Sangre de omega

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Nebraska estaba sentada en su cama completamente sumida en sus pensamientos, mientras una caja que contenía diferentes piedras descansaba en sus muslos. No eran piedras cualesquiera, era el último legado que le había dejado su familia y que ella se la había heredado a Priscila cuando cumplió cinco años.

A simple vista eran simples piedras pero nada más lejos de la realidad. En el interior de cada una se escondía un poder de protección enorme. Pensaba al principio que eran simples cuentos de generaciones, pero su madre le había dicho que cada piedra estaba conformada por la sangre cristalizada de cada omega al morir.

Recordó que había llorado cuando le había dicho aquello penando que ella también se convertiría en una roca cuando muriera. Su madre la había abrazado riñéndose de esa conclusión que no era del todo falsa. Solo la sangre que se derramaba de los ojos de los cuerpos fallecidos se convertía en un trozo de cuarzo rojo como los que tenía dentro del cofre.

Nunca los había tocado directamente. De cierta forma le tenía miedo a esas piedras por muy hermosas que fueran, pero nunca pudo botarlas. El día que Priscila las vio se quedó fascinada, su ojos brillaron y no solo sus ojos, las piedras resonaron cuando fueron tocadas por ella. Nebraska sabía que de alguna forma estaban en mejores manos con Priscila.

Cerró los ojos. Hacía poco que había hablado con su hija, antes de que Hades la hubiera cargado y la hubiera traído al cuarto para descansar. Recordaba que su mente se había vuelto completamente negra y un espacio como cuando estuvo atrapada en su subconsciente se proyectó. Todo completamente negro, vacío y calmado.

NO dio ningún paso. Se sentía segura en aquel lugar, en vez de aquella vez que Liam estaba también allí. Y más fue su felicidad cuando el cuerpo de su hija comenzó a materializarse delante de ella.

-Priscila- no pudo evitar sonreír. Todavía se impresionaba de cómo se parecía a ella y a la vez tanto a Hades. Su esposo era hermoso, Priscila había heredado eso de él.

Se acercó y la abrazó. Los brazos de Pris pronto envolvieron su cintura y sonrió. Nebraska pestañeó extrañada, no por el hecho de que la menor sonriera, sino por la forma en que lo estaba haciendo.

-Priscila, tu sonrisa, es más real que antes ¿Qué ocurrió mientras estabas fuera?-

La loba dio un paso atrás.

-Solo algunas cosas madre, pero no puedo demorarme mucho, hablar contigo de estar forma es un poco agotador para mí- le acarició la mejilla a Nebraska- Prometo que después te doy todos los detalles-

-Eso espero- su madre le punteó la frente con cariño- ¿Y cómo te va con Layan? ¿Te trata bien?-

Priscila se tomó unos breves segundos para responder pensando su respuesta.

-Me va bien, es un poco lento para algunas cosas pero estoy segura que pronto caerá. No puede resistírseme mucho tiempo-

Nebraska suspiró.

-Tampoco lo fuerces mucho y después te haga daño si no accede Pris. Sé que lo declaraste como tu lobo pero me preocupa que él no quiera estar contigo y tu corazón sea roto. Sabes cómo se pondría tu padre si después estás llorando por él-

-Madre, realmente no sé si estás de mi parte o la de él-

-¿Qué crees? Layan es un muy buen amigo. Nos debemos mucho y lo quiero pero tú eres mi hija y si tengo que arrancarle cada pelo de su cuerpo lo haría sin duda-

Priscila pestañeó lentamente.

-Si mi lobo supiera lo que dices de él no pensaría tanto en ti- esta vez su sonrisa fue un poco melancólica.

Nebraska le acarició la mejilla y dejó que Priscila la restregara contra su palma.

-Layan solo es un amigo y él se dará cuenta con el tiempo de que las cosas son así. Sé bien de sus sentimientos pero nunca los podré corresponder. Yo estoy enlazada a tu padre y lo amo. Es el único para mí. Layan es un lobo terco pero no es insensible. La conexión entre ustedes es fuerte, yo también la pude sentir, solo dale su espacio, de seguro sucumbirá al final. Después de todo no cualquiera puede tener a mi hermosa hija detrás de él-

Si su madre supiera que ella ya había tomado una decisión importante. Layan había pasado a segundo plano por el momento. Había cosas más importantes.

-Madre- cambió su tono de voz- necesito un favor grande. Recuerdas las piedras que me regalaste en mi cumpleaños. Esas que no te gustaban pero que eran especiales- la vio asentir- ¿podría mandármelas con alguien de confianza? Las necesito-

Nebraska quiso preguntar para que pero no quería meterse en los asuntos de su hija y más cuando se lo había pedido con ese tono de que no diría nada más.

-hablaré con tu padre para que envíe a alguien confiable con ellas-

-Gracias ma. Ahora debo irme, creo que estoy ya pasando mi límite- sus párpados estaban pesado- Dale saludos a mis hermanos y a Pa que no trabaje demasiado-

-Lo primero sí que puedo. Lo segundo, tu padre también es un alfa terco, eso lo sacaste de él y en parte a mí, así que a menos que lo saque de la oficina para hacer algo más instructivo no creo que deje su trabajo de lado.

Priscila pensó que se parecía a Layan, sobre todo cuando se encerraba en su estudio peor no lo mencionó. Sentía que no podía mantenerse mucho tiempo en aquel lugar. Así que le dio un rápido beso a su madre antes de desaparecer completamente.

Sonidos en la puerta sacaron de sus pensamientos  Nebraska que casi se había quedado dormida rememorando la conversación con su hija. Se levantó guardando la caja y abrió la puerta luego. Un soldado estaba parado frente.

-¿Qué ocurre?-

EL guardia hizo una reverencia.

-Reina, el alfa solicita su presencia en su estudio. Dice que es un tema relacionado con uno de sus hijos y es urgente-

Eso hizo que la omega casi corriera en dirección a la oficina de su esposo y abriera la puerta. Había pánico en su rostro casi siempre neutro, pero cuando se trataba de sus hijos no podía tranquilizarse. Pero se sorprendió cuando encontró no solo a Rodrigo, sino también a Leoxi sentado tenso a su lado y frente a ellos, de forma intimidante a Hades. Este último palmeó su lado para que ella se sentara.

Nebraska todavía no comprendía la situación por lo que cuando se sentó miró a Hades.
-¿Qué ocurre?-

El alfa alzó una ceja sin dejar de mirar a su hermano y su hijo adoptivo. No tenían relación de sangre, pero eso no era precisamente lo que le preocupaba.

-Pues algo muy interesante mi esposa. Es una historia que necesito que no te alteres cuando la escuches.

Tanto Rodrigo como Leoxi sudaron. Si Hades era impredecible cuando estaba molesto, Nebraska lo era aún más.

...

Priscila abrió los ojos y se sintió tan mareada que tuvo que sostenerse de una mano para no caer sobre el cuerpo dormido detrás de ella. Forzar el subconsciente de alguien  era algo bastante duro, sobre todo para ella después de hacerse formado a cerrarlo para atrapar a Liam. Además su madre estaba lejos y eso complicaba las cosas.

Se encontró jadeando levemente y con el cuerpo cubierto de una leve capa de sudor frío. Tragó en seco e intentó regular su respiración peor fue interrumpida cuando un brazo fuerte se envolvió alrededor de su cintura y tiró de ella hasta quedar acostada nuevamente sobre la cama.

El peso de Layan se puso entre sus piernas recostándose a su cadera y se alzó sobre sus manos encima de Priscila. Ella miró directamente a esos dos orbes desenfocados y alzó la mano acariciando la mejilla del lobo.

-has despertado, quizás un poco tarde- dijo para recibir un gruñido.

Porque en ese momento no estaba hablando con Layan consiente, sino con la bestia salvaje que era él.

Reina del Alfa #2 Serie: Almas De Lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora