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—¿Ahora sí me perdonas?

En un parque en la ciudad de Seúl, un par de jóvenes decidió tomar un respiro después de una larga caminata, cuya finalidad era encontrar un empleo en alguna de aquellas tan conocidas calles. El menor de los dos, dejando ir un suspiro, terminó por aceptar el vaso de chocolate caliente que su amigo le ofrecía.

—¿Eso es un sí?

—Yo no dije que sí.

—¡Ay, Tae!

El mencionado revoleó los ojos. Dio un corto sorbo a su bebida después de soplar para no quemarse y miró de reojo a su compañero, quien no le quitó la mirada de encima y estiraba el labio inferior hacia afuera en un adorable mohín.

—Está bien, pero-

—¡Sí! —Celebró Jimin alzando ambos brazos.

—Jimin.

—Sí, sí, te escucho.

—No quiero que se repita esto de dejarme fuera de la casa por el doctor ese.

—Te prometo que no. Te lo juro —juntó ambas manos, mirándolo suplicante.

Se quedaron en silencio unos minutos buscando calor en sus propias bebidas. El frío ya se estaba despidiendo en marzo, pero aún era posible que se le congelaran las piernas a cualquiera si no se portaba suficiente abrigo. Al terminar de beber, Taehyung se acercó a Jimin para acomodarle la bufanda. El de Busan sonrió.

—Algo me dice que hoy encontraremos trabajo.

—¿Ah sí?

—Sip, tenemos tiempo todavía. Mi intuición no falla. ¿Por qué no vamos por la casa? Hemos estado buscando a los alrededores y nada. Seguro que el trabajo nos queda más cerca de lo que estamos pensando.

Con esa idea, ambos se encaminaron al edificio donde vivían. Ya no tenían muchas otras opciones aparte de buscar local por local; se quedaron sin batería en el teléfono y, por lo tanto, no podían ver más anuncios en línea.

Taehyung miró el cielo y observó que estaba por oscurecer. Dispuesto a decirle a Jimin que avanzaran para de una vez irse directo a casa, sus ojos dieron con un pequeño cartel en la puerta de una cafetería.

—Se busca personal para atención al cliente, con o sin experiencia —Leyó el aviso con una gran sonrisa.

No dudaron en ingresar al establecimiento. Si toda la suerte se encontraba de su lado, ambos podrían conseguir esos puestos.

—Cuando dije que quería un trabajo, no me refería a... exactamente eso —rezongó Jimin con inseguridad mientras acomodaba los platillos que Taehyung acababa de servir como cena—. Algo, algo me dice que ese no es nuestro sitio, Tae.

—No seas negativo —trató de animarlo Taehyung—. Trabajo es trabajo, Minie. Además, era un sitio muy bonito.

—Ya, no cuestiono eso, pero esa mujer no me daba muy buena vibra. Recuerda mis palabras —Mentalmente, Jimin esperaba que nunca los llamaran de ese lugar. Aquella amabilidad con la que los recibieron le pareció muy falsa, interesada, y ya sabía bien él qué podía llegar a esconderse bajo la piel de ese tipo de sujetos.

Muy por el contrario, Taehyung esperaba que sí los llamaran y que ambos cumplieran su meta de poder laborar juntos, en un mismo sitio. Era una cafetería amplia y, por lo que les habían contado, sus clientes regularmente eran adultos de tercera edad, lo que no pudo enternecer más a Tae, que adoraba y extrañaba a su abuela. ¡Además podían ser flexibles con sus horarios en la universidad! Estaban cerca de casa y el sueldo no estaba mal. Era casi, casi ideal.

All of my LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora