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Jungkook no era tonto, él sabía que algo muy malo estaba ocurriendo en su mente, que algo estaba haciéndolo entrar en un trance que, si no solucionaba pronto, arruinaría por siempre su vida. Por eso, al sentarse a tomar café con Yoongi en la sala, supo que debía tocar el tema.

—No quiero seguir así.

Había encontrado su habitación hecha un desastre. Si bien Yoongi había tratado de ordenarlo como podía, Jungkook reconocía cómo quedaba su cuarto cuando entraba en crisis y no es algo por lo que ahora estuviese feliz. Siempre había estado solo, trataba de no involucrar a nadie más en sus recaídas. Pero esta vez había terminado llamando al que últimamente había sido su refugio y ahora no sabía cómo pedir disculpas.

—Hay algo que no hemos logrado descifrar aún —le dijo Min. Jungkook lo observó—. ¿Se trata de ver su rostro en una persona o crees que es en varias personas?

Lo pensó unos minutos.

—Según yo, es solo una.

—¿Cómo te apoyas en esto?

—Por... por su voz. Creo que recuerdo su voz. No cambió en ninguna de las tres veces que lo vi.

Yoongi ladeó la cabeza, un poco enredado. ¿Estaba diciendo que alguien le estaba jugando una broma? ¿Conocían quizás a Jungkook y Younghoon de tiempo atrás? Y, ¿cómo podría jugarle una broma repitiendo un rostro? Sí, se estaba enredando.

Minutos después de tratar de calcular qué es lo que podía estar pasando, Yoongi decidió que quería tomar un poco de aire y que volvería al rato. Jungkook estuvo de acuerdo, esperaría a que su mayor pensase con más claridad. Era consciente de la pesadez de su situación. Yoongi tomó un par de gafas oscuras y un abrigo (ambos prestados del menor). Con su infaltable mascarilla.

—No tardo —avisó al abrir la puerta. Cuando escuchó que la puerta vecina también se abría.

No hubiese estado preparado para lo que vería.

—Qué frío hace, ¿cuándo cambiará este clima? —susurró Taehyung, acomodándose la bufanda, cuando una presencia le hizo cambiar de dirección la mirada. Un hombre vestido de negro de pies a cabeza se encontraba en la puerta de su vecino... Jungkook. Se inclinó en un saludo corto amable con una sonrisa tímida ante su mirada.

—Hola, b-buenos días —saludó con ambas manos y una sonrisa nerviosa en los labios mientras se encaminaba hacia el ascensor—. Hasta luego, que tenga buen día —se despidió, y soltó el aire que no se dio cuenta que había retenido.

Vaya, qué hombre tan misterioso, pensó. Qué importaba. De todas formas suspiró aliviado, al menos no había sido el hombre gua... Jungkook. No lo había vuelto a ver y, aunque sabía que debía volver a verlo pronto (porque, vamos, eran vecinos), prefería no pensar en que ese inevitable momento llegaría.

           

        

—¿Estarás bien quedándote solo? —le preguntó con inseguridad Yoongi a Jungkook, mientras se montaba en un taxi. La señora Choe le había llamado diciendo que tenía un cliente, al que hace unos días ya le había postergado. No podía hacerlo esperar mucho tiempo más—. Es un poco urgente, pero trataré de volver rápido.

—No te angusties, hyung —trató de calmarlo—. Estaré avanzando unos documentos aquí.

Intercambiaron unas palabras más en las que Jungkook terminó por convencer a Min para que pueda irse con tranquilidad.

All of my LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora