29
—Y también fuimos con papá Nam a pasear en la bicicleta hoy en la mañana. Me dijo que veríamos una película cuando regrese del trabajo. ¡Veremos Iron Man! —Jungkook jadeó, indignado.
—¿Verás Iron Man sin mí, Soobinie?
—Tío Kook no viene a visitarme.
—¡Ja! ¿Cómo te quedó eso, Jeon? —Escuchó a Seokjin burlándose detrás de su sobrino.
—Pronto iré a visitarte, Binie, tendremos una maratón de películas, ¿está bien? —sonrió hacia la cámara, pero el pequeño no parecía muy convencido.
—¿Me lo prometes, tío?
—Te lo prometo —aseguró mientras metía un par de naranjas a su coche de compras.
—Como no vengas esta semana, vas a conocerme, Jeon Jungkook. A mi Binie no vas a prometerle en vano —le advirtió el mayor mientras lo señalaba con un dedo—. Sabes que no juego.
—Sí iré, hyung. ¿Cuándo he faltado a una promesa? —rio—. Es que he estado un poco ocupado, es todo. Ya te pondré al día.
—Mas te vale. ¿Cómo vas con el nuevo libro?
—He avanzado como no tienes idea —comentó con entusiasmo—. Será tu libro favorito, ya verás.
—No voy a superar el daño psicológico que me dejaste con Hyoseop la última vez. Y no te atrevas a tener otro final así, ¿qué ocurre contigo? —El escritor soltó una carcajada.
—Si me sigue molestando, escribiré otro como ese, hyung. El final está en tus manos.
—¡¿Pero, cuándo te has vuelto tan atrevido?!
Entre risas y quejas con Seokjin y Soobin, Jungkook fue paseando por el supermercado metiendo una que otra cosa que ya le estaban haciendo falta en casa, hasta que dio con la sección de mascotas y la sonrisa se le cayó un poco. Jin le miró con curiosidad.
—¿Qué pasó? —Jungkook volvió a mirar a la cámara.
—¿Eh?
—¿Qué viste?
—Ah... encontré un par de cosas —tomó el juguete del estante y se lo mostró.
—¿Un pollo? No lo hagas... —Jungkook aplastó el pollo de plástico y rio— sonar. ¿Te dio pena un pollo?
—Ay, no... —Seokjin vio como al menor se le curvaron las cejas hacia arriba, dejando un gesto de tristeza, como un cachorro—. ¡Mira esto, hyung!
Jungkook casi llora sosteniendo la diminuta sudadera roja y amarilla que, sin duda alguna, le quedaría perfecta a Yeontan. Habían pasado un par de días sin él y ya lo extrañaba como si hubiese vivido cien años con el de raza pomerania. Sin embargo, no se atrevía a pedirle a Taehyung que se lo dejase aunque sea una noche; las carcajadas de Jimin y gritos eufóricos de Taehyung corriendo de los agudos ladridos de Yeontan casi se podían escuchar en todo el edificio. Se la estaban pasando muy bien con el cachorro y no era para menos.
—¿Llevarás todo eso? No tienes cachorros, Kook —cuestionó Jin y entrecerró los ojos—. ¿O... sí?
—N-No, pero... para cuando usted lo tenga —intentó justificarse. Sonrió—. No estoy diciendo que un día de estos le llevaré un perrito.
—¡Papi! ¿Tendremos un perrito?
—Jeon Jungkook, ni un solo pie en mi casa.
Taehyung, recostado en el suelo de la cocina, observó a Yeontan comer con ansias sus croquetas, preparadas tal y como el veterinario le había aconsejado: con un poquito de agua para su delicada dentadura. Se veía tan adorable y chiquito, que le dieron ganas de meterlo en una cajita de cristal para que nada lo lastimara jamás de los jamases. Tomó su teléfono y le sacó un par de fotos, con la idea adicional de quizá animarse más tarde a enviárselas a Jungkook.
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All of my Life
FanfictionJeon Jungkook perdió a su novio en un fatal accidente automovilístico y no ha vuelto a encontrar el amor desde entonces, hasta que conoció a Kim Taehyung una noche de fin de año bajo la lluvia de Seúl cinco años después. El increíble parecido de Tae...