La risilla aguda y divertida de Sakura, esa que se le escapaba cuando reía juguetona, entre tímida y descarada, le había encantado desde siempre. Desde que comenzara como su pupila, en aquellos tiempos en que prácticamente no reía tratando de proyectar una imagen más madura y adulta. Excepto las veces que se burlaba de un enamoradísimo Naruto, que no se cansaba de insistir.
Y ahora, debajo de su cuerpo, desnuda, transpirada, excitada, le resultaba hasta extasiante.
—Deja ya... de reír... y repite lo que... me dijiste.
—¡Nooo! — y carcajeó más fuerte cuando sus dedos arremetieron a moverse entre las costillas una vez más. — ¡Ya! ¡Ay! ¡Qué no doy más!
—Entonces... dilo...
Una nueva carcajada escapó de sus abiertos y sonrientes labios antes de que, ya lloriqueando, asintiera rindiéndose.
—Así me gusta, obediente.
Ella respiró hondo casi gimiendo para calmarse, y le hizo un puchero ni bien se acomodó.
—Quieres que lo repita para hincharte el ego, pero tú ni las gracias me das.— y bufó acentuando su rostro de cachorro abandonado.
—Si te hubiera dicho gracias, no estarías riendo ahora. Y no te hagas la otra, que sabes que tengo razón.
—Ummm... no sé, ¿eh? A lo mejor me gustaban tus gracias. Todo depende de cómo lo dices.
Kakashi carcajeó grave, negando mientras se mordía los labios para no comérsela, pero no se movió de su posición afirmando el pedido que iniciara el castigo de cosquillas. Y cuando tensó los dedos ante la demora de la chica, ésta tomó rápidamente una bocanada de aire para demostrarle que accedería, aunque mantuvo unos segundos el suspenso.
—¡Te amo!— dijo al fin.
Y él sonrió ampliamente antes de besarla.
—Te-a-mo. — repitió sobre sus labios antes de ser ella la que tomara las riendas del beso. Y cuando se separaran por aire una vez más, le susurró mirándole a los ojos con ilusión. — Te amo, sensei.
Su pecho parecía hincharse cada vez que la escuchaba. Esa voz modulada tan perfectamente para pronunciar las simples sílabas que conformaban esa tan simple frase, parecían un elixir cada vez que rozaban sus oídos. Parecían metérsele en el cuerpo y llenarlo de una energía que nunca antes había experimentado.
Y cuando ella reclamara por su respuesta con una pequeña mueca, fueron sus labios los que se movieron.
—Te amo, pequeña.
Sakura sonrió. Primero suavemente y luego, cuando su conciencia cayó en la cuenta de lo oído, todo el rostro se iluminó más que la preciosa sonrisa.
—Sensei-
—Te amo.
—Y yo a ti, sensei.
—Pero yo más.
—No, yo mucho más.
—Yo desde hace más tiempo.
Ella carcajeó sin poderle reclamar sobre esa verdad, sintiéndose plena, y se fijó en esa boca buscándola para fundirse en ella una vez más.
Era perfecto, era único. Era el momento que consumaba todos esos años de observarla desde las sombras, de sentirse jalado hacia ella aun cuando no entendiera que fuerzas jugaban para que su cuerpo la reclamara y su mente no dejara de pensarla, excusándose detrás de mera preocupación como su docente.
Pero ahora ya ni tenía sentido recordarlo. Todo ese tiempo vivido lo llevó al lugar en el que estaba, sobre ella, acariciándola, besándola con entrega, haciéndole el amor con la piel y las palabras. Ya todo era único y era de ellos.
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La última lección de Sakura [+18] [Kakasaku]
RomansaDesde que Sakura se convirtiera en su alumna, nunca le fue indiferente. Había algo distinto en ella que lo cautivaba y que lo llevó a bregar por su bienestar toda la vida. Hasta que un suceso lo obligó a utilizar otras formas menos convencionales d...