-Australia-
El día del juicio para los nórdicos por fin llegó, era un momento demasiado tenso para mi padre, que parecía más preocupado que los que se verían afectados por el.
Empezó bien, y poco a poco se desmoronó como un castillo de arena seca. Los jueces estaban más a favor de los humanos que de nosotros.
El abogado sudaba como un jabalí mientras explicaba el por qué no deberían de echar a un representante de su lugar. Pero al jurado le importo muy poco.Toco el medio tiempo, los jueces se fueron a la parte de atrás a discutir.
- Ya valió - Inglaterra de giró cubriéndose la cara.
- No hay que perder el espíritu, seguro de apiadarán de nosotros - Suecia hablo.
- No se van a apiadar de nadie - Noruega refunfuño - Nos odian.
- Solo un milagro podría salvarnos - Dinamarca de hundió en su asiento.
Inglaterra la abrazo con un brazo alrededor de sus hombros mientras la sacudía
- Pueden quedarse conmigo el tiempo que necesiten.
- NO, INGLATERRA - Dinamarca le gritó - Yo quiero mi hogar, solo quiero eso.
- Okay... disculpa - Inglaterra quito su brazo lentamente.
Y tenían razón, solo un milagro los salvaría por que el juez parecía un oso gruñón, se notaba su obvio odio a nosotros. Tanto así que no podía ni mirarnos, que es una pena por que somos bastante atractivos.
Después de media hora que se sintió eterna, entraron los jueces.
Pero pude sentir que estaban tensos, como caminaban, como sus hombros estaban alzados hacia arriba, excepto él de un juez que se sentó a lado del juez principal, que cómodamente se sentó.- Hemos dado un mérito - el juez de cabecera habló.
Su voz le temblaba, algo no andaba bien.
De repente una luz me paso por el ojo, cegándome por unos microsegundos, que si hubiera estado despistado no me hubiera dado cuenta. Me giré a ver de donde provino la luz.
El hombre que se sentó plácidamente tenía un arma apuntada al juez de cabecera en el estómago.
Se me puso la piel de gallina, ¿Esto era un atraco?.
Intente analizar quién era el juez, pero la peluca mal puesto le tapaba la cara.Hasta que levantó los ojos y pude ver el color...
gris.
- Todos estuvimos de acuerdo, en retirar los cargos de Noruega por alteración de documentos, dando así que ellos pueden regresar a sus territorios de origen y continuar con sus actividades diarias - él juez golpeó el martillo, dando por concluido el juicio.
Todos se levantaron aplaudiendo, Suecia gritó de emoción abrazando a Noruega, Fin e Isla se abrazaron, mientras que Dina se lanzó a Inglaterra plantándole un beso.
Todo muy hermoso, un final feliz para los nórdicos, como debía de ser en un principio.
Inglaterra se alejó rápidamente yendo a la parte de atrás. Quise alcanzarlo para decirle lo que había visto, en cuanto doble la esquina vi a Inglaterra hablando con el hombre que tenía el arma.
¿Padre hizo todo esto? ¿Como se atrevió?.
- ¿Crees que no vi lo que hiciste? - Padre le reclamo al hombre - Pudiste arruinar todo.
- Si no hubiera sido por mi, no hubieran ganado el juicio - él habló.
Reconocía esa voz, ¿de donde exactamente?.
- Yo tenía todo bajo control - Padre volvió a reclamar.
- Siempre dices eso y no es cierto.
El olor a cigarro inundó el pasillo, ya todo esto era muy familiar para mi.
- Y para que sepas - el hombre lo interrumpió - No lo hice por ti, lo hice por Dina, por que me importa.
- Ella no te necesita, me tiene a mi - Inglaterra gruño.
- Cuidado como me hablas.
Me asomé con el riesgo de que me vean y que ya no hablaran más.
La figura era grande, alta, con la nariz perfilada y el cabello negro.
¿ALEMANIA?
Hace tanto tiempo no lo veía, ya no se parece a su versión de joven. Parecía un lobo pardo, hasta como se paraba.
- Pudiste estropear todo - Inglaterra le dijo enojado, me parecía raro por que jamás lo había visto peleando con él.
- No lo hice, los ayude, solo agradéceme y me iré - Alemania inhalo el cigarro lentamente.
- ¿Que te pasa?.
- ¿QUE TE PASA A TI? - gritó, su voz retumbando todas las paredes - AGRADÉCEME, MALDITO NARCISISTA ENGREÍDO.
Se quedaron en silencio unos segundos hasta que Inglaterra se dio por vencido
- Bien, gracias Alemania por hacer algo ilegal que no te pedí - siseo enojado.
- Denada - le soltó todo el humo en la cara, haciendo que se aparte.
Dina salió por la puerta, topándose con Alemania primero
- ¡¿ALE LO VISTE?! - Dina salto de la emoción - ¡GANAMOS EL JUICIO!.
- Felicidades enana - Alemania se inclinó para recibir un abrazo de ella.
- Estoy muy feliz - sonrió abrazándolo fuertemente.
- Y yo estoy muy feliz por ti - miro a Inglaterra con odio - Sabia que ganarían.
- Al principio si tenía miedo por que parecía que no - se quito el cabello de la cara - Pero eso ya no importa, iremos a comer unas hamburguesas para celebrar, ¿vienes?.
- No gracias Dina, tendré que pasar esta vez, tengo asuntos que atender - Alemania sonrió nervioso.
Dina se acercó lentamente dándole un beso en la mejilla, susurrándole algo al oído que no alcancé a escuchar, pero a Alemania le causo gracia, tanto así que cerró los ojos y soltó un resoplido.
Inglaterra y Dina entraron de regreso a la sala, dejándole a Alemania solo.
Metió la cajetilla de cigarros a su bolsillo y se acomodó su arma detrás del pantalón. Tirando el cigarro al suelo y alejándose.
Algo olía mal aquí, y no era el lugar de fish and sticks de a lado. Aquí había algo encerrado, y para mi, un nuevo caso que resolver.
Fin me jalo de la playera Sacándome de mi trance
- Vámonos.
- Si chiquitina, vamos.
La cargué en mi hombro, saliendo del lugar.
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No te vuelvo a perder
General FictionMéxico por fin tiene la vida que siempre busco con su novio Rusia y su hija adoptiva Sofi. Pero los problemas resurgen cuando Imperio Azteca desaparece sin dejar rastros junto con Imperio Romano. México deberá ir en busca de su madre sin saber si e...