18

1.9K 290 68
                                    

18

                      

Jimin miró hacia la puerta cuando escuchó el fuerte sonido y miró con preocupación a su amigo.

—Taehyung-ah, ¿quién es? ¿estás bien? —hizo ademán de levantarse pero Taehyung lo detuvo mientras trataba de cesar su repentina tos. Casi se ahoga con el pollo a medio camino.

El timbre volvió a sonar. ¿Ese era Jeon Jungkook afuera? Taehyung se recorrió con la mirada a sí mismo. Pantalones de pijama, una camiseta de ositos, ¡y probablemente tenía el cabello hecho un nido! Se llevó las manos a la cabeza y trató de peinarse en vano, pues los ricitos rebeldes volvían a alzarse como púas. Jimin alzó una ceja.

—¿Quién es? Iré yo.

—¡No! —alzó ambas manos Taehyung para evitar que su amigo se acercara. Titubeó nervioso sin saber qué decir—. No.

No, no, no. Jimin no podía descubrirlo. ¡Si veía a Jungkook iba a hacerle preguntas y se revelaría su mentira!

—¿Qué sucede? —preguntó ya con preocupación—. Taehyung-ah.

—E-Es... es Jungkook —contestó—. Y-Y, yo... ¿me veo muy mal? —le susurró con fuerza para que le escuchara pero no lo suficientemente alto para que atravesara la puerta. Jimin bajó las cejas y Tae vio como lentamente su expresión de angustia cambió a una de diversión.

—Ajá, con que Jeon Jungkook —sonrió, tirándole un cojín—. Ve, ve, no te ves mal, tranquilo. Pero vuelve rápido o me termino esto —movió ambas manos hacia la salida para que se fuera ya—. ¡Ve antes de que lo haga yo y sabes que no me callaré nada!

Taehyung decidió no tentar más a su suerte y salió del departamento. Cerró la puerta detrás suyo y vio al guapo hombre de cabellos oscuros, quien seguía esperando justo en la misma posición en que le había cerrado segundos atrás la puerta. Dios, ¿cómo hacía para siempre verse tan increíble? Incluso esa mueca de pena lo hacía verse como si estuviese actuando para un drama. Con prisa, lo tomó con cuidado del brazo y lo alejó, solo por si el cotilla de Jimin se encontraba espiándolos.

—¡A-Ah, Jungkook-ssi! Disculpe q-que haya cerrado así la puerta, es que... ¡qué sorpresa verlo! ¿Ya le dije que me la pasé muy bien ese día? —dijo en voz alta. Jimin rodó los ojos y soltó una risita detrás de la puerta. Se llamó la atención por ser un chismoso sin vergüenza, así que se alejó solo un poquito para darles privacidad.

Hizo un puchero. Jeon Jungkook le había caído muy mal al inicio, pero si Taehyung la había pasado bien con él, lo iba a perdonar por un rato.

Kim trató de no llorar con la cara de confusión que mostró su vecino. Se llevó un dedo a los labios para pedirle que no diga nada. Lo empujó un poco más lejos de su departamento.

—Taehyung —le susurró el mayor como el contrario le pedía—. ¿De qué está hablando?

—Le mentí a Jimin para que no volviera a amenazarlo —juntó ambas manos y cerró los ojos con fuerza—. Es un bien común, para usted y para mí. ¿Se acuerda de él? Rubio, chiquito... creo que antes ya habían hablado —Jeon hizo memoria—. Jimin enojado no es bueno para el mundo. Le dije q-que salimos el viernes. Lamento mucho involucrarlo así, Jungkook-ssi, por favor no diga nada —suplicó.

Jungkook parpadeó, sorprendido ante lo que decía el menor. ¿Le había mentido a su amigo, el rubio de la caja, para que éste no le amenazara de nuevo? Vaya... ahora se sentía mucho más culpable.

—Es mi culpa, Taehyung, lo lamento mucho. Es mi culpa que haya tenido que mentirle a su amigo —murmuró, apenado. Recordó lo que tenía en las manos y lo extendió hacia él—. Me disculpo por no haberle contestado ese día, Taehyung. No tengo excusas. Estoy... muy avergonzado por haberlo dejado así en el aire.

Taehyung bajó la mirada hacia la pequeña bolsa de papel que le presentaba el pelinegro. La tomó con mucho cuidado, mientras sentía que el rostro se le fundía como lava.

¿Jungkook le había traído un presente para disculparse?

No terminaba de creérselo. ¿Acaso estaba viviendo uno de esos dramas que le gustaba ver? ¿O quizás un libro? De aquellos como los que había escrito su autor favorito... Tae no se lo podía creer. Le hubiese parecido suficiente un mensaje, pero Jeon Jungkook estaba yendo más allá de sus expectativas.

—Jungkook-ssi... —intentó no enredarse con las palabras—. Entiendo si no pudo responder antes. No se hubiese molestado.

—Por favor acéptelo. Voy a sentirme mucho más culpable si no lo toma —soltó una corta risa de nervios. Taehyung tomó el regalo de inmediato, se sorprendió al sentirlo un poco pesado—. Espero que pueda disculparme. Sé que no es mucho, pero espero que sea de su agrado —observó sus manos, cómo éstas presionaban las cuerdas del paquete. Levantó la mirada, de pronto alarmado—. No es alérgico, ¿verdad?

Taehyung bajó la mirada y miró al interior de la bolsa. Jadeó sorprendido sin darse cuenta.

—Usted es muy considerado —sonrió Tae. Jeon intentó no perderse en su rostro—. Muchas gracias. Lo aprecio mucho. No soy alérgico. Y, no se preocupe, comprendo que haya podido estar ocupado. A veces también se me van los mensajes.

El azabache sonrió al verle las mejillas tan rojitas como dos manzanas, y en el nerviosismo se quedó callado unos segundos. Taehyung presionó el obsequio contra su pecho y el mayor se resistió a reír por los ositos en la pijama del menor. Detalló su cabello, castaño y rizado, y se veía adorable al estar desordenado. No cayó mucho en cuenta de que lo miraba largos segundos.

—¿Todavía puedo compensar la salida al café? —Taehyung lo miró con sorpresa. ¿Aún quería salir con él? Se dijo que debía pensar en frío y no confundir las cosas, pero el mayor no se lo dejaba muy fácil—. Esta vez no se me pasará. Despejaré mi agenda. Si está libre cualquier día de estos, yo también. Lo prometo.

Jimin corrió hacia la mesilla cuando escuchó pasos acercarse a la puerta. Taehyung ingresó y vio a su mejor amigo con las mejillas llenas de comida. El mayor del dúo escuchó como su compañero de departamento se despedía de Jeon, para luego cerrar y correr junto a él, resistiendo todavía gritar de la emoción (pues sospechaba de que Jungkook podría escucharle aun si salía del edificio).

—¡Jungkook me regaló flores!

                               

                                           

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

                                           

All of my LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora