Capítulo 7

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- Alemania -

- Vamos súbete - me senté en la moto esperándolo.

- ¿Tienes casco? - pregunto nervioso.

- No - respondí secamente.

- Ire por uno no es seguro ir sin protección la mayor causa de muertes es por accidentes automovilísticos y en motos - miro alrededor.

- Súbete ya - Arranque el motor.

- Okay - se subió nervioso - ¿De donde me agarró?.

- De mi - avancé la moto.

- ESPERA NO ESTOY LISTO ME VOY A CAER Y ME VOY A MATAR - se sujeto de mis hombros.

- No te preocupes no te vas a caer, pero te aconsejo que me abraces.

- ¿Eh?.

Acelere sin darle tiempo de reaccionar, instintivamente me abrazo .

- Ciudad de México -

Cuando mi secretaria me describió a Alemania, me había dicho que es un hombre varonil y relajado, con la mirada seria pero con un corazón bondadoso. Me hablo maravillas de él, de sus actos y sobre todo, el ejemplo de hombre Perfecto que demuestra ante las masas. Me dijeron que hasta su manera de expresar sentimientos agresivos era con suma caballerosidad.

Y no se quedó corto ante la descripción.

Me sorprendió su amabilidad, la mayoría de representantes que conozco siempre me hacen muecas por mi apariencia, por que el antiguo México era tan... genial... que al verme a mi, no causo la misma impresión.

Pero con Alemania fue distinto.
A pesar de mi nerviosismo por dar una buena impresión, él sonrió y me tomo la mano, sin hacer alguna mueca o sin demostrar desinterés.
Aunque le tome la mano más tiempo de lo que debí por que estaba más preocupado en decir las palabras correctas, no fue grosero, se lo tomo con humor y hasta hizo un chiste, obviamente a mi no me causo gracia en el momento pero si me reiría ahora.

Ya veo por que la gente lo quiere y lo admira.

Cuando escuche sobre el ángel en el puente, no pude creer que un representante se diera a la tarea de ayudar a tantas personas, y menos un representante con tanta popularidad entre los representantes.
Lograron captar algunos encuentros con cámaras de seguridad y...

se me hizo tierno, su manera de hablar, sus movimientos firmes y como abrazaba a las personas como si fueran unos bebés, causó algo dentro de mi.

Nos detuvimos en un semáforo a lado de un coche, Alemania se estiró, mirando al coche

- Oye nena que guapa - los de adentro del coche le gritaron a una chica en la calle, al igual que empezaron a chiflar como si llamaran a un perro - Vente aquí.

Se me hizo desagradable, la chica se veía muy incómoda, ¿pero que podía decir?.

De la nada Alemania levantó su mano, dándole un puñetazo en seco al retrovisor, despedazándolo y haciendo que caiga al suelo.

Los conductores lo miraron como si se fueran a bajara a pegarnos, pero Alemania los detuvo pateando la puerta y atorándola, para luego acelerar.

- ¿Estas bien? - me pregunto - Hice un movimiento muy brusco.

- Si, tranquilo, estoy bien, me preocupa más la chica - me rasque el cuello.

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