Advertencia: capítulo con alto y exclusivo contenido sexual, orientado a prácticas de dominación y sumisión. Si hieren tu sensibilidad, por favor, sáltalo.
Sakura olía a rosas. A rosas y a cerezo.
Respiraba tranquila, con los ojos cerrados en disfrute, mientras hundía su cuerpo en las cálidas aguas perfumadas con jabones de esas dos flores. Sólo sus hombros y rostro quedaban fuera, reluciendo apenas iluminados por la tenue luz de las velas aromáticas dispuestas en una de las repisas.
El baño de la habitación de huéspedes fue el elegido para la preparación previa a la sesión, momento en el que Kakashi se dedicaba por completo a acicalar a su sumisa, a consentirla con caricias conectando desde la relajación, antes de asumir un rol más áspero.
Adoraba esa clase de ritual y su gusto se vio reflejado en el esmero de cada pequeño detalle en esa habitación. Si hasta con pétalos había llenado la tina, sumándose luego para bañarla él mismo, acariciándole mientras le enjabonaba la piel con las manos llenas de espuma, luego de lavarle con cuidado y cariño el cabello. Le susurraba al oído lo importante que era para él prepararla, relajándola para su primer experiencia de disciplina y dominación, porque iba a ser mucho más intensa que lo que experimentaran hasta el momento. Y si bien Sakura no había llegado a leer nada sobre lo que le estaba haciendo, no se negaría a las atenciones.
Era grandiosa la dedicación que él le brindaba ese día. Desde el desayuno en el que la despertara a punta de suaves besos por el rostro acompañados de castas caricias, que no buscaban excitarla manteniendo la abstinencia que habían decidido adoptar por los últimos dos días. Y si bien su cuerpo anhelaba los orgasmos y sensaciones que ese hombre le impartía con destreza, entendía que el ayuno sexual al que se sometieron de común acuerdo, tornaría la experiencia en una más extrema y placentera.
Adoraba como la observaba mientras enjuagaba su piel, y no pudo más que deleitarse con el espectáculo que el varonil cuerpo desnudo de su ex sensei le ofreció al abandonar la calidez de las aguas. Debía esperarlo, esa fue la orden. Él prepararía el resto, incluyendo el castigo. Uno que ella no había elegido pero que, aunque no llegara a adivinarlo con las pistas que él le diera la noche anterior, le juraba que lo había leído en una de las tantas historias que le dio. Ella se había quejado por el cambio, pero él la convenció de que no se resistiera con la excusa de que sería mucho más divertido así, que confiara en él. Y ella confiaba.
Y si bien le causaba algo de ansiedad, sabía que no tenía de qué preocuparse. Esa ansiedad era más por anticipación a la placentera experiencia, que por temor a lo que le haría.
Le sonrió cuando lo vio asomarse al abrir lentamente la puerta del baño. Él ya estaba vestido con un pantalón negro, descalzo y con una apretada camisa ninja del mismo color, sin mangas y sin tapa bocas. Ya no lo necesitaba con ella. La simpleza y cotidianidad de su vestimenta no le quitaban lo apuesto, y sintió su centro encenderse sólo con la sonrisa que le dedicó. Una que ya no era tan dulce, que destilaba un toque de perversión, de esa perversión que ya conocía en parte y que se diluía en su saliva alivianada por la presencia de ese hombre, su hombre.
Sin palabras le extendió la mano para que ella la tomara poniéndose de pie. El agua le recorrió el cuerpo y él siguió con la mirada los surcos que marcaban cada gota deslizándose hacia abajo, sin siquiera inmutarse ante el espectáculo de esos pezones erectos y el pubis delicadamente depilado por sus hábiles manos. Así la había preparado. Sin vellos para su primer experiencia.
La secó con cuidado, con caricias pesadas. Y sosteniéndola de una mano, se hincó en una rodilla frente a ella para colocarle la pequeña y floja braguita de seda blanca que apenas si le cubría el sexo.
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La última lección de Sakura [+18] [Kakasaku]
RomanceDesde que Sakura se convirtiera en su alumna, nunca le fue indiferente. Había algo distinto en ella que lo cautivaba y que lo llevó a bregar por su bienestar toda la vida. Hasta que un suceso lo obligó a utilizar otras formas menos convencionales d...