Capítulo 18

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- México -

Entre de golpe al castillo, rompiendo las puertas contra la pared.

- ¡EXIJO VER A CIUDAD DE MÉXICO! - grite enfurecido a los oficiales y mujeres en la sala - ¡Y SI DECIDE NO PRESENTARSE, QUE SE HAGA A LA IDEA QUE LO ENCONTRARÉ, Y LO MATARÉ!.

El silencio fue suficiente para confirmar que todos estaban aterrados, entre todos intercambiando miradas.

- México creo que estas siendo un poco irracional - Rusia me tomo del hombro.

- No, no lo estoy siendo.

Mire al frente a una mujer de tres oscuro y cabello negro, portando un uniforme de secretaria. Al segundo mi mente se dispersó, la imagen era tan familiar, como una foto en un cuadro.

- México ya está por llegar - su voz resonó.

Cuando logre enfocar mi mente, la vi, no era mi secretaria, solo una más del montón.

- ¿Le gustaría tomar asiento? - apuntó al sillón de mi antigua oficina.

- Conozco esos sillones y conozco este lugar, no quiero sentarme a tomar café, quiero respuestas - intente no sonar amenazante pero falle miserablemente en hacerlo.

- ¡México! - la voz de Ciudad de México hizo eco desde el final del pasillo, donde venía a pie con Alemania - No sabía de tu visita, de haberlo sabido té hubiera dado la bienvenida.

- Vaya bienvenida la que me he llevado - murmullé.

Me acerqué a CDMX, ambos nudillos ya vendados desde antes, soltándole un golpe en seco en la nariz, un ligero sonido de quiebre sonando. Se cubrió la cara tambaleándose hacia atrás, Alemania como buen ser humano colocó sus brazos alrededor de él para que no cayera. Rusia me tomo del brazo para que no se me fueran los golpes.

- Todo lo que te enseñe - susurre con decepción - Te lo pasaste por los huevos.

- ¿De que hablas? - me tartamudee cubriéndose la nariz.

- ¿Has visto las calles? - apunte a la ventana - ¿Te has molestado en ver las noticias?, no te das cuenta de lo que está pasando en tu propio pueblo.

- Claro que estoy pendiente - me miro fijamente con odio.

- No es verdad, y lo se por que mientras tu andabas en la estilista intentando parecerte a mi que por cierto que miedo - mire todo su cambio de look repugnado - Hay gente marchando y pidiendo justicia.

- Los de arriba me dijeron que no me involucrara.

- ¿Y QUE TE DIJE YO SOBRE LOS DE ARRIBA? - grite histérico, tomándolo de la camiseta.

Alemania se interpuso colocando una mano en mi pecho, al igual que Rusia que me tomo de los hombros.

- Los de arriba son los que mueven los hilos, los que esconden la verdad, los que matan, los que torturan, mientras que los pobres son los que pelean, los que piden a gritos justicia, una justicia que jamás van a obtener por qué los ricos jamás entenderán sus luchas por que están cegados en su privilegio - sentía mis ojos tornarse amarillos - No lo entiendes por que eres joven, pero te lo estoy diciendo, si decides escuchar a los de arriba, vas a terminar siendo igual de ratas que ellos.

Lo solté empujándolo lejos

- Mira a tu alrededor, mira a TU gente - apunte a la ventana - Están siendo atacados, los están matando, y tu fuiste el que dio la orden.

- Yo jamás di órdenes - se quito la mano de la nariz mirando la sangre correr por su barbilla.

- Entonces los que te dijeron que no hicieras nada te están culpando a ti de todo - mis ojos se tornaron rojos de rabia.

No te vuelvo a perder Donde viven las historias. Descúbrelo ahora