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—¿Y te tomará mucho tiempo? —preguntó Jungkook, recostándose en el suelo de la sala al finalizar su nueva rutina de ejercicios. Jadeó, agotado—. Ya han pasado tres días, ¿no?

Yoongi rio.

—El tren a Seúl sale aún más tarde así que llegaré a dormir. El fin de semana saldré a cenar con un amigo así que te puedes unir, ¿qué te parece? Seguro que sí recuerdas a Hoseok —Jungkook frunció el ceño mientras trataba de recordar.

—¿El hyung que conociste en tus prácticas? —adivinó.

—Ese mismo. Hubo una conferencia aquí y me hospedó. Él compró un pasaje días atrás así que salió temprano y, por confiarme a última hora, no alcancé. Lo tomo como más tiempo para la siesta —se encogió de hombros—. ¿Cómo te fue con Taehyung?

Jungkook se giró aún en el suelo y apoyó su rostro en ambas manos.

—Me disculpé con él. Le llevé narcisos: las flores del renacimiento, de un nuevo comienzo —remarcó su previa búsqueda por internet con una sonrisa tímida que nadie podía ver pero que Min fue capaz de sentir—. Creo que le gustó. Los llevé en una maceta bonita que encontré en la florería. Te mandé una foto, hyung, ¿no la viste?

—¿En serio? Ah, lo siento, Kook, es que la conferencia me tenía de cabeza —se disculpó Yoongi—. Narcisos, narcisos... ¿esa flor no es del amor no correspondido?

—¡Hyung! ¡Pero qué cosas dices! —Yoongi rio con ganas ante el exalto del menor.

—Ya, es que me hicieron aprenderme de memoria varias de las historias de esas flores en la escuela, ¿qué culpa tengo yo? Si solo he soltado la información que me aprendí para nada —se excusó. Jungkook refunfuñó sin poder recriminarle porque el mayor no mentía; a él también le habían ordenado aprenderse sobre muchas plantas, con la diferencia de que a él no se le quedaron en la memoria—. ¿Entonces ya son amigos?

—Creo que... todavía en proceso de —dudó—. Lo invité a tomar un café para enmendar lo del viernes. ¿Estuvo bien?

—No veo por qué no —apoyó—. Confío en que podrás llevarlo bien, JK. Vamos despacio, paso por paso, ¿recuerdas?

Jungkook asintió con obediencia. Se levantó del suelo con el teléfono en mano. Se estiró una vez más.

—Hyung, ¿me trae un recuerdito de Gwangju?

                                    

                                        

—¡Feliz cumpleaños, Sanhyuk hyung! —celebró en coro el gran grupo de universitarios de Seúl a la medianoche en una discoteca de la ciudad—. ¡Fondo, fondo, fondo!

Luces de colores y humo artificial en el gran espacio, con un DJ más animado que nunca cuando Park Jimin, el encanto de Busan, le dijo que era el cumpleaños de uno de sus sunbaenims y que venían a celebrarlo con su música. Se ganó una ronda de diversos tragos que no dudó en compartir y vibró como si fuese su propio día.

Park Fiestas Jimin. Un nuevo título para su hoja de vida.

—Mi amor, un poquito más —insistió a su mejor amigo, haciéndole pucheros—. Si no has tomado casi nada, Tae.

—Si tú estás tomando por mí. Uno de los dos tiene que llegar más sobrio —le recordó, pero el contrario se negó entre risas—. Mañana te va a tocar una resaca de mil muertos, Jimin. Y hay clases.

All of my LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora