Estoy donde me place

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Si había algo que Priscila sabía muy bien era que no dejaría que Liam mordiera su nuca y la marcara, no lo permitiría, aun si tenía que destrozar su cuerpo para impedirlo. Su cuerpo estaba sumamente tenso lo que provocó duras palpitaciones en sus costillas magulladas. Si solo aquellas cadenas le permitieran defenderse lo haría. Usaría su poder a como diera lugar.

Entonces un recuerdo vago vino a su mente. Las palabras de su madre diciéndole que cuando el plan B falla, todavía tienes hasta la Z para intentarlo. Entonces, no podía simplemente decir que no podía usar sus poderes debido a ello.

Los grilletes eran pesados pero no debía ser el metal el que reprimiera sus acciones. No era un material capaz de ello, solo de retener, entonces solo podía ser una cosa. Los miró rápidamente mientras Liam terminaban de desnudarse y notó lo que esperaba. Estaban llenos de sangre salpicada tanto por dentro como por fuera, no solo de la sangre de su madre sino una que había penetrado por dentro del metal.

-Así que es eso- dijo con un leve movimiento de los labios.

Como decía su madre, sino hay B, hora de usar el C. Así que rápidamente con sus garras que le dolió incluso sacarlas se desgarró la piel por encima de los grilletes de los tobillos y con sus colmillos rompió sus muñecas tan profundamente que la sangre comenzó a brotar sin freno.

-¿Quieres matarte tan rápido?- Liam no le preocupó lo que él pensó que eran vanos intentos de evitar lo inevitable.

Lástima que Priscila no pensara igual. Ya había salvado a Leila y Alim, ahora solo tenía que esperar que su sangre potente bañara los grilletes y opacara el poder de la que estaba seca sobre estos. Si su plan daba resultado, estos serían solo cadenas comunes y se encargaría de congelarlo, sacar a Liam de la mente de Kei y destruirlo completamente. Ya había jodido demasiado como para que lo siguiera haciendo.

Liam se carcajeó ya completamente desnudo.

-Bueno, este no es el mejor cuerpo, pero al menos me servirá para mi propósito. Una vez que te muerda serás mía y cuando te anude ni siquiera Layan podrá ayudarte porque no le pertenecerás más- el lobo bajó su mano y sobó la erección que estaba creciendo.

Si no fuera porque Priscila había visto a Kei anteriormente desnudo dado que iban a correr regularmente junto por el entrenamiento, esta imagen le resultaría perturbadora, sobre todo cuando sabía que este lobo, al menos el verdadero tenía una relación que caía en lo sexual con Victore. Otra de las razones por las que no podía permitir que Liam se enlazara con ella, destruiría al Comandante, ya había notado el brillo cuando hablaba refiriéndose al beta. Podía ser un poco sádico y retorcido, pero en el fondo amaba locamente a Kei.

Por eso debía hacer todo lo que estaba en sus manos, aun cuando la sangre corría ya como un charco debajo de ella y los grilletes completamente rojos por esta.

¿Estaría funcionando su teoría?

Todavía no del todo. Casi, podía sentir un poco sus poderes vibrando dentro de ella. Eso era una luz al final del túnel. Unos minutos era lo que necesitaría. Debía buscar alguna forma de ganar tiempo. Pero se tambaleó.

No había contado con lo débil que estaba su cuerpo desde antes, debía haber perdido mucha sangre durante la caía y más esta… no era fácil reponerla, solo había podido curar hasta que fue encadenada.

Demonios.

Liam por su parte solo sonrió como pareciendo que se había dado cuenta de su plan, aunque no dijo nada. Avanzó hacia ella soltando su erección y jadeando excitado, la mirada lujuriosa no parecía para nada las serias pero agradables de Kei.

-Comencemos preciosa, creo que habrá visitantes pronto y al menos quiero lograr mi objetivo antes de que todo salga mal-

¿Visitantes?

Reina del Alfa #2 Serie: Almas De Lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora