Te prometo

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Layan había escuchado que la conexión entre compañeros era sumamente fuerte, mas nunca se imaginó cuánto. Solo podía decir que estaba en completa sincronía con su loba, Priscila.

No importaba que movimiento hiciera, por donde atacara, no importara la velocidad, ella estaba allí cubriendo su espalda de los dientes de Liam. Cuando él saltaba sobre su cuerpo para desgarrar algún pedazo de él en un intento de llegar a su garganta y la boca de Liam se encontraba cerca de él simplemente era congelada o quemada unos segundos, el tiempo suficiente para él poder hacer su trabajo.

Liam que para ese momento estaba completamente fuera de control, gruñía tan fuerte que Layan sacudió la cabeza y Priscila se cubrió sus oídos con una inmensa molestia. Un hilo se sangre comenzó a escurrirse por este y ella frunció el ceño.

Y solo había sido un segundo para abrir los ojos y encontrar la boca de Liam justo delante de sus ojos. Layan maldijo y corrió hacia él golpeándolo con la cabeza y no había desgarrado el cuello de Priscila, puesta se había movido en un último segundo rodando por el suelo. Como resultado el brazo de ella estaba ahora completamente desgarrado.

Layan mordió con fuerte la nuca de Liam sacudiendo la cabeza tan bruscamente que le arrancó el pedazo de la piel. Tuvo que saltar alejándose cuando este último se agitó mortalmente por el dolor.

El alfa solo tuvo tiempo de soltar el asqueroso pedazo de carne en su boca, antes de esquivar los colmillos de Liam que arremetían contra él. Saltó hacia un lado viendo como el suelo se agrietaba bajo las patas de Liam. Acto seguido el enorme lobo movió su cuerpo rápido esta vez golpeando a Layan y alzándolo.

El alfa se estrelló contra el suelo rotando sobre su cuerpo y con dolor en su lomo por el impacto. Y en segundos el cuerpo grande de su enemigo estaba sobre él. Liam era realmente rápido, sin embargo, Layan no tenía intenciones de retroceder.

Fue entonces que vio que el lobo en vez de atacarlo alzó la cabeza gimiendo y sacudiéndose. Acaso… no se equivocó cuando detectó a Priscila que en algún momento se había subido encima de él y sus manos las tenía entre el espeso pelaje. Un ligero olor a quemado llegó al hocico de Layan y supo al momento que era lo que estaba haciendo.

Liam se sacudió con fuerza intentando quitársela de encima, pero Priscila era dura y se mantuvo quemando la piel intentando llegar a la yugular, pero ante una fuerte sacudida su cuerpo fue arrojado lejos de su enemigo. Ella se vio alzada en el aire, pero se estabilizó y creando una escalera de cuatro peldaños de huelo volvió al suelo con elegancia y corriendo el cabello hacia atrás. Aun así, no pudo evitar que un hilo de sangre bajara por el borde de su labio y que su brazo del anterior ataque doliera como el infierno.

Layan aprovechó que Liam se sacudía de dolor para correr en dirección a Priscila. El costado de ella estaba empapado de sangre que dejó de correr cuando ella creó una capa de cristal sobre su piel, evitando aún más la hemorragia. Ella alzó el otro brazo y concentrándose creo un circulo de fuego alto alrededor de Liam. No lo retendría por mucho tiempo, pero si el suficiente para encontrar otra manera de deshacerse de él. Habían probado atacarlo directo, congelarlo, quemarlo, hacer emboscada, y no estaba funcionando. Liam era rápido y fuerte, muy fuerte, un enemigo fuerte sin dudas, uno con el que valía la pena no contenerse. Ya había una vez ayudado a terminar con él, una segunda no sería problema.

-¿Estás bien?- Layan se detuvo a su lado tocando con su morro la mano del brazo herido.

-Layan- la voz de ella era plana, concentrada y muy directa. Él le miró con el cuerpo tenso- Tenemos que terminar esto- ella no se lo había dicho pero su poder se estaba acabando, casi estaba llegado a su límite, si continuaba así lo más probable era que cerrara los ojos y Layan tuviera que encargarse de todo. Y no quería esto.

-Lo sé, Priscila- él se notaba frustrado. Habían destrozado parte del cuerpo de Liam y aun no caía el maldito.

Otro fuerte gruñido se escuchó y esta vez pudieron ver como Liam sacaba su pata de adentro del círculo de llamas y está casi se rostizaba volviendo a meterla. Priscila había usado su poder muy concentrado e incluso sus ojos se habían tornado de un color rojo.

-Quiero probar algo. Si funciona podremos terminar con él- le dijo segura- Solo necesito que me cubras, sabrás hasta cuando, y cuando él esté cerca de mi lo dejes.

Esa idea no le gustó para nada a Layan.

-Eso mismo dijo tu madre cuando luchamos contra Liam años antes. Por qué demonios las dos son tan iguales- Layan le gruñó fuertemente, molesto por la aptitud de ella y de su madre. Acaso no confiaban en ellos como alfas, fuertes como eran. Había visto como Hades casi se desmoronaba al ver a su loba cuando cayó al suelo muy herida, él no quería eso con Priscila.

Y ella sintió la frustración de él y el mar de sentimientos. Su mano acarició la cabeza de él con cariño.

-Te prometo que no me pondré en peligro- ella le sonrió suavemente.

-¿Entonces que harás?

La loba pestañeó lentamente en dirección a Liam y su expresión se volvió complicada.

-Lo mismo que hice… cuando maté a mi primera víctima.

Y Layan se estremeció al escucharla. Sabía muy bien a que se refería. Ella había sido una simple cachorra de apenas 10 años, pero demonios con lo que había hecho al despertar su poder.

-Pris- la voz de él salió un poco inestable.

Ella le sonrió.

-Acaso no confías en mi lobo- ella inclinó la cabeza- Porque no me muestras de lo que eres capaz ahora que te uniste con esa parte salvaje tuya. Estoy segura que te estás conteniendo.

El alfa le gruñó.

-No hables de él.

Ella bufó internamente. Podrían haberse fusionado, pero Layan era alguien sumamente celoso, y esto iba a ser un tema interesante, mas no ahora.

-Si no quieres que lo menciones, haz tu parte- ella forzó. Al igual que su madre, controlar a su pareja no iba a ser tan difícil después de todo. Solo tendría que usarlo… a él mismo.

Fue entonces que escucharon un grave aullido y el cuerpo de Liam se forzó a salir del circulo de fuego quemando su cuerpo en el proceso. El fuego de Priscila rostizó el resto de su pelaje cayendo este en el suelo todo quemado, dejando la piel roja e irritada a su paso. Al salir completamente no quedaba lo que se pudiera llamar un lobo, solo un cuerpo deforme y con dos pares de orbes tan rojos que se fundían con las llamas.

-Layan- Priscila habló sumamente seria.

-Lo sé, preciosa- y fue lo que dijo el alfa para comenzar a correr en dirección a Liam usándose como carnada para desviar la atención de su enemigo de Priscila.

La loba aprovechó y cerró los ojos. Debía recordar esa sensación, aquella de cuando era una simple cachorra, sin apenas consciencia de lo que pasaría en su futuro, donde su único objetivo había sido salvar la vida de sus hermanos. La única diferencia es que ahora era a su lobo y manada a quien protegería.

Una leve sonrisa apareció en su rostro cuando su pecho palpitó. Sintió sus poderes aglomerarse en esa zona, como aquella vez. Era extraño porque todos se sintieron iguales, una ola de energía difusa, caliente y agresiva y para cuando abrió sus ojos, estos estaban completamente negros.

-Layan- la voz en la cabeza del alfa lo hizo paralizarse y desaparecer del ángulo de visión de Liam.

Este, tambaleándose, con aun pedazos de su cuerpo y sangre cayendo al suelo y mordiendo lo que apareciera cerca de él vislumbró el cabello oscuro que ondeaba a su derecha. Sacó los dientes y gruñó sonoramente girándose hacia allí.

-PRISCILA- Layan gritó al ver a Liam correr en dirección a su pareja. Confiaba en ella, pero no en Liam y no lo dejaría tocarla.

Sin embargo…

Reina del Alfa #2 Serie: Almas De Lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora