Capítulo 31

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- Inglaterra -

- Muy bien hijo - Le hable por teléfono a Australia - Ahorita México está teniendo problemas así que le daré asilo político a Azteca.

- Si padre - me respondió - Te veré en un rato.

- Claro que si, adiós - le colgué mirando a Dinamarca mientras caminábamos por la acera - Es una bella noche.

- Si lo es - Dinamarca susurro tomándome el brazo.

Traía un precioso vestido de seda negro con espalda descubierta que le llegaba al tobillo y si cabello recogido en una coleta alta.

- Pero tú eres la cosa más bonita de la noche - sonreí tomándole la mano.

- Basta - sonrió colocando su cabeza en mi hombro - Gracias por la cena, estuvo todo delicioso.

- Gracias por la compañía, fue tan agradable y maravillosa como siempre - respondí rozando mi cabeza con mi cabello juguetonamente - Espero Alemania este decente.

- Sabes que no me importa - me respondió compasiva.

- A mi si me preocupa, está actuando muy extraño y no quiero que te incomode - suspire - No se por que de la nada actúo así.

- Dale tiempo - me golpeó la cadera con la suya - Estoy segura que está teniendo una crisis existencial.

- ¿Otra? - me masajee la sien.

- Bueno tienes que entender que no todos tenemos una vida solucionada y a veces nos aburrimos de lo habitual, ser inmortales es genial pero suele... aburrir - suspiro sonriéndome - Tranquilo, estoy seguro que esto se le pasará.

Llegamos a las escaleras, la ayude a subir para que no se tropezara con los tacones.

- Alemania ya llegue - anuncie, dejando la llaves en la mesa.

- Ay Dios voy por algo a mi coche - Dina checo su bolsa - Vuelvo en seguida.

Se escucharon ruidos en la parte de arriba, viendo como poco a poco Ale bajaba las escaleras tambaleando

- Hola Inglaterra - Se apoyo de las escaleras como un alcoholico.

- Estás borracho - lo mire preocupado.

- Un poquito, nada más - sacó una botella de su espalda - Es mi sexta.

- ¿Vaso?.

- Botella - colocó la botella en la mesa con dificultad.

- Por la peluca del rey Carlos, Ale, Dina está afuera y no quiero que te vea así - me jale el cabello estresado.

- Dina Dina Dina, Dina esto, Dina lo otro - se acercó la botella a los labios malhumorados - Ya entendí, tu mundo gira alrededor de ella.

- ¿Que te sucede? - le pregunte indignado.

- Oye Ingla - Dina me gritó desde la puerta - Ire al hotel se me olvidó tu regalo ahi.

- Por supuesto, ve - le grite de regreso.

Cuando se cerró la puerta, regrese con Ale que ya estaba sentando en el sofá con una botella nueva en la mano.

- Creo que es suficiente de la bebida - acerqué mi mano para quitársela.

Arrebató su mano rápidamente, mirándome con desprecio

- NO. LA. TOQUES. - se empinó la botella de golpe.

- ¿¡Okay cual es tu problema?!.

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