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Taehyung no se siente más tranquilo al día siguiente. Salió de casa con el temor de encontrarse de nuevo al hombre guapo. Sí, se había vestido mejor que de costumbre solo por si acaso, y quizás por eso tenía encima varios pares de ojos.

—Qué precioso te veo hoy —le codeó Jimin, sonriéndole—. ¿Qué te parece si salimos a comer? ¿me lo concedes? —le molestó riendo.

—¿De qué hablas? Atiende ese libro —le gruñó bajito, intentando concentrarse en la lectura que el profesor les había encargado—. Te va a dar algo con todo el sodio que estás consumiendo —le riñe, recordándole todos los fideos instantáneos que se ha estado comiendo en la semana.

—La vida es joven. Comenzaré una dieta muy genial el lunes siguiente, estoy pensando salir a correr, a robar unos corazones.

—¿En tanto frío? —Jimin se quedó pensando unos segundos.

—Taehyung-ah, ¿por qué me odias? —El mencionado le pellizcó la mejilla—. ¡No seas bruto!

—¿Acaso has desayunado loro?

—¿Y a ti te comió la lengua una rata? Has estado callado todo el día. ¿En qué piensas?

El timbre de la última clase sonó.

—Nos ganó el tiempo —dijo el profesor—. Queda de tarea para la siguiente clase y prepárense para un pequeño examen. Nos vemos, chicos.

Los estudiantes se despidieron en voz alta y no tardaron en apresurarse a guardar sus cosas. Jimin seguía esperando respuesta de su amigo, y cuando estaba por insistir, se acercaron sus amigos de la clase.

—¡La leyenda Park Jimin! —le molestaron riendo por el último fin de semana. Jimin se mofó en juego—. El chico eternamente soltero.

—¡La leyenda Park Jimin!

—Park Jimin del pueblo y para el pueblo —respondió él, dejándose alabar.

—Taehyung oppa, ¡me encanta tu abrigo! —le dijo una de las chicas. Taehyung sonrió con timidez. Era su nuevo abrigo favorito, aquel que la abuelita Kim le obsequió antes de viajar.

—Oigan, ¿tienen algo qué hacer después? ¿Qué tal si vamos por pollo frito?

—¡Sí, pollo frito!

Taehyung dudó. Jimin y él tenían dinero que el Estado les proveía por la beca, pero debían cuidarlo hasta conseguir empleo. Ya se habían divertido el fin de semana. Jimin le hizo pucheros.

—Taehyung-ah, yo te invito —dijo Bogum, el mayor de la clase—. Jimin, a ti también.

El resto de chicos no tardaron en hacer barullo molestando a los protagonistas, con un Taehyung sonrojado y un Bogum riendo y pidiendo amablemente que no incomoden a Tae. Aun si Tae pensaba negarse, terminó siendo arrastrado por la ola de hambrientos (encabezado por Park La Leyenda Jimin) hacia el local de pollo frito más cercano a la universidad.

—Estudiante de Economía, guapo, alto, simpático, buen líder y te invita a comer, incluso a tu mejor amigo para hacer puntos —enumeró Jimin con los dedos, acostado en la cama mientras mira el techo de su habitación—. ¿Qué le falta a Bogum para que le des bola?

—Si lo dices así, cualquiera pensaría que soy un idiota.

—¡Es que eres el único que no lo ve! —Jimin se sentó—. Si no te ha pedido matrimonio es porque no quiere asustarte.

Taehyung rodó los ojos. Dejó de mirar la pantalla de su computador y pensó un momento en las palabras de su amigo.

Sí, Park Bogum era el chico con el que muchas personas soñaban. Era el chico soñado.

All of my LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora