Capítulo 38

2.1K 122 436
                                    

Los sonidos encharcados a fuerza de lubricante inundaban la habitación, pero se quedaban opacos detrás de los jadeos masculinos que buscaban desesperados el goce en ese acto feroz. Y la menuda joven, atada de manos y pies sobre la mesa que la dejaba con su trasero expuesto y abierto a él, a una altura cómoda que le brindaba acceso a placer de todos sus orificios, lloriqueaba por la brutal penetración que la profana por detrás. Lloriqueaba por el ardor de esas nalgas y muslos marcados en rojo a fuerza de latigazos, que recibían como feroz caricia las caderas del varón en cada puja, incendiándose más con cada toque. Pero no era un llanto de desesperada agonía, era un reclamo de placer por que no buscaba otra cosa cuando se entregara a un amo como Seiyi, aunque esperara que la intensidad de sus sesiones fuera subiendo gradualmente. Claro que el varón tenía otros planes, necesitaba ahogar sus vacíos en perverso placer, y nada le salía mejor que desfogar las ganas en una tierna esclava que cedía tan animosamente todo el goce que ella demandara a su capricho y antojo.

El corset rosado que le acentuaba la cintura apenas si le dejaba suficiente margen para inhalaciones profundas, más que cortos jadeos que debieran bastar. Y la mordaza de bola en su boca, se humedecía con saliva liviana que a duras penas si escapaba de entre los bordes, haciéndole más difícil el acto de respirar. Y era el desespero de sentir que el aire le faltaba mientras la tomaban con salvaje dolor desde atrás. Y era eso lo que la tenía dolorosamente encendida, eso y los orgasmos negados aún con un estímulo, que en suplicios convertidos en lágrimas, reclamaba por una liberación.

El varón detrás de ella gimió como un animal en celo, hundiendo los dedos en las caderas para afirmarse más en la dulce y enrojecida carne, provocando el grito que disparó nuevas lágrimas desde la fémina. Normalmente no era tan brutal en sus sesiones, pero era tan grande la necesidad que le invadía, y ella se había entregado con tal impaciencia y docilidad, que le era imposible no hacerlo de otra forma. Más teniendo tan fija en sus retinas la sonrisa sonrojada de la pelirrosa cuando aquella tarde lluviosa la llevara hasta la casa del hokage, la entregara de su propia mano una vez más a él. Más teniendo tan presente en sus labios el sabor de esa pequeña boca que se negó a decidirse por él.

Apretó los dientes cerrando los ojos cuando soltó tres feroces estocadas que ahogaron el grito de la joven en la bola en su boca.

Y no pudo más que soltarle la mordaza para oírla claramente, imaginando que era ella la que suplicaba y lloraba bajo su yugo.

—Mi señor... por dios... mi señor... ya... no...

La nalgada que cayó sobre sus enrojecidos glúteos la hizo gritar, brotando nuevas lágrimas que bañaron sus mejillas.

—¿Qué? ¿Tan poco aguantas?

—Señor... por favor... por favor... no más.

Salió de ella en ese instante, oyéndola gemir lastimosamente en alivio y vacuidad, observando ese trasero rojo y ese ano irritado que no dejó de penetrar en ningún instante esa noche. La sesión llevaba más de hora y media y el cansancio ya comenzaba a hacer mella en la chica, entendiendo que su severidad había estado entre los límites esa noche, o quizás los había cruzado, no había palabra de seguridad en sus actos por lo que ella no podría marcárselo y él estuvo más atento a sus necesidades que a las señales de la esclava.

Respiró hondo. Ansiaba otra vez su liberación, ya sería la tercera de la noche y aún no se sentía satisfecho, pero entendía que no había sido el mejor amo para con ella.

Se quitó el preservativo que lo cubría, arrojándolo al cesto junto con los guantes de cuero negro. Pronto forró su miembro con uno nuevo, calzando guantes limpios. Pocas esclavas se merecieron que las tocara directamente con sus yemas y su piel, y esta era aún muy reciente como para siquiera considerarlo. Aun así, la estimularía, la chica ya lo necesitaba y no era tan cruel como para dejarla sin su orgasmo luego de soportarlo tan exquisitamente.

La última lección de Sakura [+18] [Kakasaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora