Capítulo 34

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- Alemania-

La policía mexicana me buscaba como sin parar, pero no me podía ir sin antes verla a ella.

Entre a la casa por la parte de atrás, viendo cocinarse algo para cenar.

- Señora Laura - susurre.

Me miró perpleja, casi tirando la sartén

- Por Dios Alexander - se cubrió la boca - ¿Que haces aquí?, no deberías de estar aquí, te están buscando.

- Yo lo se, pero solo quería despedirme - me incline un poco.

- Ay Niño - me abrazo.

Ella fue lo más cercano a una madre durante mi estadía en México, dejarla ir dolía un poco, pero si no me iba, quizás le harían daño.

- Sabes, nunca entendí por que no me decías que eras Alemania - me tomo por sorpresa su comentario .

- ¿Como lo supiste? - me aleje confundido.

- Ale... eres un representante - sonrió - La gente en Alemania te está buscando.

- No quiero regresar - susurre.

- ¿Te trae malos recuerdos?, lo entiendo, a mi igual me pone triste cuando voy al súper por que me recuerda a mi hija pidiéndome dulces en las filas antes de pagar - me tomo de los hombros - Pero no por eso lo voy a evitar, es mejor afrontarlo, poco a poco deja de doler.

Asentí, una lagrima cayendo por mi mejilla

- No creo ser una buena persona - mire al suelo.

- No.. no lo eres - me tomo la mejilla - Eres un hombre maravilloso.

Sonreí lentamente, mis lágrimas cayendo poco a poco.

- No te catalogues, no tienes por que ser el bueno siempre - me guiño - A veces hay que hacer cosas malas para ayudar a la gente que quieres.

- Mini Méx -

Valentina estuvo en la sala de emergencias por horas, por un momento perdí la fe de que se salve, pero a las dos de la mañana me confirmaron que todo había salido bien.

Sentí un alivio profundo, no podía esperar para verla.

- Oye mini Méx - México me hablo sosteniendo dos botellas de agua - ¿Que piensas hacer?.

- ¿A que te refieres?.

- ¿Volverás a ser representante? - se sentó a mi lado pasándome una botella.

- No lo creo sinceramente - suspire, no podía pasar por todo eso nuevamente, no estaba hecho para ser un líder.

Platiqué un poco más con él, contando nuestras experiencias con el gobierno y lo similares que eran.
Me quito mucho peso de encima ver que no había rencor entre ambos, genuinamente estaba feliz de tener un amigo.

Se tuvo que ir por que ya se iba a regresar a su casa, pero la experiencia fue buena.

Me apoye de la pared quedándome dormir, tres de la mañana y aún no me dejaban entrar a su cuarto a verla.

Mi cabeza se ladeaba y se caía de vez en cuando, haciéndome saltar de regreso a mi lugar.
Un momento a otro, me fui hacia adelante, un peso me empujó hacia atrás de regreso a la silla.

- ¿Señor Alemania? - tartamudee viéndolo sorprendido.

Puso su dedo entre sus labios callándome. Miró a ambos lados y se sentó a mi lado.

No había hablado con él completamente desde mi confesión y sentí que todo había sido muy incómodo.

- ¿Como está tu secretaria? - hablo finalmente viéndome de reojo.

- Bien bien, ya no está en riesgo - asentí nervioso.

- Me da gusto - suspiro relajando los hombros - Disculpa por salir corriendo esa vez.

- Créeme lo entiendo, yo hubiera reaccionado igual - intente que no se sintiera mal - Y mas si me... parezco a tu hermana.

- No... no es eso - sacudió su cabeza.

Sacó su cartera, abriendo un compartimento secreto de donde sacó una foto.
Era su hermana de joven, con un hombre de cabello rubio y ojos azules.

- ¿Quien es ese? - apunte al chico.

- Ese soy yo.

- ¿TU? - casi me voy hacia atrás - Imposible, tu cabello... tus ojos.

- Si... me lo pinté y me puse pupilentes - me dio la foto para cruzarse de brazos.

No podía entenderlo, se veía muy distinto, muy... decaído comparado con su actual versión.

- ¿Por que?.

- Por que una mala persona me hizo cambiar para ser como la "raza aria" que él tanto amaba.

Me quede en silencio pensando en toda esa parte de su biografía que no había contado.

- Me recordaste a mi, cuando te cambiaste todo tu aspecto para parecerte a Méx, solo por querer agradarle al pueblo - bufó decepcionado - La historia se repite, yo igual tuve que hacerlo para parecerme q mi hermana.

- Lo siento - susurre.

- No te disculpes - me dio palmadas en la espalda.

Le entregue la foto pensando un poco más

- ¿Por eso... no te gusto?.

- No soy gay - me aseguro.

- ¿Seguro?.

- Si.

- Bueno, ¿entonces podemos ser amigos? - sonreí - No me gustaría perderte.

- Claro - me sacudió - Aquí me tienes, siempre.

Sus palabras hicieron sentir que tenía mariposas en el estómago pero NO, no puedo ilusionarme.
Cuando por fin se fue, me dejaron ver a Vale, que ya estaba más tranquila pero pasaría un tiempo en el hospital.

No dejaría que le volviera a pasar esto, me iré a Estados Unidos con ella a buscar un trabajo, ahí todo estará bien para ambos.

No te vuelvo a perder Donde viven las historias. Descúbrelo ahora