Capítulo 30

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- Imperio Azteca-

Hacer que URSS no matara a golpes al vaquero fue más difícil de lo que creí. Pero con mucha paciencia (y muchas ganas de estrellarle la cabeza contra el pavimento) se logró.

- El avión va de regreso a Inglaterra - Australia miró a URSS - Y tu no eres bienvenido.

- Créeme prefiero mil veces castrarme a mi mismo que pisar suelo del toma té - contestó cruzando los brazos.

- A veces siento que te gusta sufrir - Baby Vene lo miró repugnado.

- ¿Quien dice que no? - URSS me tomo del hombro - ¿Azteca podemos hablar?.

- Ya llegó el coche, pueden hablar en la parte de tras de la camioneta - Australia de subió al coche.

- PIDO IR AL FRENTE - Venezuela salto al coche como si fuera un pescado.

- Ambos iríamos adelante bobo - Iraq se subió igual.

Bajaron la tapa de la camioneta, URSS salto primero para ayudarme. Me tomo de las manos jalándome hacia él

- Como una princesita - sonrió.

- Cállate -  senté mirando a la calle.

El coche avanzó, por fin dejaríamos de caminar y regresaría con mi hijo como debe de ser.

- Azteca, me gustaría preguntarte qué pasó - URSS se cruzó de brazos sin verme - Necesitó saberlo por qué yo iré con Romano y no se que tan fuerte sea, yo se que ya sabes que te manipulo, ¿pero como lo hizo?.

Me quede viendo al frente, pensando y mirando atrás todo lo que había pasado desde aquella noche en la que me sacaron de mi hogar.

De esa noche no recuerdo nada, quiero suponer qué pasó algo que hizo que me desmayara. Luego desperté en Grecia, cansada, perdida y muy enojada.
Romano me había encadenado a un sótano por miedo a que me volviera histérica y lo matara a golpes.
En una de las veces que bajo a alimentarme, le arranqué con los dientes un pedazo de piel del brazo.

No me dio de comer cinco días después de eso.

Hasta que un buen día, bajo y me quito las cadenas.

- ¿Que haces? - le pregunte lista para matarlo.

- Solo quiero hablar - se sentó enfrente mío con una sonrisa.

Cuanto termino la platica, me dejo merodear por la casa junto con Vene. Era muy simpático, me hacía chistes, pero no me reía por que seguía muy enojada por todo esto.

A Venezuela le dejo llamarle a Iraq, por que no puede vivir sin su mejor amigo..

Y después, vino la gran conversación.

- Escucha Azteca - Romano se acomodó su traje ya que iba a cenar con su amiga Grecia - Yo se que estás aquí en contra de tu voluntad y que tienes un hogar, pero al parecer a nadie le importa que desapareciste, eso debe de ser triste.

- ¿De que hablas? - me acomode en el sofá llena de indignación - No tienes ni idea de lo que dices, mi hijo seguramente me está buscando día y noche y el pequeñín debe de estar igual.

- En realidad, no he visto ninguna noticia internacional sobre ti - respondió con una mueca de tristeza.

- ¿Y eso que importa?.

- Tú hijo está ahora en Hawaii con su familia, tiene otros planes en mente y nadie se a tomado la mínima molestia de por lo menos reportarte desaparecida - miro su celular - Ni una noticia, creo que te quedaste en el olvido, igual que yo.

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