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Lo que se pensó que sería un día, terminó siendo una semana y Jungkook cada vez se sentía más cómodo y caía más y más en los encantos del cachorro de raza pomerania.

No quería aceptar que las palabras de Namjoon parecían cobrar sentido ahora, pero todo indicaba que el mayor había tenido razón al decir que una mascota podría despertar mucha felicidad si llegaba en el momento justo y se le cuidaba de la manera adecuada.

El día siguiente al que había llegado el cachorro a su departamento, despertó con un sorprendente ánimo. Taehyung, muy temprano, le tocó la puerta y le dio la comida que había comprado antes de irse a estudiar, además de un par de refrescos para el mayor por hacerle el favor de cuidar del perrito que había rescatado. Así sucedieron los días. Por supuesto que Jungkook aún no sabía la razón del por qué Tae no tenía al can en su propio hogar, pero esperaría a que se lo explicase. Por ahora, disfrutaría de la compañía del más pequeño.

—No me mires con esos ojos porque no te daré carne. Ya escuchaste al veterinario. Solo cosas blandas, que apenas tienes dientes.

Cerró el refrigerador y caminó hacia su cama. El cachorro ladró y Jungkook rio, pensando en lo tranquilo que había llegado el enano, ¡y ahora se estaba poniendo rebelde!

—¿Estás alzándome la voz, muchachito? ¿Yo te doy esa educación? —No lo dejó subir a la cama y recibió otro ladrido—. Eso no es mío, eso es de Taehyung, ¿no es así? Te engríe demasiado.

Y como si lo hubiese invocado, el nuevo ritmo de Kim al tocar la puerta, resonó en el departamento entero. El cachorro corrió a toda prisa y levantó las patas delanteras a la puerta.

—¿Quién será, quién será?

Al otro lado del marco, se encontraba un sonriente Taehyung, tan abrigado como siempre, con su infaltable gorrito pomposo.

—¡Hola, hyung! ¡Hola, bebé! —Jungkook se mostró indignado cuando el recién llegado apenas lo saludó y entró gateando jugando con el cachorro que lloriqueaba de emoción.

—Llora como si lo hubiese maltratado.

—¿Quién extrañó a su Taetae? ¿Extrañaste a papi? —Le besuqueó todo el cuerpecito.

Kim no había ido el día anterior porque Jimin había regresado con él al edificio, así que no tuvo excusa para darse un escape al departamento de Jungkook.

Jungkook. Él en el departamento de Jeon Jungkook, su guapo vecino. ¿Lo habría imaginado?

Quizá lo había soñado una vez despierto en clase, pero definitivamente la sensación era distinta a vivirlo y esperaba que el tiempo tardase un poco más para poder pasar tiempo con el cachorro y el mayor. Se había disculpado con el pelinegro por hacerle cuidar al perrito más tiempo del previsto, pero Jeon no se incomodó y le aseguró que podía pasar tiempo con el pequeño mientras él iba a la universidad.

Taehyung por fuera tenía la carita apenada, pero por dentro celebraba.

En pocos días lograron entrar en más confianza gracias al cachorro, a quien solo en una ocasión pudieron sacar a pasear juntos, justo después de llevarlo al veterinario. Kim no podía estar mucho tiempo con ellos porque aún no se animaba a contarle a Jimin que ahora tenía un pequeño bebé canino (y que su vecino lo estaba cuidando porque no podía hacerlo entrar en la casa o moriría por la alergia), pero muy pronto lo haría y ya no tendría excusas para visitar a Jungkook, así que tardaría solo un poquito más en darse valor y, mientras tanto, disfrutaría su aventura en casa del mayor.

All of my LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora