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Taehyung gritó de dolor. Se sujetó el brazo derecho con la mano izquierda como si de esa manera fuese capaz de apaciguar el escozor y no se atrevió a mirarse la piel. Las lágrimas brotaron de sus ojos al igual que fuertes sollozos escaparon de entre sus labios. Sentía que el mismísimo sol le había rozado y el calor se empezaba a extender por su cuerpo entero.

Aquel hombre, en su sinsentido enojo, le había tirado el café encima.

Yoongi, a unas mesas de distancia, no dudó un segundo en acercarse al ver a Taehyung en el suelo. Nadie se atrevió a mover un solo dedo y no esperó más para levantar al menos en brazos y correr hacia el lavabo más cercano ubicado en lo que sería la cocina.

—¡Abre el maldito grifo! —Le gritó a una asustada joven que solo obedeció mientras lloraba al ver a Taehyung perdido en el dolor—. ¡Llama al 119, ahora!

En ese instante más que nunca Yoongi estuvo agradecido de haber sido el voluntario en las prácticas de Hoseok en sus clases de primeros auxilios, aquellos que tomó su amigo por sus visitas en hospitales de niños y los servicios de brindaba como médico psicólogo. Aunque, jamás hubiese esperado que fuese a poner a prueba sus básicos conocimientos para ayudar en una emergencia al mejor amigo del chico con el que estaba saliendo.

Sujetándose con fuerza de la camisa de Yoongi, Taehyung se deshacía en llanto y temblaba con el rostro oculto en su cuello; sabía que el agua fría mojaba su piel, mas no tenía sensibilidad y el ardor seguía presente. Escuchándolo, a Yoongi se le humedecieron los ojos, pero se dijo que no podía llorar junto a él porque terminaría por ponerlo más nervioso de lo que ya estaba y es era lo último que necesitaba.

La ambulancia no tardó en llegar y Taehyung fue llevado en una camilla. Antes de acompañarlo, Yoongi sostuvo del cuello a Youngjoo.

—Lleva ahora mismo a ese miserable a la comisaría o espera la denuncia para este maldito lugar. Hay cámaras que lo han grabado todo, así que haz tu jodido trabajo y avísale a tu jefa que voy a mandar abogados.

Jimin iba de salida de la terminal de buses, muy contento después de darle una cálida despedida a su abuela, quien había aceptado quedarse unos días con ellos después de tanta insistencia. Le prometió que pronto serían ellos los que la visitarían en Daegu y le agradeció, desde el fondo de su corazón, que haya llegado como un ángel para reconciliarlos a él y Taehyung.

No fue sencillo, pero logró reconocer que no actuó de buena manera y fue muy cruel con Tae al tratarlo con indiferencia, sabiendo lo sensible que podía llegar a ser al igual que él. Así que le pidió perdón, aunque el otro haya dicho que no importaba y que también le pidiese que lo perdonase por haberse mostrado incrédulo y haber minimizado sus sentimientos. Así, se echaron a llorar de nuevo bajo la mirada de la abuela Kim, quien solo podía ver a dos niños berrinchudos disculpándose por una pelea de cuándo se deben comer o no los buñuelos de la casa.

Sacó el teléfono de su bolsillo para a escribirle a Taehyung y avisarle que la abuela ya estaba de camino a casa, cuando ingresó una llamada de Yoongi.

Su boca se abrió en un pequeño círculo y se llevó una mano a la frente. ¿Qué hora era? Que la tierra se abriese y se lo tragara entero. Seguro que Yoongi había ido por él a la cafetería y no lo había encontrado. Se le había pasado por completo avisarle que ese día no trabajaría. ¿Estaría molesto? Demonios, eso era bastante probable. Ya había pasado poco más de dos horas desde su tiempo usual de salida para ese día.

All of my LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora