-URSS-
Entre a mi hogar, el castillo que nos habían construido para nuestros pequeños escapes, las botas crujían con la nieve que se había quedado atorada entre la suela. La sacudí, limpiándome la nieve que tenía encima por la pequeña tormenta que se formó mientras montaba caballo.
- ¿Madre? - grite mirando a las puertas por si ella salía - He llegado.
Asenté mi espada y mi arma, quitándome las toneladas de prendas para combatir el frío.
Camine por los pasillos, mirando entre ellos confundido, ¿a donde se metió mi madre?, pregunte abriendo puertas.
No estaba en el comedor, ni en la sala de juegos, ni en la sala de estar.- ¿Madre estás aquí? - abrí la puerta a la cocina con suavidad por si alguna mucama iba a salir con algún platillo.
Adentro vi a mi padre, besándose con una de las criadas.
Cerré la puerta mirando a otro lado, sentía náuseas de solo haber contemplado eso.Me aleje de la puerta, sintiendo conflicto acerca de lo que vi. No era la primera vez que lo cachaba siendo infiel, para cada vez se hacía menos sutil, ya no lo escondía de nosotros, ni siquiera intentaba disimularlo.
Si un paso en el jardín, viendo a mi madre sentada en las mesas del té en el centro.
Una escena bellísima.
La mujer de cabellos rubios ondulados con vestido azul pastel, admirando la nieve desde su pequeño aparador.- Mamá - me acerqué - Aquí estoy.
- Oh, URSS... - se giró limpiándose las lágrimas escurridas en sus mejillas - Ya llegaste, ¿como te fue?, ¿te divertiste?.
Seguro igual lo había visto. Sentí rabia de solo ver a mi pobre madre llorar por un soberbio hijo de puta.
Me giré para ir y romperle la cara en dos, pero con el tacto de la mano de mi madre en la mía, me detuve.- No vale la pena - se levantó abrazándome, su cabeza topando con mi barbilla - No lo hagas.
- Esto es inaceptable, no se puede vivir así - susurre enfurecido - ¿Que le cuesta tan siquiera disimular?.
Sacudió la cabeza suspirando, aunque yo estaba dolido por su actitud, mi madre seguro estaba destrozada.
- Siempre está borracho y violento y cuando no lo está, está con la maldita y estupida criada - mis ojos se tornaron rojos - No lo soporto más.
- Lo se, lo se - me acarició el cabello, peinándome hacia atrás la parte de enfrente.
- Disculpa que tuvieras que ver eso mamá - le abrace de regreso, mi enojo yéndose al igual que mis ojos rojos.
- No mi amor, discúlpame a mi, todo esto es mi culpa por no saber satisfacer a tu padre - se le escaparon algunas lágrimas, mojando mi traje - Si fuera suficiente él no buscaría a nadie más.
- No mamá no - le acerqué más a mi - No digas eso, si eres suficiente para mi.
Nos quedamos en la nieve, los copos cubriéndonos lentamente, no queríamos regresar a la casa, pero el frío era insoportable.
- ¿Quieres ir a una aventura madre? - fue lo único que se me ocurrió para distraerla.
- Ya estás un poco grande para aventuras - me sonrió limpiándose las lágrimas mientras se apartaba - Veinte años ya, creciste muy rapido.
- Nunca es tarde para una pequeña aventura - chifle para que el criado me trajera al caballo.
- ¿A donde me llevarás ahora? - se acomodó el cabello en una trenza, lista para la acción.
- Te llevaré a buscar a una sirena que se robo una gema sumamente importante de la corona de la reina - la subí al caballo, colocándome mis prendas y mi espada.
- ¿Como es que una sirena se robo algo de la reina?.
- Eso tendremos que averiguarlo, aquí el vaquero U listo para la acción - sonreí, haciendo que el caballo avance mientras caminaba a su lado.
Mi madre sonrió, aplaudiendo mientras reía de mi creatividad. Eso era lo único que buscaba, una sonrisa, una risita.
- ¡URSS DESPIERTA EN UNA HORA TOMAMOS UN AUTOBÚS! - Venezuela gritó.
Abrí un ojo mirando el techo con el abanico roto y desgastado por el tiempo. Me senté en la cama mientras contemplaba mi vida.
Que lindo sueño, de los pocos que tienen un final feliz.
Me levante listo para vestirme, mis prendas estaban sucias y llenas de tierra, no podía usar esto.Mire a mi costado, donde una camiseta de oso y unos pants del motel estaban asentados, una notita encima de ellos decía
"Para que el oso se vista
-A"solté una risita, cubriéndome la boca.
Salí del cuarto, acomodándome los pants grises que me quedaban un poco ajustados en los muslos.
- ¿No iremos a desayunar? - golpee la puerta de los tórtolos tres veces.
- ¡Después de conseguir quien nos lleve! - Iraq gritó desde adentro, para después abrir la puerta.
- Muero de hambre - gruñí agotado por la escasez de alimento.
- Todos estamos en el mismo barco excepto Venezuela que se comió todo lo que tumbaste en la máquina de snacks - Iraq se quejó apuntando a Vene.
- Quien las ve primero se las come, yo no hago las reglas - Venezuela salió del baño con la toalla enrollada a la cadera - Salió una rata del lavabo, me la voy a quedar si no les importa.
- Que asco, no te atrevas - mire por dentro del cuarto, buscando señales de Azteca - ¿Y la princesa?.
- Abajó - Iraq cerró la puerta en mi nariz.
Me apoye del barandal viéndola desde abajo hablar con un hombre, seguro era el que nos iba a llevar.
Traía la misma ropa que yo, algo que me hizo sonreír un poco más.Cuando se percató de que la vi, se volteó apuntando a su ropa
- ¡Mira! - sonrió emocionada - ¡Estamos iguales!.
Asentí, sacando un puro para fumar mientras esperaba a los tórtolos. Pero algo de oler el puro ahora me disgustaba... o mejor dicho, me enfurecía.
Lo guarde sin prenderlo para cuando se me pase el enojo, bajando a ver a Azteca.-Sofía -
Me desperté por los gritos entre mi tía Cristina y mi abuelo, no se les entendía nada y era mejor así. Tome ambas almohadas cubriéndome las orejas con ellas.
Extraño a mis papás, ellos no son tan escandalosos como mis tíos. Ya me tenían un poco harta.Baje las escaleras, viendo a Antonio dormido en el sofá mientras que Cristina comía cereal.
- ¡Good morning Sofi! - la voz de Zack me hizo saltar.
Voltee a verlo cocinando con un mandil rosa enfrente de la estufa.
- Ah... hola - asentí.
- Tu abuelo se fue a comprar algo, así que yo estoy a cargo por que los vagos de tus tíos no son capaces - volteó un hot cake rápidamente, colocándolo en el plato.
- Soy muy capaz, gringo - Cristina le gruño.
- Claro y yo soy un filántropo que dona a organizaciones que salvan el planeta - le honesto sarcásticamente - Ven a comerte tus hot cakes Sof.
Mi teléfono vibro, seguro alguien me había mandando mensaje, lo cheque rápidamente
Bff:
Iremos a la plaza, ¿quieres venir?.Yo:
No se, están mis tíos cuidándome y no se si me dejen.Bff:
Pregúntales, seguro si te dejan.- ¿Oye Zack puedo ir a la plaza con mi amiga?.
- ¿A comprar?, claro, fomentemos el capitalismo - me dio unos billetes - Compra lo que quieras, pero primero come.
- ¡Gracias! - tome el dinero sentándome a comer.
ESTÁS LEYENDO
No te vuelvo a perder
General FictionMéxico por fin tiene la vida que siempre busco con su novio Rusia y su hija adoptiva Sofi. Pero los problemas resurgen cuando Imperio Azteca desaparece sin dejar rastros junto con Imperio Romano. México deberá ir en busca de su madre sin saber si e...