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El día anterior pasó volando con su paseo por el centro comercial. Habían muchas cosas que deseaban comprar pero no podían darse tantos lujos hasta conseguir un nuevo trabajo. Taehyung dejó su trabajo en Daegu al igual que Jimin en Busan por su traslado a Seúl. Apenas habían tenido tiempo para mudarse y tenían que volver a estudiar.

Qué complicada la vida universitaria.

—Quiero ramen picante —comentó Jimin, sentado frente a su computador—. ¿Aún nos queda?

—Creo que no —contesta Taehyung mientras termina de doblar su ropa—. También quiero ramen, no picante, pero quiero.

Se quedaron en silencio unos segundos, como adivinando qué seguía.

—¡Piedra, papel o tijera!

Jimin ríe con satisfacción, acomodándose de nuevo las gafas.

—No me diste tiempo a consultarle a mis ángeles.

—Que te acompañen a comprar ramen. Picante, por favor. ¡Te amo!

Taehyung se resistió a pegarle, pero no replicó solo porque aprovecharía en comprar unos cuantos dulces más también. Se puso un suéter y zapatillas antes de tomar las llaves para salir del departamento. Bostezó y se frotó los brazos. El invierno estaba en su punto, perfecto para congelarle todos los huesos al que no se abrigase bien.

La tienda más completa no estaba tan lejos, pero Taehyung sentía que por cada paso que daba, la nieve le entraba a los pulmones y se los congelaba. Podría comparar el clima a como estar en una nevera. Ese frío no lo sintió en la discoteca, pensó. Tendría que tratar de ir más seguido, solo para obtener calor de calidad. Gran excusa.

Soltó un suspiro de alivio cuando ingresó al establecimiento y cerró a toda prisa. En ese momento estaba extrañando mucho su querido Daegu.

Se tomó el tiempo de entrar en calor y a paso flojo caminó por los pasillos para buscar fideos. No tardó en hallar los paquetes, pero no había el que Jimin quería: picante.

Jungkook abrió la puerta del local e ingresó saludando al señor Hwang, dueño de la tienda a quien ya conocía de un tiempo atrás. Era ya de noche y apenas unos minutos atrás había vuelto de su visita en la casa de Jin y Namjoon. Había olvidado que se había quedado sin fideos y, para no salir por más en la semana, decidió que compraría esta vez todo demás que le faltaba.

Bostezó del cansancio. Aún había quedado un poco consternado por lo sucedido el día anterior y buscó distraerse jugando con su sobrino, pero éste había absorbido sus energías por completo.

—Señor Hwang, ¿ya se acabó el ramen picante? —preguntó en voz alta al no encontrar lo que deseaba. También notó que alguien más estaba por allí cerca.

—¿En serio? Déjame buscar un segundo en el almacén —le contestó de vuelta.

Taehyung, al escuchar el corto intercambio de palabras, decidió quedarse un poco más. Él también quería llevarse ese ramen. Volvió a caminar por la zona de fideos, solo paseando como quien se fija en qué más hay, y jadeó al captar de lejos un paquete rojo de fideos.

Por todos los dioses del mundo, ¿cómo no lo vio antes? ¡Allí estaba!

Vio a un hombre de espaldas, probablemente el que antes había preguntado por el mismo producto, así que se apuró en correr por esos fideos antes de que él los viese. Estiró la mano para tomarlo, pero a su vez, otra mano tomó la misma bolsa.

All of my LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora