Capítulo 32

4.5K 804 1.4K
                                    

-México-

El primer plan se fue a la mierda, así que ahora venia el segundo, elaborado por Rusia por que mi plan de explotar de nuevo el castillo no le pareció.

Él no entiende mi razonamiento, cuando algo está mal se arranca de raíz, no a medias, pero bueno el estratega es él y yo solo soy un wEy con ganas de romper madres.

No queríamos dejarles tiempo para planear algo más, así que ese mismo día en la noche, nos los chingaremos.

Rusia iría al frente con un escudo y una metralleta, mientras que yo entraría por la parte abandonada del castillo que supongo nadie estará pendiente para atacar.
Excelente plan, gracias Rusky.

Me disfracé de un jardinero, irónico por que a Estados Unidos le encanta verme vestido así pero bueno ese no es el punto. Entre por la parte de empleados sin que nadie sospeche, mientras que Rusia alertaba a los militares al frente.

Poco a poco se empezaron a escuchar las balas volar y los cristales romperse.

Me quite mi lindo sombrerito de palma subiéndome por el muro, y si, lo que dice el gringo de que soy un buen trepa-muros es verdad, aunque me ofenda un poco.

Rompí la ventana con mi puño, alertando a dos guardias que quisieron disparar. Sin darles tiempo de pensar utilice los cristales rotos y se los clave en el cuello. Dos y quedan... un chingo.

Esta parte del castillo me traía muy malos recuerdos, me quería ir lo antes posible.

- ¡AYUDA! - una voz gritó desde la puerta de metal.

Se me hundió el corazón hasta el estómago. Rápidamente corrí q la puerta abriéndola, viendo a Ciudad de México y a su secretaria tirados en el suelo.

- ¡¿Méx?! - me chillo, levantándose tembloroso - Dios que bueno que estás aquí.

Lo tome de los brazos para ayudarlo. Le habían hecho lo mismo que a mi los bastardos.
Los saque a ambos, apoyándolos contra la pared del pasillo mientras pensaba en que hacer.
No esperaba que el plan se fuera por este rumbo, podría llamar a una ambulancia, poniendo en peligro a Rusia ya que no tiene tantas balas o ir y dejarlos solos sepa Dios cuánto tiempo mientras que se desangran.

- Vete - me susurro Mini Méx, dándome la respuesta que necesitaba - Yo me encargo.

- Pero estás herido - mi moral no me dejaba irme.

- Estaré bien - toco el hombro de su secretaria - Yo me encargo de esto.

Asentí, corriendo por los pasillos para ir a la oficina principal.

- Rusia -

Maldita sea Méx, ¿que estás haciendo?.
Se me habían acabado las balas desde hace unos minutos y ya estaban empezando a despedazar mi escudo.
Mierda si no se apura me darán a mi y no será divertido.

Cuando sentí una bala rozar mi brazo, supe que ya era muy tarde para mi. Quizás moriría con dignidad, ayudando al amor de mi vida con su gobierno.
Sentí una bala cortar un mechón de mi cabello, aquí llegue.

De la nada un helicóptero pasó por arriba, y no uno que reconociera.

Del helicóptero saltó Alemania, cayendo en el techo. Los militares pararon fuego, asomándose fuera de la ventana para ver que pasaba. Con una soga se balanceó del techo cayendo en una ventana, entrando al castillo con éxito.

No te vuelvo a perder Donde viven las historias. Descúbrelo ahora