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Taehyung ya no sabe qué hacer.

Han pasado alrededor de dos semanas y poco más desde que fue dado de alta en el hospital. No fueron días fáciles, pero no puede quejarse, porque recibió mucho apoyo de Yoongi en el proceso de denuncia contra el hombre que le quemó el brazo. Fue agotador, física y mentalmente, pero las cosas estaban marchando a su favor y todo terminaría pronto de la mejor manera, como aseguraba el abogado Lee (un colega de Min Yoongi), y recibiría una indemnización no solo por el daño que le había provocado aquel hombre, sino su cruel ex jefa.

Por supuesto, Taehyung, con el corazón de pollo que tenía (como solía acusarlo Jimin), todavía dudaba de si proceder con encerrar a aquel señor de edad avanzada, porque le recordaba mucho a su abuelita, pero él nunca se mostró arrepentido por haberlo lastimado y Tae se recordó que tampoco podía echar al agua el esfuerzo que sus mayores habían hecho por él.

Cada vez que le era posible preparaba algún platillo que veía en videos en internet y le pedía a Jimin que se pasara a dejarlo en la oficina de Min, ya que su mejor amigo difícilmente le dejaba hacer algún esfuerzo. Pero Taehyung no terminaba de sentirse satisfecho... quería agradecerle a Yoongi, muchísimo, por ayudarle tanto a él y a su Minie, porque aunque Jimin se negara una y otra vez, Min Yoongi estaba siendo un apoyo increíble para ambos, en todo sentido.

Estando a solas en su habitación, acostado en su cama después de haber terminado con unos deberes de la universidad, intentó pensar en lugares a los que podría postular para trabajar en su aún delicada condición. Le daba mucha pena ver a su amigo llegar cansado de estudiar y de haberse dado una caminata buscando empleo, la culpa le estaba carcomiendo el pecho. Se sentía inútil.

Unos toques en la puerta sonaron y se levantó para recibir a quien estuviese al otro lado. Se encontró con Jungkook.

—Creo que Yeontan se comió a un humano. Eso que salió de su cuerpecito... no fue normal.

Taehyung se echo a reír mientras recibía al cachorro en un brazo e invitaba a pasar a Jeon.

—Despacio, Tae, el doctor dijo que no debías cargar nada de peso.

—¿Está llamando gordito a Yeontan? ¿Escuchaste eso, Tan?

—Oye, yo no dije eso —rio Jungkook—. ¿Cómo estás ahora? ¿Tu brazo?

—Casi como nuevo, hyung. ¿Deseas que te prepare un té?

—¿Qué tal si yo lo preparo? Tu siéntate con Tan.

Taehyung intentó con todo su corazón no poner mala cara, de verdad lo intentó, pero Jungkook notó cómo se alejó con los labios hechos una línea y cómo se sentó con desánimo en la alfombra. Minutos después, él se acomodó a su lado, ofreciéndole una taza tibia.

—¿Estás molesto? —Lo pensó, y lo dijo sin querer. Jungkook se mordió la lengua—. Digo... yo, creo que algo te molesta.

—Es que... —bufó—. Yo sé que no lo hacen a propósito, pero hyung, Jimin es igual que tú.

—¿Igual que yo?

—Los dos me tratan como si fuese una pluma. Solo... quiero servir también.

Jungkook guardó silencio unos segundos, tratando de formular una buena respuesta. Era cierto que desde que Taehyung había salido de la clínica él se había sentido en la necesidad de ser un poco más atento para que se recupere pronto y siempre con cuidado de no lastimar su piel, pero no había caído en cuenta de que Taehyung fuese a sentirse mal por eso.

All of my LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora