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Era ya mediodía, el viento corría y Jungkook sentía que podía caerle un meteorito encima e iba a estar agradecido. Despertó inspirado, así que se tomó un tiempo para revisar unos documentos pendientes y escribió un par de capítulos más que tenía aplazados.

Una vez terminada aquella tarea y de enviarle un adelanto a Namjoon, le dejó comida al pequeño Yeontan y salió del departamento con la promesa de no tardar mucho. Pasaría a encontrarse con Yoongi a por un café antes de ir a su consultorio; ya deseaba contarle sobre sus últimos días y cómo se había estado sintiendo. Quería que vea su avance y se sintiera orgulloso de él.

Media hora de caminata después, ingresó a la cafetería y pidió un par de bizcochos mientras esperaba a Min. Al mismo tiempo, Yoongi se encontraba a unos metros del establecimiento, ya llevaba unos diez minutos allí. Kook había llegado más temprano que él, así que tenía un rato más para deshacerse del olor a cigarrillo; hace mucho tiempo no había probado uno, pero los últimos días no habían sido muy fáciles de digerir con tantas cosas en la cabeza y seguro no se sentiría mejor con la noticia que estaba por darle a Jungkook.

No obstante, era algo que debía hacer, incluso algo que debió suceder desde un inicio. Se había dejado llevar por el corazón. Solo había querido ayudarlo, pero lo que hizo no era correcto y estaba a tiempo de arreglar las cosas (muy en el fondo, intentaba auto convencerse más a sí mismo de ello).

Solo esperaba que Jungkook no se alejara de él... de nuevo.

—Jungkook —le saludó al llegar a su mesa, con una sonrisa que no alcanzó sus mejillas—. ¿Ya ordenaste algo?

—Hyung... Solo unos pastelillos. ¿Quieres un café? Me pediré un americano.

—Voy a tomar un té esta vez.

Tras ir a la caja a realizar su orden, Jeon regresó con una sonrisa mientras hacía malabares con dos bebidas y una porción de pastel que ordenó para llevar.

—¿Qué más te has comprado?

—Quiero contarte varias cosas hoy, hyung. Y esto es para Taehyung. Ten, tu té sin azúcar.

Ver el tenue brillo en los ojos de su hermano menor comenzaba a pesarle en el pecho. Sentía que estaba por contarle que Papá Noel no existía. Se le estaba rompiendo el corazón.

—¿Te puedo ir contando sobre Tae ahora o mejor más tarde en tu oficina? Me puedo esperar.

Yoongi tragó con dificultad un sorbo de su bebida—. ¿Te ha ido bien en el trabajo? Pareces muy contento —evadió su pregunta con otra. Jungkook no se percató.

—Creo que he mejorado mucho en estos días, hyung. He escrito más hoy también. Ya no me levanto en las madrugadas, tus sesiones me han caído muy bien, pero creo que dormir con Yeontan también me ha sido de ayuda extra —rio—. Y he salido con-

—Tengo algo importante qué conversar contigo.

Jungkook dejó de hablar cuando Yoongi interrumpió y el hecho que éste no le mirase a los ojos mientras se lo decía, le causó inseguridad. Se quedó callado unos segundos, pero sonrió obligándose a ser optimista. La terapia estaba funcionando y tenía que demostrarlo.

—Me iré de viaje en unas horas —sorprendió a Kook.

—¿De repente?

—Lo agendé hace poco.

All of my LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora