Caída por el barranco

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Layan solía molestarse por mucha cosas. Era un lobo bastante hormonal, por lo que a pesar de que siempre sonreía su carácter era impredecible. Pero Priscila nunca lo había visto tan molesto en todo el tiempo que habían estado juntos. Ni siquiera en sus encontronazos anteriores.

Los ojos de él se habían vuelto totalmente dorados y sus colmillos eran muy evidentes. Y Priscila se separó un poco de él al sentir que su olor se volvía agrio.

-Me dijiste que no saliera del castillo porque tenía mi celo, así que tuve que hacerme cargo de él para salir. Así de fácil- ella le respondió.

Layan podía estar molesto y aterrar como ahora, pero Priscila no le tenía nada de miedo. Más bien, le temería más a su madre si me molestaba que incluso su mismo padre y eso que hablaba de dos alfas. Quizás era debido a que llevaba la sangre de ellos.

-No juegues Priscila- la mano de él se cerró con fuerza alrededor de su brazo y apretó.

Ella frunció el ceño.

-Me estás haciendo daño. Acaso estamos volviendo al inicio lobo- ella entrecerró los ojos. Paciencia cero.
Y cero también para Layan. Con solo pensar ...se estaba volviendo loco.

-¿A quién le entregaste tu celo?- le gruñó.

Priscila se quedó atónica pestañeando.

-¿Qué?-

-Te estoy preguntando de a quién le entregaste tu celo. No me mientas porque no respondo de mi- su voz era tan grave, y Priscila pudo ver como dos pares de orejas se formaban el la cabeza de Layan, así como una larga cola aparecía detrás. Las uñas de él se enterraban en su brazo. Su parte salvaje estaba tomando el control al pensar que su loba le había sido arrebatada.

Ella mantuvo su rostro apacible, más bien, se volvió frío en ese momento. Layan podía estar separado de la conciencia de su bestia interior pero los dos debían considerarla porque después de todo los dos eran Layan.
-Ves. No confías en mí- le soltó.

Layan frunció el ceño.

-Me dices que confíe en ti pero te encuentro y tu celo desapareció cuando me lo prometiste a mí. Acaso-

-Acaso nada, ¿me crees una loba que se acostaría con cualquiera?- agitó su brazo y se soltó de él aunque la piel se desgarró y comenzó a sangrar.

Dio un paso atrás y lo enfrentó con los ojos tan plateados que parecían fundidos.

-Priscila estoy hablando contigo- Layan se levantó cuando ella dio media vuelta para alejarse.

-Siempre es lo mismo contigo. Sacas conclusiones y nunca me escuchas- ella le gritó alejándose de él.

Layan gruñó y fue a seguirla cuando una línea de hielo apareció delante de él cortándole el paso. Pero eso no lo detuvo y pasó por encima sin que le hiciera daño. Agradeció que el poder de la loba no le hiciera efecto porque estaba seguro que no era una simple línea de hielo.

-Está bien- dijo exasperado- Si dices que no has tenido sexo con ningún lobo, entonces dónde está tu ce...- se quedó parado.

Si lo pensaba con la mente fría se daría cuenta que era imposible que ella hubiera tenido sexo con otro lobo sin que él lo supiera. Estaban vinculados, a medias pero vinculados, así que lo sabría al momento, además que ella rechazaría a ese lobo. Además, aparte no había rastros de otra mordida en su nuca, algo que era normal durante los celos, ni tampoco tenía otras marcas en su piel. Entonces ella...

-¿Te diste cuenta?- ella se detuvo y se giró hacia él. Estaba molesta- Crees que le daría mi celo a cualquiera. Me crees una loba de ese calibre cuando me he mantenido solo para ti-

Reina del Alfa #2 Serie: Almas De Lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora