La quiere o la desea?

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Leila había olido a su hermano y había bajado corriendo las escaleras desde su habitación. Pero la imagen que vio la hice quedarse quieto ante su hermano y la mujer que le pareció muy familiar compartiendo una situación incómoda.

-¿Hermano quien es ella?- era muy parecida a Nebraska, pero su cabello era muy largo y negro, sus ojos plateados y su rostro era incluso más refinado y hermoso.

Una pulsada batió su corazón. Nunca había conocido a alguien que podía llamar tanto la atención con su imagen y eso era mucho decir después de estar conviviendo un tiempo considerable con una loba albina. No le gustó aquello y menos la forma en que la expresión corporal de ella giraba posesivamente en torno a su hermano.

Priscila por su parte se alejó de Layan y se acercó a la loba.

-Hola. Debes ser Leila- ella le sonrió con su acostumbrada falsa sonrisa- Y al parecer no te gusto-

Ahí estaba otra vez. Layan resopló. Acaso Priscila no tenía un filtro o percepción del ambiente para hablar. Una cosa era no tener sentimientos y otra era hablar como si los demás no le importara lo que ella fuera a decir.

Se acercó rápidamente y se puso al lado de su hermana rodeando sus hombros con el brazo. El movimiento fue seguido por Priscila recordando que él también le había hecho lo mismo, por supuesto antes de saber que ella era quien era.

-Lei, ella es Priscila, la hija de Nebraska y Hades- se acercó y le murmuró- Recuerda todo lo que te conté. No digas nada-

-¿Por qué no diría nada?- Priscila alzó una ceja recordándole que ella podía leer las mentes y había escuchado por ella lo que el lobo le había comentado- Acaso es un secreto mi estado-

-Priscila, deja de hacer eso. A nadie le gusta que le lean la mente-

-Entonces háblame directamente, pero si no te gusta puedo hacer un esfuerzo aunque si no lo hubiera dicho antes una hembra de tu manada moriría a la intemperie- inclinó su cabeza y lo fulminó con sus ojos plateados- puede que esté vacía pero mis padres me enseñaron principios y la manada siempre va primero. ¿No es así alfa?

El tono que Priscila usaba con Layan no le gustó a Leila y le gruñó a la cachorra. Pris le volvió a sonreír.

-Te gustaba más mi mamá ¿verdad? No te preocupes, no te odiaré por eso. No puedo odiar a alguien- alzó los hombros y el cabello que estaba sobre su hombro se corrió hacia un lado dejando a la vista la mordida en su cuello.

Priscila notó como la loba se quedaba mirándola y fruncía el ceño. Pris notó nuevamente sus pensamientos.

-Antes que pienses algo que no debes, esto lo hizo tu hermano, al igual que la que está en mi nuca- se corrió completamente el cabello hacia atrás dejándola a la vista.

-Priscila- la regañó Layan.

Ella solo cambió el ángulo de su mirada hacia él.

-No fui yo la que pensó que era una puta- soltó como siempre calmada.

Su tono era tan plano y neutral que de verdad parecía una muñeca hablando y eso irritó aún más a Leila. Había notado que esa loba no estaba cómoda con su presencia. No podía hacer nada. No estaba allí solo para jugar como se notaba que estaba ella, sin hacer mucho todo el día como la hermana del alfa.

Leila le gruñó. Porqué alguien como ella estaba allí incomodando a su hermano.

Layan se pasó la mano por el rostro. Realmente Priscila era algo y tendría que enseñarle bien todas las reglas de la manada, empezando con que tenía que respetarlo tanto a él como a su hermana.

Reina del Alfa #2 Serie: Almas De Lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora