Priscila vio como Layan se alejaba hacia la puerta dado el anuncio del nuevo ataque a otro miembro de la manada. Frunció el ceño. Otra víctima, y ella no acababan de encontrar el atacante. Por primera vez el sentimiento de culpa la atacó y fue algo realmente incómodo y pesado. Estaba tan sumida en sus pensamientos que no se dio cuenta que el alfa había girado de vuelta a donde estaba ella.
-Ve a comer algo y a descansar- le dijo él acunando su mejilla llamando su atención.
La loba alzó la cabeza para que sus labios fueran sellados por lo de Layan en un beso rápido que la tomó desprevenida, y después si se fue así, sin más.
¿Descansar?
Ella tenía muchas cosas que hacer menos descansar. Tenía que salir a buscar quien era el agresor de una buena vez por todas. De seguro olería a sangre todavía. Así que esperó varios minutos y salió por la puerta trasera esperando no cruzar su camino con Layan o él podría truncar sus planes.
Lo primero que hizo fue darle vuelta al castillo ampliando su rango de búsqueda en su mente leyendo las de los demás. Ahora que sus emociones se habían liberado le resultó tan fácil que ella misma se impresionó. Los pensamientos pronto fluyeron a ella como una suave ola intensificado los murmullos que siempre tenía aislados en su cabeza.
Últimamente estaba tanto tiempo cerca de Layan y siendo tocada por él que a veces se le olvidaba que su cabeza era un libro abierto a los pensamientos de los demás y que era realmente incómodo. Pero por alguna razón, esta vez, y siendo más fuerte pudo regular la entrada de estos mismos pensamientos.
Por lo que cerrando los ojos se concentró y entró mente por mente, incluso de los lobos de servicio en sitios superiores...pero no encontró nada. Si alguno hubiera hecho algo estaba segura que encontraría algo. No fue así.
Se desilusionó un poco aunque sabía que había muchos más lobos que revisar. Y dándose cuenta que su control mental era mucho más ágil que antes probó algo. Poco a poco minimizó el sonido de los murmullos en su cabeza y os fue suprimiendo hasta, para sorpresa de ella misma...logró omitirlos. Y así un silenció reinó dentro de ella.
Abrió los ojos y se tambaleó. Tuvo que recostarse a una pared tomando aire. Usar su mente panorámica era algo que consumía bastante fuerza pero al menos ya sabía algo nuevo. Las molestas voces en su cabeza ya no estaban y era un alivio tal que no pudo evitar sonreír...contenta. Si, ya sabía lo que era no tenerlas pero lograrlo por sus propios medios estaba a otro nivel.
Pero por supuesto no todo siempre era color de rosa para ella y se miró las manos. Estas estaban completamente llenas de escarchas y su piel azul. Dolían y no podía moverlas
-Demonios- maldijo y se centró envolviéndolas en una leve llama de fuego. Hizo una mueca con su rostro cuando el azul de su piel pasó a un rojizo después de desvanecerse la escarcha.
Ahora no estaban congeladas, sino quemadas.
-¿En serio?- jadeó.
Ser tan poderoso como era ella en ese momento no era un beneficio en todos los sentidos. Ahora tenía un pequeño gran problema y no sabía cómo curarlo. Quizás Layan estuviera en ese momento cerca, pero él estaba ocupado. Se quedó tiesa y los recuerdos de los últimos días volvieron a su mente.
El alfa no se lo había dicho pero ella se había dado cuenta que había despertado otro poder. Uno que realmente le había dolido. Aun sentía como su piel abría y volvía a cerrarse aun si sus recuerdos eras borrosos. Acaso ese poder que había despertado era el de Layan. Era lo más seguro. Si mal no recordaba era el que le faltaba por despertar.
Solo había un problema. No sabía cómo usarlo.
Sacudió la cabeza. Ya después se atendería ella pidiéndole ayuda a Layan. Por el momento tenía el tiempo limitado así que se enfocaría en sus planes presentes. Y viendo que al menos en el castillo no había logrado nada se encaminó a las casas de la manada. Ya tenía sospechas de quien pudiera ser así que por qué esperar más tiempo.
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Reina del Alfa #2 Serie: Almas De Lobo
WerewolfSegundo novela de la Trilogía Almas de Lobos Ella, la hija de Nebraska y Hades ha nacido con la sangre de los cinco grandes alfas. Siendo la loba más fuerte de su tipo no puede controlar su poder haciéndose daño. Layan sabe que ella lo reclama como...