Capítulo 2

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No podía escucharla, saber exactamente las palabras que decía. Pero no le hacía falta.

La energía del movimiento de sus manos al hablar, esa amplia sonrisa en su rostro, eran elementos suficientes para saber que ella estaba bien, y para provocarle una sonrisa debajo de la máscara ANBU.

Desde la distancia la observaba. Oculto entre las ramas del árbol que mejor ángulo de visión le ofrecía, con su identidad camuflada debajo de su antiguo uniforme ANBU y el jutsu de evasión de chakra reforzado que le enseñara Genma, no existía nadie que pudiera advertir su presencia.

Bueno, nadie era un término bastante amplio. Sólo otro oficial de su vieja cuadrilla podría llegar a reconocerlo...claro si por casualidad lo cruzaba.

Desde que la obra en el hospital iniciara precozmente, situación en la que tuvo que ver ampliamente su autoridad, aunque haya mantenido con celo la reserva; casi no se daban situaciones para encontrarse con Sakura. El tiempo libre de ambos se había visto considerablemente reducido y ya no coincidían para una taza de té o en algún entrenamiento esporádico.

Sus conversaciones ahora se limitaban a un par de minutos robados entre reuniones de informes o consultas por el avance de obra.

Pero, la verdad, poco le molestaba esa situación. Sabía que ese proyecto era importante para ella y que la hacía feliz, que la hacía sentir que era una mujer completa nuevamente. Y eso era suficiente para él.

Aunque, si se sinceraba consigo mismo, poco tiempo se quedaría tranquilo. Apenas si se conformaba sólo con saber detalles de su día por los comentarios del ANBU designado a cuidarla. Así fue que volvió a las andadas, echando mano a su antiguo uniforme de ANBU, escabulléndose desde la torre para observarla. Espiarla, en definitiva. Las viejas costumbres que conllevaba su máscara, difícilmente se olvidaban.

Regresó al disfrute de su niña rosa desde la distancia. Porque ahora podría decir que realmente la disfrutaba. Ella estaba alegre, radiante y le encantaba verla así. Discutiendo o dirigiendo, conversando animadamente, supervisando de forma odiosa.

Era hermosa feliz y pretendía que así se quedara la mayor parte del tiempo, aunque tuviera que apreciarlo desde la distancia. Eso estaba bien.

Lo que no estaba bien eran las manos del joven ingeniero que se encontraba al mando de la obra. No desconfiaba de su capacidad. Al fin y al cabo llegó allí con excelentes recomendaciones. Lo que ya le crispaba los nervios era como esos dedos se las arreglaban para caer siempre, casualmente, sobre el brazo, mano u hombro de Sakura.

Esas sonrisas ladeadas que le brindaba y la forma en que la miraba... se encontraban muy lejos de estar bien para su gusto.

Ella era cortés. Al fin y al cabo el muchacho no se sobrepasaba o se le insinuaba descaradamente. Las situaciones no pasaban de un leve coqueteo, que sólo hacía más cordial la interacción. Pero era muy evidente que en el joven había un interés especial en ella y que, si pudiera, le pondría más que un dedo sobre ese cuerpo, el cuerpo de su Sakura.

La rama sobre la que se apoyaba crujió bajo sus dedos cerrándose con fuerza, sonido que alertó a Kakashi devolviéndolo a la realidad de su entorno y a su situación de espía acosador.

Y por fortuna esa vez, los celos que negaba sentir, le jugaron a favor. Fue en medio de ese segundo de conciencia que lo sintió.

Lo seguían. Lo habían descubierto.

«Mierda»

Suspiró al advertir la identidad de su persecutor. No podía ser otro. Era el único con la habilidad para lograr dar con él.

La última lección de Sakura [+18] [Kakasaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora