Enamorado.
Amor.
-¿Qué es eso?- Priscila preguntó tomando desprevenido al beta
Kei pestañeó confundido.
-Disculpa princesa, no entendí-
-Me refiero a...¿qué se siente cuando uno está enamorado?- la pregunta fue inocente pero eso no quitaba el peso que contenía sus palabras.
Inesperadamente el siempre serio y hermoso rostro de Kei se sonrojó.
-Es algo complicado de explicar princesa, pero debes sentirlo con el alfa-
Priscila inclinó la cabeza.-Kei, yo no tengo emociones. No sé qué es amar a alguien. No entiendo porque se ponen nerviosos cuando están al lado del lobo que les gusta, ni la razón de sonreír cuando simplemente se acarician, o se dan un simple beso en la mejilla-
Por un momento Kei tuvo lástima por ella. Que difícil era vivir siendo un cascaron vacío. El no solía mostrar mucho lo que sentía tampoco pero no había nada mejor que lo que albergaba por Victore. Su estómago se apretaba cada vez que lo veía y su mente se ponía en blanco, pero con todo y eso, nunca renegaría de sus sentimientos.
-Olvídalo- Priscila negó con la cabeza interrumpiendo sus pensamientos -Ve, alguien te espera..- le sonrió y no era la habitual sonrisa fría.
Era una más cálida y acogedora. Que la hacía lucir incluso más bella de lo que ya era. Si no fuera porque a él le gustaba Victore, no porque fuera macho sino por quien era. Y además que ella no fuera la loba de su alfa podría considerar sentirse atraído hacia ella. Pero lo hacía dicho. Si no fuera.
Priscila esperó a que el desapareciera para ocultar su sonrisa. Últimamente no tenía que forzarla tanto como antes. Era más natural y se sentía bien hacerlo. Su mente todavía no se había desconectado de la situación de antes.
Siempre proclamaba que Layan era de ella pero realmente ¿Qué era lo que sentía por él? De alguna forma, que la tocara era estimulante. Estar a su lado hacía que pudiera descansar pues todo sus poderes más las voces en su cabeza desaparecían por completo.
Sabía que lo quería a su lado, pero en el fondo, si ella tuviera sentimientos, ¿Lo amaría?
Se restregó la cabeza. No era momento para eso. Al final, de ahí hasta que realmente sus emociones volvieran completamente faltaba tiempo. Era capaz de que su tiempo de vida llegara a su límite y estas se mantuvieran enterradas en su interior.
-Bueno, ya que estoy sola, es tiempo de que me mueva- sus ojos centellaron- Liam, veamoss en que caja de sorpresa te encuentras- dejo salir sus colmillos y caminó en dirección contraria a la de Kei.
Esta vez estaba sola. Ningún lobo la seguía. Así era mejor. Tener a alguien diciendo en su mente que estaba haciendo ella precisamente e ese momento era algo que la desconcentraba.
Por supuesto y como se imaginó fue nuevamente el centro de atención en el pueblo por lo que sabía que Layan estaría informado de donde estaba ella. Había desobedecido su orden por lo que era 100% seguro que la esperara otra vez? Para regañarla? Eso era lo de menos. Él no tenía constancia que mientras más se enfadaba con ella más gana le daba de molestarlo.
Es que se veía realmente sexy cuando fruncía el ceño y sus ojos cambiaban de color.
Priscila camino por más de media hora por parte de la manada sin resultados. Enfocaba su mente en hallar a alguien que hiciera resistencia a su intromisión en sus pensamientos, pero hasta el momento estaba con las manos vacías. Hasta ahora todos los lobos adultos que había revisado eran como libros abiertos.
ESTÁS LEYENDO
Reina del Alfa #2 Serie: Almas De Lobo
WerwolfSegundo novela de la Trilogía Almas de Lobos Ella, la hija de Nebraska y Hades ha nacido con la sangre de los cinco grandes alfas. Siendo la loba más fuerte de su tipo no puede controlar su poder haciéndose daño. Layan sabe que ella lo reclama como...