Capítulo 21

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-México-

Si el pinché gobierno de muerda y mini Méx no me iban a ayudar, entonces les voy a armar un pinché show culero para que les quede claro con quien se metieron.
Nos paramos en frente del Ángel de la independencia para buscar una manera de que las personas nos miraran.

- Necesito llamar la atención de la gente - me giré a Rusia.

- Déjamelo a mi - Rusia se subió a la base del Ángel, sacando una pistola.

- Mames wey - voltee a todos lados preocupado.

Levantó el brazo disparando tres veces al aire. La gente se agacho instintivamente, mirando a Rusia asustados.

- ¡Escuchen! - Rusia gritó, tomándome de la parte de atrás de la camiseta y subiéndome a la base con él - Tiene algo que decir.

- Gracias - susurre acomodándome la camisa.

Mire a todos, ya tenia su atención, ahora tenía que hablar y convencerlos de unirse a mi.

Aunque he vivido miles de años, aún me costaba encontrar las palabras para que la gente me escuchara de verdad.

- Mexicanos, hoy es un día de lucha, un día de nadie quisiera tener, ya que nuestros derechos no deberían de ser algo discutible - trague saliva nervioso - Es lamentable que el gobierno decida cual vida vale más que otra, que no nos tomen en cuenta y que utilicen al pueblo para pelear contra el pueblo mientras ellos están sentados haciéndose las uñas y riéndose.

Más gente se detuvo a escucharme, algunos levantaron su teléfono para grabar y hasta una televisora había apuntado sus cámaras a mi.
Ahora todos los reflectores estaban encima mío.

- Estoy harto de las amenazas y las desapariciones, harto de verlos sufrir, perdónenme pueblo por dejarlos con esa bola de idiotas, prometo que si se unen a mi los ayudaré a salir adelante y esta no es una promesa falsa como las que el gobierno y el representante actual les ha dado - apunte a los policías y militares - Somos un pueblo guerrero, un pueblo que lucha y que su voz no será callada por nadie, invito a los policías a que se miren entre ustedes.

Ellos saltaron a ver que todos los miraban.

- Ustedes igual están siendo víctimas y cómplices de ellos, por favor, yo se que muy dentro de ustedes, saben que lo que hacen está mal - extendí la palma de mi mano a ellos - Únanse con sus hermanos.

Los militares se quedaron petrificados, mirándose entre ellos por un tiempo.

Hasta que uno dio tres pasos adelante, quitándose el casco y bajando su arma. Algunos extendieron su mano hacia él para detenerlo; sabía que estaban asustados, ellos más que nadie saben los horrores que los rebeldes sufren.

Unos lo siguieron, haciendo lo mismo.

Eso es todo lo que necesitaba, sin los militares de lado del gobierno, éramos un solo pueblo contra toda una bola de imbeciles.

- CDMX -

Mire a Eduardo en la televisión de oficina con Valentina, mi secretaria a mi lado.

- ¡Vamos, únanse! - Eduardo les gritaba con una sonrisa.

Me masajee la sien, sintiéndome mareado y exhausto.
Mire de reojo a Valentina, que sonreía al televisor.

- ¿Estas de acuerdo con él, verdad? - me rasque la mejilla.

Salto en su lugar mirándome temerosa.

- No te culpo - suspire.

- Sofía -

- Me urge un vestido para mi cita - Clarissa me dijo mirando alrededor de las tiendas.

No te vuelvo a perder Donde viven las historias. Descúbrelo ahora