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La felicidad no cabe en el cuerpo de Taehyung aquel viernes por la noche, porque acaba de regresar de King's Coffee, donde se ha tomado un chocolate caliente con Jungkook, quien le ha recogido terminando su jornada de trabajo. Hasta siente que puede saltar sobre un brazo (sí, un brazo), específicamente sobre el que había recuperado su movilidad con éxito.

Conecta el parlante a su teléfono y disfruta de la música de su grupo favorito, con aquella canción que habla de un chico perdidamente enamorado y que le hace sentir cada vez más identificado. Le sirve las croquetas a Yeontan y se sirve un cuenco de yogurt y cereales para acompañarle, decidido a esperar a que Jimin regrese del trabajo. Se moría por contarle sobre su día y escucharle también.

Se encuentra leyendo un artículo en internet, sobre niños pequeños y platillos creativos para ellos, cuando suena la puerta y por ella pasa un agotado becario Jimin. Yeontan abandona su plato unos segundos y se acerca a recibirle.

—Hola, carboncito, ¿cómo estás?

De respuesta, recibe unas lamidas en el rostro.

—Guau, ¿y esa música? ¿Por qué andamos tan románticos?

—Ven, siéntate conmigo. Te ves cansado, Mimi.

—Un poco, nada más —le restó importancia con una sonrisa que no alcanzó sus ojos—. ¿Qué tal te fue? ¿avanzaste el ensayo?

—Sí, ya mandé mí parte, solo falta que Bogum agregue el suyo y mañana lo revisamos todo en grupo.

—Genial. Por fin un trabajo menos, ya quiero que acabe este horroroso semestre.

Taehyung le miró echarse sobre el sofá y cerrar los ojos. Le levantó las piernas y le presionó las pantorrillas con suavidad, a lo que Jimin respondió con un par de alaridos. Había pasado buena parte del día caminando de un lado a otro, así que el masaje le estaba resultando como un manjar.

—¿Quieres casarte conmigo?

Kim se soltó una risa y dirijo esta vez sus manos hacia sus pies. Jimin se derritió.

—Por favor... cásate conmigo.

—Pero primero tómate una ducha. Te prepararé un ramen, ¿se te antoja?

—¿Picantito?

—Claro que sí, pero muévete ya.

Park no perdió más tiempo y en segundos se escuchó el grifo correr.

    

...

                            

Taehyung observó a su mejor amigo comer con ansias. Parecía un cachorro hambriento, hasta Yeontan lo observaba con curiosidad. Le dijo que la sopa estaba deliciosa y que nunca había probado algo más rico. Él solo le sonrió; en los últimos días no habían conversado mucho, pero ahora parecía el momento ideal para ponerse al día.

—Es la receta de la abuela, ¿verdad?

—Sí... ¿me salió bien?

—Sí, deberías hacerlo más seguido —le animó —. La extraño mucho. Deberíamos hacer planes para ir a Daegu.

All of my LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora