Tentar al lobo

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Podía afirmar que amaba a Layan. Era su compañero y todo, pero en esos momentos Priscila deseaba realmente meterse en su mente, sacarlo y decirle las cosas que él necesitaba escuchar. Porque Priscila había tenido sexo, pero apenas eran recuerdos difusos en su mente. Demonios, como deseaba tener experiencia, sobre todo con un lobo tan grande al que tenía que llevar a un orgasmo tan brutal que olvidara hasta su nombre.

Por suerte, después de romperse las neuronas notó que el cuerpo masculino estaba bastante sensible. Por lo visto la parte salvaje de Layan era la que se había llevado la mayor parte de lo sensitivo. Eso era bueno. Quizás no se tendría que esforzar tanto porque eso que ya latía debajo de ella definitivamente había sido rápido.

Enrollo sus brazos alrededor del cuello de Layan y sus labios rozaron su mejilla.

-Sé bueno- le dijo con voz sensual y soltando un poco de sus feromonas. Comenzaba a probar cuanto se abría la mente del lobo hacia ella. Por el momento nada.

Layan gruñó duro y otra vez intentó alejarla con sus feromonas, él quería protegerla, pero ella, a pesar de que se estremeció se mantuvo en el lugar.

-Me estás haciendo daño- ella se enderezó un poco y entrecerró los ojos con un brillo inusual- Me duele.

Al parecer estas palabras hicieron mella en el lobo porque sus feromonas se reprimieron al momento a pesar de que su rostro estaba serio. Por lo visto su madre tenía razón. Ambas tenían una facilidad innata para controlar a sus parejas.

-Así está mejor- ella acercó sus labios a su mejilla- Solo quiero hacerte sentir bien. Soy tu compañera, quiero estar a tu lado. Te necesito- no mentía realmente. La cicatriz en su cuello dolía y realmente necesitaba estar cerca de él pues su pecho dolía, solo que esta vez ella tenía segundas intenciones lo que no le diría. El lobo de Layan parecía que pensaba menos en el sentido que se dejaba guiar más por su instinto. Y ella debía aprovechar eso al máximo, excitarlo lo suficiente para que no tomara en cuenta que tenía que mantenerla lejos de su cabeza.

Layan se pasó la punta de la lengua por sus labios tocando incluso los de ella y Priscila sacó su lengua para lamerla. Layan se removió debajo de su cuerpo y abrió su boca agarrando los labios rojos de su pareja.

Ella solo se dejó mientras sus manos amasaban su cuello, hombros duros y tensos de estar en la misma posición y las desplazó hacia el duro pecho de él. La sentía temblar ante el toque de ella. Tanto que él la había sofocado en las noches y ahora ella tenía la oportunidad de devolvérselo con todo. Movió su cadera de forma circular sobre la erección dura que palpitaba contra su propio sexo y gimió en medio del beso.

Fue entonces que sintió levemente como la atención de Layan se desviaba y dejaba una muy efímera abertura. Estaba funcionando.

Soltó la boca de Layan y se desplazó para lamer el cuello de él y rozar la piel con sus colmillos. Podía sentir las venas de esta palpitando mientras su cadera hacia ligeras embestidas contra ella. No llevaba ropa interior así que lo único que los separaba era la tela del pantalón que ahora llevaba puesto y esta tenía una mancha húmeda, no supo de cuál de los dos.

-Layan- ella gimió ante la fricción sobre su botón aún muy sensible de la relación pasada. Su cuerpo estaba demasiado sensible, y era como si el calor la devorara por dentro. Dios deseaba la lengua de Layan sobre ella. Que se la comiera completa, que la tocara y que la volviera loca. Si, tenía libre albedrío ahora para hacer con él lo que deseara, pero tener las manos de Layan sobre su piel era inigualable. Y soltarlo no era una opción. Podía tener a su lobo ahora mismo en la palma de su mano, pero dejarlo suelto, con lo temperamental que era, estaba fuera de discusión.

Pero… el interior de ella palpitaba tanto que la estaba volviendo loca. Como si su cuerpo pudiera ser llenado para recordar la forma del miembro de su pareja dentro de ella. Por suerte al haber pasado su celo la mente de Priscila estaba lo suficientemente consciente como para no ser ella la que se dejara llevar completamente por su instinto.

Reina del Alfa #2 Serie: Almas De Lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora