Capítulo 13

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Kakashi no podía dormir.

Bueno, había dormido apenas una hora o eso suponía. La escasa luz que provenía desde afuera le indicaba que era entrada la madrugada o tal vez demasiado temprano en la mañana, no llegaba a distinguirlo. Las pesadas nubes de invierno ocultaban la luz del sol.

Pero si de algo estaba seguro era que la temperatura afuera había descendido considerablemente, dado el empañe de los vidrios del amplio ventanal. Tendría que haber corrido las cortinas la noche anterior, pero qué más daba, ni aun proponiéndoselo lo hubiera tenido en cuenta en ese momento.

Respiró hondo sonriendo. La noche había sido increíble.

La calidez de ese delgado cuerpo abrazado al suyo, utilizando su bíceps de almohada, le recordaban fragmentos de lo sucedido. Las caricias, el placer, los besos. La forma en que se retorcía debajo de su agarre, y esa dulce voz gimiendo sin vergüenza, exigiendo lo que era de ella. ¡Por dios que lo había gozado!

Fue el mejor sexo que podría haber tenido en su vida. Tan fuerte, tan excitante. Tan único. Porque fue con ella, con su niña rosa, con la mujer de su vida.

La pelirosa se removió frotando la mejilla en su hombro, acercándose a él. Kakashi aprovechó para acomodarse ahuecando más el brazo y brindarse así mayor acceso a observarla con mejor comodidad.

Estaba hermosa.

Le delineó el rostro delicadamente con las yemas de los dedos, cuidando de no despertarla.

Aún dormida conservaba esas mejillas apenas coloreadas cerca de los ojos. Y los labios juntos, pequeños, apenas curvados en un corazón. Ella respiraba pesado, tranquila entre sus brazos. Desnuda, apoyada en su cuerpo. Esa piel caliente, tan suave, lo enloquecía pero a la vez le brindaban una paz que jamás había experimentado. Ella a su lado, en su cama, pudiéndola amar en toda la expresión de la palabra, se sentía demasiado correcto.

Respiró hondo antes de depositarle un suave beso en la frente. Podría quedarse allí el día entero si ella se lo permitiera, pero la sombra que se movió rápido fuera de la ventana le llamó la atención de repente, interrumpiendo su momento.

Entrecerró el ceño concentrándose para determinar la amenaza. ¿Quién demonios podía estar en el balcón? Y lo mejor, o peor, ¿quién fue lo suficientemente hábil para pasar la seguridad del hokage?

Chasqueó la lengua cuando logró al fin hallar rastro del chakra que intentaron ocultar. Y era inconfundible.

Giró el rostro y vio el cigarrillo que apenas sobresalía de la boca, dejando un rastro pesado de humo que apenas si ascendía por el frío. Una mueca de molestia se expresó en sus ojos. No podía ser otro.

Suavemente corrió la cabeza de Sakura hacia la almohada. Tuvo que contener el aliento ante la queja de la joven por perturbar su sueño, pero pronto se calmó frotando la cabeza en la mullida tela impregnada del masculino aroma y siguió durmiendo.

Realmente se veía hermosa.

La tapó saliendo despacio de la cama y, con cuidado, tomó los primeros pantalones que encontró, se calzó torpemente los borcegos, y buscó la camiseta con cuello alto que estaba en el suelo, al lado de la cama. Envolviéndose en el abrigo que yacía colgado del respaldar, se dirigió hacia la puerta ventana de su balcón destrabándola suavemente para no emitir sonidos, y la abrió lo suficiente sólo para pasar su cuerpo de costado.

El sujeto no lo miraba pero le sonrió de lado al notar su presencia, soltando una nueva bocanada de humo.

—Ya deberías dejar el vicio — Kakashi replicó tras cerrar lentamente la abertura evitando que el frío se colara hacia el interior — Hace un frío de cagarse. ¿No podías esperar hasta que amaneciera? — Y se frotó las manos antes de meterlas en los bolsillos encogiendo los hombros para cubrirse más el cuello.

La última lección de Sakura [+18] [Kakasaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora