Layan lo sabe

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El pecho de Priscila latía debocado. Layan sabía de Liam. Tanto que ella lo había ocultado y él simplemente se había enterado, pero por quién.

Litus, era único que sabía. Ella se lo había dicho después de asegurarse que portaba una de las manillas hecha por su cabello y las piedras de sangre de omegas. Esa era una de las razones por las que pensó que eran Antoin y su hermano. De los dos a los que tenía de sospechosos eran los únicos que no portaban las manillas lo que impedía que Liam entrara en sus conciencias.

Pero ahora realmente no sabía quién era el verdadero culpable. Antoin estaba muerto, y la persona que había visto antes de colapsar era una persona adulta. Y no podía recordar su olor, era como si estuviera escondido.

Pero ahora Layan.

-¿Estás bien? ¿No te duele la cabeza? ¿Eres tú?- ella se transformó tan rápido que le dolió y agarró la cabeza del lobo entre sus manos. Revisó sus ojos, sus expresiones faciales, lo olió, pero...

-Estoy bien cachorra- él se rio en su mente y le pasó la lengua por su mejilla- Soy yo, tu Layan-

Le decía eso, pero ella no estaba muy convencida. No por la parte de su Layan, eso había sido lindo, sino por lo otro. Sentía que algo no estaba bien, pero para nada bien, pero no sabía si era ella o el lobo.

Priscila frunció el ceño y con su pie apartó a Layan poniendo distancia entre ellos, aunque apenas pudo levantarlo de su cuerpo. Aun así, le gruñó.

-Estás mintiendo- los ojos de ella se volvieron plata fundida.

Layan se quedó mirándola y poco a poco se transformó dejando ver una leve sonrisa. El azul de sus ojos estaba claro y tranquilo.

-¿Por qué te mentiría?- le acarició su pie y pantorrilla con la punta de sus dedos.

-No lo sé, pero lo haces. Ahora mismo. Puedo sentirlo-

El lazo, el lazo entre ellos ¿en qué momento se había fortalecido tanto que ella era capaz de sentir lo de él. Normalmente era al revés.

Layan suspiró y la agarró la pierna apartándola y se dejó caer nuevamente sobre ella. Ahora en sus cuerpos humanos se metió entre sus muslos y dejó que sus pieles desnudas se rozaran cálidamente.

-Eres muy inteligente para mi Priscila- él sonrió y le besó el ceño fruncido. Acaso esta es la razón por la que no querías decirme sobre Liam. Porque desde que me enteré mi cabeza está martilleando. Como si algo quisiera entrar. Lástima que soy bastante fuerte-

La sonrisa de él para nada la tranquilizó. Más bien ella comenzó a temblar. Sabía que este escenario vendría. Si Layan cedía su cuerpo sería controlado.

-Por eso no debías saberlo- la mirada de ella fue fría- No debían saberlo, sabía que esto ocurriría-

Esta vez fue Layan el que frunció el ceño.

-Pero se lo contaste a Litus. Él lo sabía primero, pero entonces yo no. Acaso...- alzó su voz con cada palabra. No había querido mencionarlo, pero una de las razones por las que estaba realmente molesto era porque Priscila no se lo había contado a él primero, a pesar de las consecuencias.

-Se lo tuve que decir para que liberara mis emociones- ella dijo- Con mis emociones mis poderes se hacen más fuertes y si te decía esto es lo que ocurriría- ella gruñó, pero en el fondo de sus palabras florecía el pánico.

-Yo soy tu pareja Priscila, soy tu lobo, se supone que debes confiar en mí, podríamos haber encontrado alguna alternativa juntos-

A esa altura él se había alzado y sentado frente a ella sacudiendo su cabeza. Se estaba molestando y sabía que el fondo eran los celos. Sobre todo, los celos. Pero no era solo eso, su cabeza dolía y sentía que cada vez que bajaba la guardia algo quería colarse dentro de su mente y no lo permitiría.

Reina del Alfa #2 Serie: Almas De Lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora