Priscila des...

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Estaba frío, desolado, agonizante. Todo oscuro, todo negro no podía ver nada. No podía moverse, no podía respirar, no podía… se estaba quemando por dentro. Su cuerpo latía al punto de doler. Tenía que calmarlo, tenía que completar el enlace que la mantenía atrapada en un círculo vicioso y aparearse, eso era lo que dictaba su mente.

Espera…

Solo tenía que…

Abrir sus ojos. Pero aun así no había nada, no había nadie.

¿Dónde estaba? ¿Dónde estaban sus padres?

¿Dónde estaba su lobo?

***

-Espera, espera- la voz de Layan se alzó descontrolada- ¿Qué demonios acabas de decir?- ahora si se estaba volviendo loco.

Victore sudaba hasta donde ya no se podía. Estar rodeado de dos alfas y una reina que si no medía sus palabras le saltarían arriba sin dudas se estaba volviendo duro. Pero a la altura que estaba ya no había otra opción.

-Como escuchó alfa. La princesa fue la que despertó nuevamente el lobo dentro de usted-

Otra vez densos segundos de silencio hasta que Hades lo rompió.

-¿Y cómo pudo haberlo hecho?-

Ahí es donde la cosa se podía tensa. No era como si pudiera hablar de la vida íntima del alfa con los suegros de este delante. Que la luna lo amparara.

-Bueno verán- Victore se removía ya incómodo en el asiento- Alfa, acaso recuerda que usted tiene algunas lagunas mentales relacionadas con Priscila- no tocó mucho el tema y le hizo una ligera seña a este para que le siguiera la rima.

Y por suerte su alfa era bien perceptivo.

-Si. Reconozco que Pris me ha dicho algunas cosas que pasan entre nosotros que realmente no puedo recordar haberlas hecho- eso incluía cuando ella le había contado las veces que él la había tocado, lamido y besado de más, donde no recordaba nada, pero en ese momento le encantaría tener esos recuerdos.

-Pues… esas cosas las hizo su parte salvaje tomando el control de su cuerpo y haciéndolas por usted. Su lobo realmente desea terminar el enlace con Priscila desde que usted la mordió.

La boca de Layan se abrió ligeramente. No, no desde que la mordió, sino desde antes. Los vagos recuerdos de él encontrándose con ella como si fuera un sueño y declarando que era suya. Desde ese día había enlazados sus destinos. Con razón ella despertaba oliendo tanto a él y un leve deje de excitación, además de cansado, mucho más de lo habitual. Incluso si podía recordar despertar tocándola nunca sabía cómo había iniciado. Ahora todo era más claro y explicaba esa maldita voz en su cabeza. Que por lo visto era más inteligente que él que se había hecho el duro al inicio. Si hubiera cedido antes todo sería más fácil para todos.

-Bueno, ya sabemos sobre mi lobo, sobre porqué despertó para reclamar a Priscila. Ahora necesitamos soluciones y cómo puede usarse esto dentro de mí para acabar con Liam- Layan sentía que le dolía aún más la cabeza.

-Para eso alfa necesito que me deje hablar con su lobo ¿Crees que sea posible? - Victore insistió.

El ceño de Layan se frunció dolorosamente.

-Ni pienses que lo dejaré tomar control de mi cuerpo. A saber tú que puede hacer-

-Imbécil déjame salir- la voz del lobo martilleó su cabeza tan duro que Layan apretó los ojos y gruñó.

-Alfa- la mano de Victore se puso sobre su hombro- Por favor confíe en mí. Es necesario para salvar a la Princesa-

Ante la mención de Priscila la terquedad de Layan fue cediendo rápidamente.

Reina del Alfa #2 Serie: Almas De Lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora