias.

Caminamos cuatro cuadras, cada cuadra más llena que la otra.

- México - Rusia se detuvo en seco, haciendo que tambalee.

- ¿Que? - me giré a donde estaba apuntando.

En un claro donde varias mujeres se estaban dispersando, habían policías y militares.

- ¿Que chingados? - susurre, la última vez que vi algo así no fue algo lindo.

En cuanto vi el gas lacrimógeno salir de entre los policías, mi corazón se aceleró.
Me solté de Rusia, corriendo a donde estaba la bombita, pateando de regreso hacia ellos.

- ¡EY QUE MIERDA! - Les grite agitando los brazos - ¡¿ES UNA PROTESTA PACÍFICA QUE HACEN?!.

Armas se cargaron, apuntándome.

- ¡MÉXICO! - Rusia se acercó a mi tomándome del pecho para agacharme, esquivando varias balas.

- ¡HIJOS DE PUTA! - grite, levantándome otra vez - ¿QUE NO SABEN QUIEN SOY?.

Me quite la gorra y los lentes para que me vieran.
Algunos me reconocieron, bajando sus armas, otros no.

- ¿ME EXPLICAN? - grite histérico de nuevo levantando los brazos.

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